Ayyy mis hijoooossss!!!

No señores, no es la llorona suiza, sino el grito de su segura servidora, ésta tarde. Me explico: después de la comida y de haberse ido mi querubín al kinder de nuevo (lunes y martes tiene clase también de tarde), nos quedamos solas la tremenda Zara y yo. Me disponía a llevar mis "chivas" del gimnasio a lavar, cuando la muy ingrata me pide que le encienda la tele para arrullarse, porque está muy cansada y quiere dormir un rato. Normalmente, cuando el niño no está, ella se aburre sola y duerme hasta que llega el hermano; por lo que para mí no era nada anormal que quisiera irse a los brazos de Morfeo.

Ingenuamente, la dejé acostadita en el sofá y me fuí a dejar mis cosas en la lavadora, ya de pasadita pensé en hacer algunas llamadas y mandar unos mails de unos trabajos que me encomendó mi amigo el cura (ahora colaboro con él en una columna que tiene que publicar semanalmente en un periódico de la iglesia local). Sin darme cuenta, al terminar mis pendientes en la computadora, pasaron dos horas de inmensa tranquilidad y empecé a sospechar que algo andaba mal. Cuando vuelvo a la sala me encuentro con ésto:








La mitad del bote de gel para el cabello estaba precisamente ahí, en el suyo!!! Cuando la ví, se me cayeron los chones, pero al siguiente segundo me dió un ataque de risa incontrolable. Precisamente llevaba la cámara en la mano para guardarla, nunca me imaginé que la tendría que usar en un momento "Kodak" como éste. Pero al fin y al cabo, nada que un regaderazo no pudiera resolver:



Lista para la siguiente diablura:



Esto me hizo recordar, que mi otro diablillo ya había hecho de las suyas con un bote de talco, cuando contaba con dos años menos de los que tiene ahora ésta traviesota:



Con los querubines nunca se sabe cuando hay que tener a mano los aparatos que inmortalizan esas situaciones. Que tengan linda tarde de martes!