Hace algunos ayeres tuve un grupo de seis amigas que, a fuerza de trabajar en el mismo edificio y vernos 12 horas diarias cinco días de la semana, terminamos por compartir hasta los días de descanso. Entre ellas había dos, que tenían cierta forma de ver la vida muy particular: su centro neural era el sexo. Su única diversión era quitarse los "novios" entre ellas (de los que cada una tenía varios) y competir en la cantidad de regalos costosos y/ó dinero en efectivo que podían obtener de sus conquistas.
Muy guapas las dos y expertas en el arte del amor, se decían amigas y nunca discutían entre sí cuando alguna se daba cuenta de la traición de la otra y viceversa, sólo esperaban el momento oportuno para pagarse con la misma moneda. A mi también me tocó sufrir los "desvaríos" conductuales de ambas.
Con la que menos peor me fué y que era mi secretaria, fué darme cuenta cómo MI novio la llamaba por teléfono y la esperaba a las tantas de la madrugada, desde la esquina de la casa de ella. Años después me enteraría que durante nuestro noviazgo, si habían tenido "algo" que ver. Y digo que fué lo menos peor, porque hombres así, se encuentran veinte en cada esquina. Además a ella me une un parentezco muy cercano, que por mucho dolor que me haya provocado, tuve que hacer de tripas corazón porque la seguiré viendo el resto de mi vida.
Con la otra a la que llamaré V.J., me pasó algo más complejo que me hizo reconsiderar mi forma de pensar en cuanto al diferente significado e importancia que cada persona le da a la amistad. Esta mujer adicta al sexo, de tanto llevar el cántaro al agua (en alguna ocasión tuvo sexo con tres personas diferentes en un sólo día, en su oficina), se embarazó de uno de sus tantos "amigos" haciéndole creer a su novio oficial (de que los hay, los hay) que era suyo. Al resto del grupo nos dijo estar segura de que la paternidad de su bebé pertenecía a un compañero nuestro, que también laboraba en el edificio y que estaba "felizmente casado". Nunca se escondieron ante los ojos de todos los que trabajábamos ahí, que no éramos pocos, pues era un pequeño complejo de diferentes empresas en donde todos nos conocíamos. Así que más o menos la comunidad estaba enterada de lo que sucedía entre ellos.
Su embarazo no fué fácil, constantemente se sentía mal en plena jornada laboral y era yo la que siempre la llevaba al médico ó a su casa en esas situaciones. Curiosamente, y aunque sus múltiples amigos no se percataron de su estado hasta que éste estuvo muy avanzado, era a mí a quien llamaba incluso desde su casa para llevarla o traerla cuando lo necesitaba. Debo reconocer en éste punto que yo también me pasé de "piadosa" (allá en mi rancho le dicen de otra forma), pero su situación me daba mucha pena y siempre pensaba en lo sola que estaba a pesar de tener tantos admiradores y enamorados.
Nació su bebé, su novio reconoció al niño y al mismo tiempo le propuso matrimonio, tenían todo planeado para casarse en una ceremonia pequeña y contaban hasta con una casa que él había venido pagando desde hacía algunos años. Ella no dejaba de verse con el padre de su hijo y con los mismos "hombres" de siempre, incluso con los novios y/ó amantes de algunas de sus amigas, con las que constantemente participaba en grotescas discusiones con algunas de ellas por ésta causa.
Unas semanas antes de su boda, llegó su novio al edificio casi a primera hora de la mañana, ella fué a mi oficina a dejarme la llave de la suya y a pedirme que la excusara ante su jefe por dejar el despacho solo. Al día siguiente nos enteramos de la cancelación de la boda debido a un ANONIMO que recibió el que sería su marido, en donde le contaban con pelos y señales las disipadas jornadas sexuales que ésta chica acostumbraba a tener, dentro y fuera de su centro de trabajo. Durante los días siguientes ella actuaba con mucha calma, diciéndonos a todas que tarde o temprano las cosas se solucionarían y ella terminaría casada con éste muchacho.
Una tarde de viernes en la que ella no fué a trabajar, se organizó un convivio entre la gente del edificio, para variar me llamó por teléfono desde su casa para pedirme que fuera por ella porque le habían avisado que nos reuniríamos (por supuesto que quien se encargó de avisarle fué el padre de la criatura, con el que llevaba una relación paralela). Ya en el camino de su casa a la oficina, y con su bebé en brazos porque no encontró nadie que se lo cuidara, me mostró la carta anónima que había recibido su novio y me preguntó: reconoces la letra? La vi detenidamente y no me recordó la escritura de nadie que yo conociera, se lo hice saber y además le dije que tal vez la persona que la envió le pidió a otra que la escribiera, pues sería muy ingenuo pensar que siendo un anónimo, fuera el mismo autor quien lo hiciera.
Como un cubetazo de agua fría me cayó su respuesta: "claro, dices eso porque fuiste tú la que ideó todo ésto, porque me tienes envidia". No podía creer lo que estaba oyendo, qué le podría yo envidiar a una vida como la suya llena de problemas inncesarios? Tal vez pensaba que le envidiaba su belleza, ó el hecho de poder acostarse con cuanto hombre le pasara por enfrente, pero eso sería una locura; quien en su sano juicio envidia una vida llena de soledad y banalidad? Quería llorar, reír, gritar ... todo al mismo tiempo, cómo era posible que teniendo tantos enemigos (incluyendo a la esposa del padre de su bebé, que estaba enterada de su relación), se atreviera a pensar en mí? Sí, en mí que siempre que me necesitó estuve ahí para apoyarla, ayudarla, escucharla ... y ahora venía a culparme a mí de toda su desgracia.
Detuve el coche en pleno Constitución, saliéndome a la lateral a la altura del Consulado Americano y le pregunté si era una broma, ella contestó que no. Entonces, tratando con muchísimo esfuerzo de calmarme, le dije "mira, nomás no te bajo del carro porque traes a ésta criatura inocente contigo, pero todo ésto que te pasa te lo has buscado tu y te voy a decir por única vez que yo no tuve nada que ver en ésto, no me voy a justificar ni a darte mil explicaciones para que me creas eso depende de tí, de tu inteligencia y del sentido común. Te voy a llevar a la fiesta, pero lo mejor será que te regreses en taxi, porque éste que era gratis ya no tiene servicio para tí".
No volví a articular palabra en todo lo que restó del camino, ella se disculpó con miles de excusas inútiles que no me hicieron cambiar de opinión, creo que ésta fué la primera vez actué en forma coherente con lo que pienso y me valió sorbete el temor de perder una amistad, si a éso se le podría haber llamado así.
En el nombre de la amistad se cometen muchas injusticias, muchos abusos escudados en la confianza que se tiene, situaciones parecidas a ésta me habían sucedido antes pero nunca había tenido el coraje de hacerme valer. En mi opinión los amigos también tenemos un compromiso, un deber de respeto y lealtad como cualquier matrimonio o parentesco, y el abuso que de ellos se haga daña para siempre cualquier relación por muy añeja y entrañable que sea. Sigo siendo entregada a mis amigos, sigo confiando en la gente y en quien quiera compartir una parte de su tiempo conmigo ... hasta que se me demuestre lo contrario.
Arrivedercci!