Violencia policial: no es exclusiva de México

Ultimamente cuando se habla de México en el extranjero, se destaca en la mayoría de los casos el tema de violencia e inseguridad que se vive en nuestro país desde hace algunos años y que ha llegado a su momento extremo en los últimos meses. En USA hasta se han hecho llamadas de advertencia a través de los medios, advirtiendo el peligro que se corre al viajar a tierra aztecas y enfatizando la nula intervención de las autoridades que muchas de la veces se suman a los abusos y actos criminales.

No lo niego, me duele confirmar que es verdad, la situación de la seguridad mexicana se vuelve cada día más caótica; se podría pensar que la causa estriba en la calidad de subdesarrollo que tiene estigmatizado a México desde hace décadas, pero al ver los casos en países del Primer Mundo no queda muy clara ésta justificación. El caso más reciente, sucede en España, específicamente en Barcelona. Muchas denuncias por abusos de autoridad en su departamento de policía, alertaron al gobierno, que en última instancia decidió monitorear a sus cuerpos policíacos con el fin de deslindar responsabilidades. El resultado? chéquenlo ustedes mismos:

Y eso que los catalanes se consideran a sí mismos como los más avanzados y los menos españoles (más europeos que el resto de España), con éste problema perdieron todo el glamour. En fin, que "el zorro no se ve la cola" y hablo de la visión generalizada que tiene el mundo de México, no sólo de España; la violencia es el común denominador en cualquier parte del planeta y no es exclusiva de países "en vías de desarrollo" como México y el resto de Latinoamerica como nos han hecho creer.

Saludos!

P.D. Chiste de catalanes. En España los catalanes tienen fama de tacaños (igualito que los regios) y se cuenta una historia sobre un madrileño que, encontrándose en Barcelona, llegó a un puesto de periódicos y compró una revista. El madrileño, muy mala leche por cierto, le paga con una moneda de dos euros (sabiendo que costaba €2.10). La mujer que lo atendía le dice en catalán: - "falten deu cèntims" (faltan diez centavos). El hombre haciéndose el inocente le contesta: - "lo siento, no le entiendo". La mujer le repite la frase: "falten deu cèntims" y el hombre le contesta lo mismo: - "no entiendo". Ya en tono de enojo ella le dice casi gritando "!que le faltan diez centavos!". Entonces el hombre saca los diez centavos y los pone en su mano al tiempo que dice: - "ya decía yo que éstos catalanes por diez centavos son capaces hasta de hablar castellano!".