Hace tiempo la hija de uno mis sobrinos mayores, mientras comía una salchicha, se atragantó hasta el punto de quedar algunos segundos sin aire y con la cara casi morada por la asfixia. Los padres desesperados, pero sin perder un segundo, hicieron hasta lo imposible por hacerla expulsar el pedazo de carne aunque en el intento le hayan lastimado un poco el abdomen. Pero aunque parezca exagerado, le salvaron literalmente la vida. Los accidentes domésticos pueden ocurrir en cualquier momento, a cualquiera le pueden pasar, pero no se puede culpar a nadie porque la mayoría de las veces son puramente fortuitos como en éste caso.
Hay otro tipo de accidentes en los que una imprudencia puede tener un desenlace fatal como el caso de los hermanitos italianos que, mientras se bañaban en la tina, tomaron el secador de cabello de su madre para jugar y murieron instantáneamente al sufrir una tremenda descarga eléctrica cuando lo metieron en la bañera. Con los niños nunca se sabe, por eso hay que tomar muchas precauciones mientras más pequeños sean. No quiero decir que en éste caso la madre haya tenido la culpa, un descuido lo tiene cualquiera, pero se hay que poner atención hasta la más mínima cosa cuando la edad de los chiquitines no les permita medir consecuencias como éstas.
En casa yo peco de exagerada: los cuchillos siempre los dejo en el fregadero cuando termino de usarlos, los aparatos eléctricos que se usan en el baño los desconecto siempre y nunca los uso mientras alguien está en la bañera o la regadera, los encendedores o cerillos los guardo celosamente en lugares donde mis hijos no puedan alcanzarlos, los líquidos flamables están bajo llave y muchos más etcéteras. Y aunque estoy conciente que eso no me garantizará que mis querubines nunca puedan sufrir un accidente, siempre que puedo trato de alejar el peligro de ellos y les machaco hasta el cansancio lo que puede pasar si me desobedecen y toman algo que esta prohibido.
Todo esto vino a mi cabeza con el comentario de mi maridis, quien estaba muy consternado por el caso de la muerte de la hija del boxeador Mike Tyson, que accidentalmente se ahorcó con un cable hace unos días. No quiero ni imaginar lo que sentirá la madre de la pequeña, seguramente en algún momento ha llegado a sentirse culpable, pero es que simplemente no se puede estar cada segundo del día pegado a los chiquitines para protegerlos. En un abrir y cerrar de ojos, las desgracias suceden y en el peor de los casos pueden quitarles hasta la vida.
