Primero que nada quiero agradecer la respuesta unánime en los comentarios del post pasado. Agradecer también su apoyo y sus palabras de aliento en lo que fué uno de nuestros momentos familiares más críticos de los últimos tiempos. Informar asimismo que Christof está bien, cada día mejor bendito sea Dios, gracias al sentido común de su maestra que ha jugado un papel muy importante para que el incidente no se magnifique demasiado. Sin embargo, me quedó una inquietud muy grande al pensar que tal vez mi forma de describir las cosas, haya inclinado la balanza de los hechos hacia un punto que posiblemente no sea tan justo para la contraparte.
Más que otra cosa, no quisiera dejar en ustedes -compatriotas míos- una imagen satanizada del suizo. No, no todo el país está compuesto de gente como la que habita en el pueblo donde vivimos y ésto también tiene una razón. Si bien es cierto que los suizos son muy celosos de su cultura y de sus tradiciones, a veces hasta llegar un punto extremo, también tengo que reconocer que ésto no pasa en toda la geografía helvética y para una mejor comprensión, dejo aquí algunos datos relevantes del poblado en el que resido:
Está compuesto 543 héctareas de superficie y 2,712 habitantes. El 17.4% somos extranjeros. Solo un poco más de la mitad del total de habitentes pertenecemos a alguna religión, dato interesante (aunque no determinante) si se toma en cuenta éste aspecto como parámetro de valores sociales y morales. En su mayoría, los residentes de origen local pertenecen al partido socialista que más iniciativas de ley ha propuesto en contra de los derechos de los extranjeros y de las facilidades para obtener la naturalización de éste país. Quizá ésto explique de algún modo su 'cerrazón'. De manera no formal, se le conoce como una comunidad cerrada en la que NO solo los extranjeros no son bien aceptados, sino también los mismos suizos de otros lugares que vienen a residir aquí. Siendo así, el tema racista no parece tomar importancia, sino su lucha en favor de no verse perdidos en costumbres ajenas y desconocidas.
Hasta aquí, lo tengo muy claro, comprendo perfectamente el sentir de un grupo que ve amenazada su homogeneidad ante la 'intromisión' de personas de otras culturas o entidadades que pudieran interferir en el bienestar social que por cientos de años han tratado de conservar intacto. El problema fué que, cuando nos decidimos a comprar nuestra casa, no tomamos en cuenta éste aspecto como fundamental para llegar a vivir a una comunidad ya establecida y con éste tipo de normas no escritas. Blame it on us. De todo ésto nos dimos cuenta un poco tarde, ya cuando mis hijos llegaron a la edad escolar y el imprescindible contacto con el resto de la pobación nos hizo ir conociendo poco a poco éste lado de la vida que éstabamos muy lejos de imaginar, ni siquiera mi marido. De ésta situación no podemos señalar culpables, si acaso la mala suerte de llegar a vivir al lugar equivocado entre la gente equivocada.
Ahora, en el caso de Chris, tampoco se trata de ir con las autoridades escolares con una actitud destructiva, amenazando y peleando (esto lo aprendí de mi esposo). Y no por falta de ganas o pruebas que nos den la razón, sino con la conciencia de que cualquier paso en falso que demos, tendrá repercusiones en contra de mi hijo dentro de su entorno. Primero, sus compañeros ahora si tendrán argumentos suficientes para rechazarlo 'con Christof no, porque vienen sus papás y luego hay problemas'; en segundo lugar, mi hijo se acostumbrará a que cada vez que pase algo 'mis papás vienen y lo arreglan por mi' y lo más importante: el jugará el resto de su vida el rol de 'víctima' y así lo tratarán los demás. Si, es cierto que el director había actuado muy pasivamente, pero nuestras palabras y disposición de colaborar pacíficamente seguro nos dará una solución más positiva que el que resultaría de exhibirlos ante la opinión pública (algo que a mi también se me había ocurrido). Es bien conocida mi posición en cuanto a que la comunicación verdadera y sincera, puede vencer muchas más barreras que las acciones hechas desde el estómago. Esta vez, la situación de Chris no tuvo nada que ver con el racismo, sino más bien una evidencia palpable de falta de respeto y valores como los que estamos acostumbrados en nuestras culturas latinas. No es que sean malos, más bien tienen otras prioridades diferentes a las nuestras. Existen más casos como éste en la escuela, el mismo director nos los mencionó, para lo que ya se están implementando medidas dirigidas a la plantilla de maestros para la resolución de conflictos entre los escolares.
Tengo muchas amigas mexicanas con hijos que han pasado por algun incidente escolar parecido, la diferencia es que no han pasado de ser incidentes ocasionales y no tan frecuentes como en nuestro caso. Esto me confirma que simplemente estamos en el lugar incorrecto, como mencioné antes. Tampoco descartamos la idea de irnos a vivir a otro lugar con mente mas abierta, en donde las diferencias entre sus habitantes sean menos marcadas, pero no queremos darnos por vencidos y huír como delincuentes. Todos merecemos otra oportunidad y por ahora, las cosas van caminando a nuestro favor para que se haga un poco de justicia con mi pequeñito. Tal vez por lo menos nos ganemos el respeto de la comunidad y lo dejen en paz, si no, la huída será más que obligada.
A grosso modo, éstos son los elementos que tenemos que considerar, para no caer en la generalización negativa de un país que, como todo, también tiene sus fallas. Los aspectos positivos de vivir son muchos , eso ni duda cabe, éste país es el número uno en seguridad, economía y bienestar social para sus ciudadanos. Es un país tranquilo, bello y tradicionalista, la calidad de vida es inmejorable y los beneficios de un gobierno casi libre de corrupción lo hacen un paraíso terrenal. A nosotros nos tocó conocer uno de los lados negativos, pero tengo la seguridad de que puede mejorar. No niego que lo que pasó a mi hijo era algo que merecía alzar la voz y así lo hicimos, pero estamos seguros que dentro de éste pequeño país, existe un lugar para nostros donde podamos ver la vida de otro color.
Una vez más les reitero mi agradecimiento, me sentí arropada y comprendida, por sus palabras a la distancia. Eso no se paga con nada.
Auf Wiedersehen!