septiembre 20, 2010

Fin de semana en Barcelona


Desde la primera vez que visité Barcelona (BCN) me quedé enamorada de esa ciudad. Fue hace más de 7 años, yo llevaba a Zara en mi vientre, y la magia apareció nomás llegar cuando los malestares propios del embarazo desaparecieron sin explicación alguna.

En aquella ocasión recorrí casi todos los puntos turísticos en el Turibus, el clima estuvo perfecto a pesar de tratarse del mes de octubre y hasta tuvimos oportunidad de mojarnos los pies en la playa. Me prometí volver y así lo hice en dos ocasiones más, en las que poco a poco fuí recorriendo algo más de geografía. Y lo que me falta aún!

El fin de semana pasado fué la cuarta visita -y espero no se la última- ahora sin la compañía de mi familia, pero igual la disfruté al máximo. El pretexto fue un concierto de Chayanne, de quien mi amiga Engel Dafnè es megafan. A mi me cae bien el pela'o, pero no tengo ni un solo disco de él, así que lo tomé como un plus de nuestro cortísimo fin de semana.

A nuestra llegada al aeropuerto, el viernes por la mañana, nos sorprendió la enorme cantidad de gente que se movía por sus pasillos; de los vuelos de todas partes del mundo bajaban como hormiguitas muchos visitantes en su mayoría jóvenes. Luego nos enteramos que también había un congreso de Medicina, pero no lo suficientemente impactante para la masa turística que vimos. Tal vez sería por ser uno de los últimos fines de semana del verano, aunque raro por no tratarse de temporada alta.

No hospedamos en un hotelito muy coqueto del Barrio Gótico, aunque nuestro objetivo habría sido uno en plena Rambla, pero el sobrecupo no nos lo permitió y a pesar de haber hecho la reserva meses antes, ya todo estaba lleno.



Por la tarde salimos un rato a pasear por La Rambla (la foto la tomé de noche, al regreso), luego pasamos a Plaza Cataluña a hacer algunas compritas y nos quedamos en la terraza del Café Zürich (para no extrañar tanto) a viborear un rato. Ahí vimos pasar gente de toda, desde una chica vestida idénticamente a Gloria Trevi, hasta esta otra que según ella estaba leyendo pero se pasó más de una hora viendo por encima del libro a su alrededor en este lugar tan extraño: la salida del metro:



El clima no fue muy amigable debido a la lluvia, aunque la temperatura estaba de lo más agradable como para shorts y camiseta. El concierto fue por la noche en una municipalidad llamada Badalona a las afueras de BCN y ahí nos agarró un aguacero de aquellos, que nos hizo mojarnos hasta la conciencia a pesar del paraguas. Casi un diluvio.

El regreso del Pabellón Olimpíco de Badalona -donde fue el concierto- fue menos atropellado que la ida porque ya no llovía, asi que decidimos no llamar al taxi para que nos recogiera y tomamos el metro. Eran pasadas las once de la noche, en otra circunstancia algo no muy seguro, pero el mar de gente en el que nos encontrábamos nos dió luz verde para viajar con toda confianza.

Cenamos en un restaurant de comida típica del País Vasco, otra región española, que fue toda una delicia culinaria: xistorra (una especie de chorizo) y espárragos lampreados como aperitivo, para la cena yo pedí chuletón de res a la plancha (madre santa! como de medio kilo!) con "patatas" fritas; Engel pidió un filete de ternera. Ni a cuál irle de sabrosos, la cocina española es algo de lo que uno no se puede perder en la vida.

Chistorra

El sábado nos levantamos algo tarde, pero no por eso nos podíamos perder los churros con chocolate tan tradicionales por allá. Los míos los pedí sin azúcar y sustituí el chocolate por un café, porque el chocolate caliente es tan espeso, que con una cucharada hubiera tenido para acabarme de subir el azúcar.

Luego visitamos el más que famoso Mercado de la Boquería, una explosión de aromas, colores y gente. Innumerables turistas tomando fotos de las carnes colgantes, la fruta fresca y lista para llevarse a la boca, los jugos recién exprimidos y muchos etcéteras más.






Ya por la tarde nos fuimos a consentir un rato, nos encontramos una estética de chinos en la que además de cortes de cabello, tintes y cuidado de las uñas, ofrecía servicio de masajes. Yo luego luego pregunté por el pedicure -me encanta- y la chinita muy solícita se ofreció a darme también masaje en los pies... que ricoooo! Y todo por 25 euros, había que aprovechar porque en Suiza jamás encontraría una oferta así.



Para cerrar con broche de oro, buscamos un buen restaurant de tapas españolas para nuestra última cena en Barcelona. No caminamos mucho, en seguida lo encontramos:

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Fueron dos días intensos y divertidos en los que la plática, la comida, la música y las largas caminatas, nos dieron a las dos un respiro en nuestros quehaceres diarios con la familia. Quiero volver a Barcelona, todas las veces que se pueda, una de mis ciudades favoritas for ever!

Ála, a trabajar se ha dicho, majos!

5 comentarios:

parking aeroport de barcelona dijo...

Interesante! Saludos

Nancy dijo...

Barcelona! ojalá algún dia tenga la fortuna de conocerla y también Londres.

Keru fantástica reseña de tu viaje y más en una ciudad tan cosmopolita como esa.

Recibe un abrazo grande!

Nancy

Anónimo dijo...

Visca catalunya!!!

Anónimo dijo...

Hola Keru !!! que rico te la pasas entre vacaciones largas y cortas , y nos las relatas tan bien que hasta parece que fueramos contigo .
Gracias por compartir esas experiencias.
Saludos desde Los Angeles Ca.
Martha

Anónimo dijo...

he escuchado q barcelona es una museo al aire libre por su hermosa arquitectura,, ojala algun dia tenga la oportunidad de disfrutarla. Saludos de sonora, mexico!