La clase de música de Christof en éste su segundo año escolar es algo muy especial, su maestra hizo de lado la flauta (instumento tradicional en los primeros grados) y apasionada a los ritmos africanos llenos de percusiones, decidió iniciar a sus alumnos en el estudio del djembe. Comenzó por enseñarlos a fabricar por si mismos uno muy rudimentario hecho con una maceta de barro y papel pergamino común y corriente, al mismo tiempo mientras las capas del pergamino iban secando, los iba introduciendo en la teoría de los tonos más simples para a su corta edad y motricidad. Una vez listo el instrumento y pasadas las primeras clases, mi hijos se volvió fanático de él, me pidió uno de verdad pero me esperé unos meses hasta hablar con la maestra para saber si tenía aptitudes que hicieran valer compra. Fué uno de sus regalos de navidad.
Desde que lo tuvimos en casa me fascinó el bello tambor, inmediatamente quise tocarlo pero de mis manos torpes y sin educación, solo salieron ruidos que en nada se parecían a un ritmo. Coincidió también que por aquellos meses vi la película The Visitor nominada al Oscar, en una parte de la película el protagonista se interesa por aprender a tocarlo también y lo hace poco a poco de manera muy tímida en solitario. Su vida había sufrido cambios drásticos y es precisamente la parte en la que se decide a tocarlo en público, la que lo hace liberarse de esa timidez, tanto personal como musical. Lo hace en algo llamado Drum Circle: un grupo de personas tocando tambores manuales y percusiones en círculo. Para mí fué la escena que más me llamó la atención y la que me dió la idea para hacerlo yo también. Me compré un DVD con un pequeño curso para principiantes y le fuí agarrando sabor. Comencé por acompañar algunos de mis CD's favoritos con el djembe, cuando Chris lo deja en casa, y hasta el fin de semana pasado me animé a hacerlo delante de unos compadres que estuvieron de visita en casa.
El sábado Chris estaba invitado por su maestra a un Drum Circle en una ciudad cercana al pueblo donde vivimos, creo que yo era la más animada, aunque el niño también esparaba con ansia que llegara el día. Además la sesión tendría un plus importante, pues sería moderada y acompañada por el famoso djembero californiano Cameron Tummel, qué más se podía pedir?. El evento lo organizó una escuela de percusiones local, también participaría la maestra de mi querubín y algunos de sus compañeros.
La entrada fué abierta para todo público, músicos o no, al aire libre. Al llegar al lugar, encontramos toda clase de percusiones dispuestas en un enorme cículo: djembes, bongós, timbales, tambores, bombos, maracas y miles de etcéteras. Christof llevaba el suyo, pero los que ahí había eran para uso de los espontáneos (como yo) que se animaran nomás de ver. Aquí el testimonio:
Solo hice video del principio y el final porque en el inter yo también le di fué al tambor. No se puede apreciar muy bien la mecánica del Círculo, en la que el moderador o director (en este caso Cameron) lleva al grupo por todos las combinaciones musicales posibles de los instrumentos haciendo subgrupos a los que en algunas ocaciones les pide ciertos ritmos. Por eso hay que estar atentos a sus indicaciones durante toda la sesión. Fueron dos horas de tocar el cielo con las manos, nunca mejor dicho, sentir el ritmo de las percusiones correr por todos los sentidos y permanecer en comunión musical con todos aquellos desconocidos al mismo son, es simplemente una experiencia grandiosa y difícil de describir. Al menos para los que amamos este tipo de música.
Saluditos a ritmo de tambor!
Desde que lo tuvimos en casa me fascinó el bello tambor, inmediatamente quise tocarlo pero de mis manos torpes y sin educación, solo salieron ruidos que en nada se parecían a un ritmo. Coincidió también que por aquellos meses vi la película The Visitor nominada al Oscar, en una parte de la película el protagonista se interesa por aprender a tocarlo también y lo hace poco a poco de manera muy tímida en solitario. Su vida había sufrido cambios drásticos y es precisamente la parte en la que se decide a tocarlo en público, la que lo hace liberarse de esa timidez, tanto personal como musical. Lo hace en algo llamado Drum Circle: un grupo de personas tocando tambores manuales y percusiones en círculo. Para mí fué la escena que más me llamó la atención y la que me dió la idea para hacerlo yo también. Me compré un DVD con un pequeño curso para principiantes y le fuí agarrando sabor. Comencé por acompañar algunos de mis CD's favoritos con el djembe, cuando Chris lo deja en casa, y hasta el fin de semana pasado me animé a hacerlo delante de unos compadres que estuvieron de visita en casa.
El sábado Chris estaba invitado por su maestra a un Drum Circle en una ciudad cercana al pueblo donde vivimos, creo que yo era la más animada, aunque el niño también esparaba con ansia que llegara el día. Además la sesión tendría un plus importante, pues sería moderada y acompañada por el famoso djembero californiano Cameron Tummel, qué más se podía pedir?. El evento lo organizó una escuela de percusiones local, también participaría la maestra de mi querubín y algunos de sus compañeros.
La entrada fué abierta para todo público, músicos o no, al aire libre. Al llegar al lugar, encontramos toda clase de percusiones dispuestas en un enorme cículo: djembes, bongós, timbales, tambores, bombos, maracas y miles de etcéteras. Christof llevaba el suyo, pero los que ahí había eran para uso de los espontáneos (como yo) que se animaran nomás de ver. Aquí el testimonio:
Solo hice video del principio y el final porque en el inter yo también le di fué al tambor. No se puede apreciar muy bien la mecánica del Círculo, en la que el moderador o director (en este caso Cameron) lleva al grupo por todos las combinaciones musicales posibles de los instrumentos haciendo subgrupos a los que en algunas ocaciones les pide ciertos ritmos. Por eso hay que estar atentos a sus indicaciones durante toda la sesión. Fueron dos horas de tocar el cielo con las manos, nunca mejor dicho, sentir el ritmo de las percusiones correr por todos los sentidos y permanecer en comunión musical con todos aquellos desconocidos al mismo son, es simplemente una experiencia grandiosa y difícil de describir. Al menos para los que amamos este tipo de música.
Saluditos a ritmo de tambor!
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