La versión de la maestra sobre la forma en que llegaron a su casa G.P. y sus acompañantes y que tiene de cabeza a algunas de las mexicanas de éstos rumbos, estaba muy lejos de ser lo simple que parecía en un principio. Según ella, G.P. es una conocida de una de sus hermanas que desde hace poco tiempo reside de nuevo en México (recuerden que la maestra y toda su familia vivían en España desde hace más de 30 años), me contó que no la conoce de nada y que en ningún momento la invitó a venir a Suiza, que fué su misma hermana desde México la que le pidió hospedarla por un mes sin compromiso de nada, sólo de alojarla hasta seguir con su itinerario que comprendía ciudades como París, Madrid y Barcelona.
La maestra me platicó que el primer problema con G.P. surgió cuando le preguntó la fecha de vuelo de regreso, la intención era que su marido tomara ese día libre para llevarlas al aeropuerto, pero su huésped se sintió ofendida y muy enojada le dijo que si lo que quería era que se fueran solo tenía que decirlo. Se aclararon las cosas al explicarle la costumbre de la anticipada planeación suiza y hasta ahí todo iba bien. Ellas salían y entraban de la casa con toda libertad, de vez en cuando paseaban junto con la familia de la maestra y hasta las llevaron a la estación de trenes para preguntar por boletos para París, su siguiente escala en su viaje. Pero en unos días las amabilidades dejaron de serlo cuando se hicieron evidentes algunos detalles como sus constantes y prolongadas llamadas telefónicas a México (auch! $$$) y el secretismo con el que custodiaban sus nueve maletas de equipaje: cuando salían cerraban la puerta con llave y ésta la guradaban celosamente con ellas en su llavero.
Aparentemente según me dijo la maestra, entre ellas no hubo problema alguno, salvo que unos días antes G.P. le comentó que no pensaba regresarse a México, supuestamente su plan era quedarse ocho meses para trabajar aquí y llevar algo de dinero a su regreso. De hecho G.P. contaba con que ella le diera empleo en el kinder, por ser la dueña, lo que la maestra contestó diciéndole que eso era imposible. Primero porque ella no les podía dar hospedaje por tanto tiempo y luego porque es ilegal trabajar en éste país sin el permiso correspondiente, lo que la causaría problemas a ella y hasta podrían quitarle su licencia de educadora. Según ella, ésta fué única conversación en la que tuvieron un desacuerdo pero que no llegó ni siquiera a una discusión, por eso la tomó por sorpresa el día que llegó acompañada de otra persona para recoger sus maletas e irse, el mismo día en que yo hablaba con ella por teléfono. Le expliqué que una amiga de la persona que les daría acogida (a quien llamaremos L.E.) me había pedido comunicarme con ella porque querían saber por lo menos a quién estaban metiendo en su casa. Fué en ese momento cuando me sobresalté al escucharla decir que tal vez si estarían en peligro porque precisamente unos momentos antes había hablado con su hermana para informarle que la visitante se había ido y ésta le comentó que tal vez habría sido lo mejor ya que unos años antes había salido de cumplir un condena en un reclusorio de la Cd. de México, aunque no especificó los motivos.
Al colgar, inmediatamente hable de nuevo con la amiga de L.E. y le di las malas noticias. A partir de aquí, se ha ido sumando gente que ha querido ayudar a G.R., pero desde lejos. Incluso L.E. quien las tiene en su casa, dió parte a la policía para ver si ellos podrían hacer algo, pero legalmente ella estará como turista los tres meses que dá la ley a éste tipo de visitantes y hasta entonces Migración no podrá deportarlas si eso es lo que quieren. Las otras personas que en un principio ofrecieron asilarla después de contar su historia en la iglesia, ahora han cambiado de parecer aunque sin dejar de prestar ayuda, el estigma de una ex-presidiaria pesa demasiado como para poner en riesgo a la familia. Yo misma me dí a la tarea de investigar un poco y, efectivamente, G.P. estuvo involucrada en un delito muy grave por el que fué condenada y del que solo cumplió una parte debido a que las irregularidades con las que se realizó el proceso hicieron que el caso se re-abriera más tarde ante la intervención de algunas ONG's y la Comisión de Derechos Humanos, la exoneraron declarándola no culpable. Esto es muy diferente que sólo decir que es una ex-presidiaria, pero los prejuicios y tal vez el sentimiento de inseguridad al escuchar 'delito' son implacables en nuestra conciencia familiar.
