junio 25, 2010

Rod Stewart Live 2010, Swiss Edition


Hacía muchos meses que habíamos comprado los boletos, así es la cosa en estas tierras; parecía una fecha que no llegaría... pero llegó. El cosmos se confabuló para que todo nos saliera perfecto, aún siendo un martes: mi comadre se ofreció voluntariamente a cuidar de mis querubines y el maridis no tuvo contratiempos en el trabajo para salir temprano.

Llegamos al Hallenstadion con una hora de anticipación, en la que pudimos hacer una fila de perro para pagar el estacionamiento por adelantado -para no andar con las prisas a la salida- y 'echarnos un taco' antes de entrar al recinto.

En todas la filas se veían solo cabezas calvas y/o canosas masculinas, las mujeres iban muy ochenteras con cualquier cantidad de tonos capilares que no escondían las 'lineas de expresión' provocadas por las décadas. No en vano todos teníamos algo en común: el gusto por la música de un hombre al que le faltan unos años cumplir los 70.

Aún a once años de haber llegado a Suiza, me sigue sorprendiendo el orden y la paciencia de la gente en este tipo de eventos. Nada de aglomeraciones, empujones o peleas; tampoco fué necesario revisar bolsas o cuerpos en busca de algo 'raro' que pudiera pertubar la paz del evento. Todo fluía como cuchillo caliente sobre la mantequilla... tranquilo, expectante.

También es de llamar la atención, la falta de convivencia entre los asistentes, las dos parejas que nos tocaron a los lados no se hablaron durante todo el concierto. Ni siquiera en los quince minutos previos al inicio, que fué cuando llegamos a nuestros lugares.

En boleto decía claramente que no estaba permitido hacer video o fotografías, me supuse que todos acatarían la orden como es costumbre por acá, así que dejé mi cámara en casa. Por si las moscas, re-cargué la pila de mi celular.

La función comenzó en punto de las ocho de la noche, no hubo teloneros -se necesitaba acaso?- y luego de unos minutos de introducción musical, saltó al escenario ese rubio legendario de los pelos parados. Mi corazón se aceleró sin proponérmelo, la adrenalina explotó desde muy dentro manifestándose por mi garganta.



Solté unos gritos de adolescente que me hicieron recordar aquellos videos en blanco y negro de las fanáticas de los Beatles. Me salió lo mexicana cuando al ver ex-flaco le grité a mi maridis en perfecto francés "noooooo, no chingueeeeess!!!!" El solo me veía divertido y me apretaba la mano que tenía libre.

En la otra, tenía apuntando mi celular hacia el escenario, había seguido el ejemplo de los demás a quienes les valió sorbete las restricciones escritas en nuestro pequeño contrato hecho boleto de entrada. Todos tomaban video y, los menos, hacían fotos.

Un ejército de camarógrafos de la prensa estaba a nuestras espaldas cargados de enormes telefotos, que yo solo había visto en la televisión. También estaba la consola master llena de ingenieros trabajando como hormiguitas, que hicieron que todo saliera casi a la perfección.

Y digo casi, porque en un momento del concierto, sucedió un error que ni los mismísimos científicos de la NASA hubieran podido evitar: al buen Rod, se le olvidó la letra de una de las canciones de su más reciente álbum "I'ts the same old song". Sin más, paró en seco a la banda luego de haber cantado la introducción a capella y reconoció ante todos "sorry, it was my fault, I missed the lyrics!".



ANECDOTARIO: Cuando interpretó Hot Legs, se aventó la puntada de repartir balones oficiales desde el escenario pateándolas el mismo. Se cambió 5 veces de ropa. Le costaba subir y bajar las escaleras de la escenografía. Por momentos se le iba la voz. Su estilo de bailar sigue siendo el mismo y la energía nunca le faltó. Sus músicos y coristas, unos virtuosos. El contacto con el público al 100% y su sentido del humor, mejor que nunca.

Recuerdo haber ido a uno de sus conciertos en Monterrey hace muchos años, pero ahora si que la memoria me falla y no doy con la fecha exacta. En aquel entonces era más rockero, hoy convertido en un crooner y baladista excelente, no pierde la sensualidad de voz y movimiento.

Dos horas dan para mucho, desde sus primeros temas como "The first cut is the deepest" hasta los últimos éxitos de Soulbook (2010), pero la canción que llevó hasta ahí aquella noche fué la que más disfruté de toda la velada: "Some guys have all the luck".

Igual me quedé con las ganas de "Young Turks", "Passion", "Tonight I'm Yours", "Tonight's the night... it's gonna be alright" y "Forever Young". Pero no me quejo, porque ese fué otro de mis sueños, hechos realidad. Aqui dejo una probadita:



Por favor hagan caso omiso de mis gritos, la temblorina y los berridos en el video, pero es que siempre se me olvidaba que estaba grabando. Luego tendré algún tiempo para editar los bloopers. Lo cierto es que fuí feliz durante el rato que duró, de plano me olvidé del mundo entero y me entregué a la música, mi pasión.

See you later aligators!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que padre experiencia y tu video esta de diez. Con que programa lo editas? Saludos