Hace dos años conocí a una mexicana (E.H.) residente de éstos lares chocolateros, que creció y vivió la mayor parte de su vida de soltera en Monterrey. Desde hace un tiempo, su familia mexicana emigró a una de las ciudades fronterizas con Texas por razones familiares, pero E.H. no deja de escaparse para visitar familiares y amigos a Monterrey en cada uno de sus viajes. Es natural, quien ha vivido ahí y sepa apreciar la bondad de ésta tierra, no deja de sentirse regio por nada del mundo, a pesar de todos sus defectos e inseguridad.
Hace unos meses me llamó para decirme que había conocido a otras dos o tres regias que viven cerca de ella (en los alrededores de Zürich) e hicieron una reunión para convivir un poco. A partir de ésa vez, comenzaron a frecuentarse más y ahora lo hacen regularmete una vez al mes, de vez en cuando se llaman para salir a bailar ó cenar aunque no siempre va todo el grupo que mi amiga E.H. dió por llamar el Regioclub.
En cada una de ésas reuniones me invitaba, pero siempre por imprevistos resultaba que no podía asistir. Ayer fué la primera vez, coincidiendo con que la reunión fué precisamente en su casa y que se canceló otra que yo iba a tener en la mía. Llegué con cierto temor a las desconocidas y al principio me porté como "pollo recién comprado" como diría mi abuela. Pero pasados los primeros minutos, me fuí relajando, sientiéndome más cómoda y empecé a ser la de siempre. Al poco rato ya estábamos atacadas de la risa y preguntándonos miles de cosas para conocernos mejor. Y es que no es lo mismo estar entre mexicanas de todas partes, que convivir con un grupo de nuestro terruño. Recordar lugares específicos, chistes locales, hasta escuchar el mismo caló ... eso no tiene precio. Ojo, no digo que una cosa sea mala y la otra buena, simplemente no es lo mismo.
Aunque no estuvieron todas, las que conocí anoche, de entrada me cayeron bien por espontáneas y su don de gente, sin excepción. Tal vez la edad de tres de ellas (menores de 30) o el carácter sencillo y desenfadado de todas, hizo de la velada una noche muy divertida. Nos reímos como locas, cenamos muy a gusto y unas hasta dejaron el tenedor y el cuchillo para cantar y bailar con Los Fantasmas del Caribe.
E.H. echó la casa por la ventana con la cena, consiguió en una carnicería de un conocido, una buena cantidad arracheras (acá no se hace ese corte de carne) que ella misma marinó. Nos preparó frijoles a la charra, guacamole con totopos, cebollas asadas, tortillas y cervezas mexicanas! Por un momento me olvidé que me encontraba a un océano de distancia de mi Monterrey adorado, la música, la plática, las risas todo era como magia norteña que me envolvió el alma y me hizo añorar mi tierra.
A Elena, Gaby, Nancy, Talina, muchas gracias por acogerme en su grupo como una más y hacerme sentir parte de él, en especial a E.H. y su marido (quién asó la carne) quienes trabajaron muy duro para regalarnos ese pedacito de Monterrey que por una noche me hizo soñar despierta. Y arriba el norte, sí señor!
Hace unos meses me llamó para decirme que había conocido a otras dos o tres regias que viven cerca de ella (en los alrededores de Zürich) e hicieron una reunión para convivir un poco. A partir de ésa vez, comenzaron a frecuentarse más y ahora lo hacen regularmete una vez al mes, de vez en cuando se llaman para salir a bailar ó cenar aunque no siempre va todo el grupo que mi amiga E.H. dió por llamar el Regioclub.
En cada una de ésas reuniones me invitaba, pero siempre por imprevistos resultaba que no podía asistir. Ayer fué la primera vez, coincidiendo con que la reunión fué precisamente en su casa y que se canceló otra que yo iba a tener en la mía. Llegué con cierto temor a las desconocidas y al principio me porté como "pollo recién comprado" como diría mi abuela. Pero pasados los primeros minutos, me fuí relajando, sientiéndome más cómoda y empecé a ser la de siempre. Al poco rato ya estábamos atacadas de la risa y preguntándonos miles de cosas para conocernos mejor. Y es que no es lo mismo estar entre mexicanas de todas partes, que convivir con un grupo de nuestro terruño. Recordar lugares específicos, chistes locales, hasta escuchar el mismo caló ... eso no tiene precio. Ojo, no digo que una cosa sea mala y la otra buena, simplemente no es lo mismo.
Aunque no estuvieron todas, las que conocí anoche, de entrada me cayeron bien por espontáneas y su don de gente, sin excepción. Tal vez la edad de tres de ellas (menores de 30) o el carácter sencillo y desenfadado de todas, hizo de la velada una noche muy divertida. Nos reímos como locas, cenamos muy a gusto y unas hasta dejaron el tenedor y el cuchillo para cantar y bailar con Los Fantasmas del Caribe.
E.H. echó la casa por la ventana con la cena, consiguió en una carnicería de un conocido, una buena cantidad arracheras (acá no se hace ese corte de carne) que ella misma marinó. Nos preparó frijoles a la charra, guacamole con totopos, cebollas asadas, tortillas y cervezas mexicanas! Por un momento me olvidé que me encontraba a un océano de distancia de mi Monterrey adorado, la música, la plática, las risas todo era como magia norteña que me envolvió el alma y me hizo añorar mi tierra.
A Elena, Gaby, Nancy, Talina, muchas gracias por acogerme en su grupo como una más y hacerme sentir parte de él, en especial a E.H. y su marido (quién asó la carne) quienes trabajaron muy duro para regalarnos ese pedacito de Monterrey que por una noche me hizo soñar despierta. Y arriba el norte, sí señor!
Mañana tenemos una cumpleañera en casa!
3 comentarios:
Keru!! que lindo!!, me da mucho gusto que llegue a tu vida gente valiosa, y tienes razón es bien padre cuando tienes esa afinidad , cuando platicas los chistes locales, eso hace de pequeños detalles grandes momentos y ayer tuviste uno asi. Bien amigocha!!! . Arriba el norte!! Mientras yo desde aqui pongo mi granito de arena y cuido tu tierra. Un abrazo.
ayy que padre, la verdad es que cuando estas lejos de casa y de porntio alguien te apapacha con las cosas tipicas de tu tierar es lo maximo...hasta a mi se me antojo estar ahi y eso que si estoy en Monterrey jajaja
Que buena onda Keru, ya me imagino a que te saben los pedacitos de Monterrey por allá, que rico platicar con gente que viene de donde mismo, es otra cosa, como dices ya se compartes los chistes locales y demás cosas, ojalá sigas en contacto con ellas, y sigas pasandote tus ratos regios. Un abrazo.
Nancy
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