Debo confesar que yo misma me sentí mal al leer ésto, mi conciencia me reprocha haber juzgado sin tener conocimiento, al final sentí pena por mí y por la pobre G.P. Hace un rato me informaron que L.E. y su esposo se entrevistaron con la maestra para confrontarla con la versión de G.P. y tratar de saber de viva voz si en realidad ésta la había echado de su casa y por qué. Al fin la verdad salió a la luz, no precisamente de la boca de la maestra, fué su marido quien al escuchar la sarta de mentiras (como las que me dijo a mí) con las que trataba de justificarse ante L.E., la desmintió el mismo aceptando que ellos sí le habían extendido una invitación para hacer vacaciones en éste país (por una vez en la vida aplaudo la estricta honestidad suiza). También salió a la luz que la maestra conocía a G.P. desde hace mucho tiempo, que en el tiempo que las tuvo en su casa les cortó el agua caliente, les bloqueó el teléfono para que no hablaran a México y un sinfin de detalles más. Cuando L. M. le mencionó que la policía piensa en hacer responsable de esas personas a la que las invitó y recibió en éste país, la maestra muy segura afirmó que no la pueden involucrar a ella porque "no hay un papel firmado" que así lo pruebe. Con ésto está dicho todo. Seguramente la frase 'el muerto y el arrimado, a los tres días apestan', podría resumir éste relato.
Una amiga mía, aquella que organizó la colecta para Tabasco y Chiapas, ha estado al pendiente de G.P. y las niñas todo éste tiempo. Es ella quien le ha ofrecido pagarle los boletos de regreso a Madrid o México, ayer por instancia de ella fuí yo quien se pasó casi toda la tarde buscando vuelos baratos, le pasé los datos pero no recibí respuesta alguna. Claro que para eso piensa hacer otra colecta entre las personas que están enteradas de la situación, la mujer aceptó encantada y mientras la han visto muy contenta de compras en el centro de la ciudad con las dos pequeñas.
A pesar de todo lo culpable que pudiera ser la maestra de dejarla a su suerte al correrla de su casa, que lo aceptó a final de cuentas, siguen existiendo hechos que no me cuadran:
a) G.P. solo tiene un boleto de regreso a Madrid, dice que el boleto a México se lo quitaron una monjas españolas amigas suyas en viaje de venida. Entonces sí pensaba quedarse?
b) Tampoco tiene dinero. Entonces con qué pensaba ir a París?
c) El marido, que ha hablado con la maestra, dice que le quiere enviar dinero pero no sabe cómo ni a dónde. Por qué el dinero no se lo dió antes de venir?
d) Ella dice que lo único que necesita es un lugar donde dormir hasta la fecha de su vuelo a Madrid que es en Enero. Con qué piensa costear su estancia hasta encontes? o Por qué no se va a un hotel cuando la echaron?
e) G.P. habla de una injusticia cometida por la persona que la invitó y deja que sean otros los que investiguen y hagan que la policía intervenga. Entonces por qué no lo hizo antes ella sola?
Sigo con mis dichos: "por andar de redentora, yo salí crucificada", ahora la mala del cuento soy yo por haber comentado en un principio mi buena experiencia como persona con la maestra. Sigo en lo dicho, yo no tengo nada en contra de ella, a mi no me ha hecho nada de lo que tenga que quejarme, al final fuimos nosotros los que invadimos su intimidad entrometiéndonos en algo que solo a las dos partes involucradas les correspondía resolver.
Los mexicanos somos en general hospitalarios, solidarios, patriotas o patrioteros, sentimentaloides, hasta cursis mi atrevería a decir. Pero también en general somos mentirosos, nos gusta salir bien librados de cualquier problema a costa de lo que sea, aventureros, conchudos, ingenuos y valemadristas, no lo puedo negar. Son éstos contrastes lo que nos hace un país único en su genéro, pero los que también nos lleva a situaciones nefastas y, de paso, llevarnos 'entre las patas' a algunos cuantos.
Arriba México!