Hace tiempo leí una historia romántica bellisima en el blog del ganador en aquel entonces del premio 20 Blogs que convoca el periódico digital 20 Minutos en España. Me gustó tanto que quise compartirla en un post pero me encontré con un pequeño problema cuando, fiel a mi costumbre, tendría que publicar el link de donde lo habría tomado. El dilema radicaba en que la temática de dicho blog se basaba generalmente en posts sobre relatos sexuales demasiado explícios que rayaban en la pornografía y lo vulgar, que digo vulgar, vulgarsísimo... bizarro, pues. Ante tal confusión le pregunté a alguien con mucha más experiencia en la blogósfera, mi indesición de incluir o no el link puesto que, aunque me gustan los relatos eróticos y no tengo ningún problema en expresar cuestiones sexuales, aquello simplemente se alejaba mucho de mi estilo. La respuesta de aquella persona, quien sugirió publicar el link, simplemente me dejó con un extraño sabor de boca por su justificación: "publícalo, dí que es el ganador del concurso ese que es muy famoso y así tus lectores van a pensar que eres una pesona muy culta, toda una intelectual!!!". Después de aquello decidí no publicarlo porque simplemente no me gusta pretender ser quien no soy, así de sencillo, a quién engañaría? qué ganaría con obtener una admiración artificial?. Me dejó pensando si la mayoría de gente hace eso: fingir, pretener, engañar a los demás y/o a sí mismos, será?. Y después, se sentirán tranquilos consigo mismos creyéndose sus propias mentiras regodeándose con su falso orgullo?.
Siguiendo con el libro que mencioné hace unos posts de Fernanda Tapia sobre los sueños, ésta autora nos regala en su último capítulo, un tratado sobre ésta 'cualidad' mentirosilla del mexicano por tratar de ser eso... lo que no se es, para soñar con una realidad que solo podemos encontrar en lo ficticio. Lo transcribo íntegro (a ver si no me meto en broncas por los derechos de autor):
Qué fuerte! Al menos para mí lo es porque, en la mayoría si no es que en todo el texto, encuentro mucho de cierto. Seremos todos así?
Pregunta para el infinito
Siguiendo con el libro que mencioné hace unos posts de Fernanda Tapia sobre los sueños, ésta autora nos regala en su último capítulo, un tratado sobre ésta 'cualidad' mentirosilla del mexicano por tratar de ser eso... lo que no se es, para soñar con una realidad que solo podemos encontrar en lo ficticio. Lo transcribo íntegro (a ver si no me meto en broncas por los derechos de autor):
Vivimos en un país conquistado y oprimido, cuya cultura fue aplastada por la barbarie y ahora espera con indolencia su extinción pacífica mediante la negación, lo cual nos convierte en cómplices de la aniquilación al no actuar con asertividad y al dejar morir de hambre y enfermedad a los últimos representantes de buena parte de nuestros orígenes y de nuestra identidad como nación. Al obrar así, lucimos postrados en señal de adoración ante todo lo que, por venir de fuera, juzgamos superior y deseable.
Sí, los "güeritos" nos "rayan". Las chavitas de ojo azul les laten. Se es extranjero, de seguro trae dinero y sabe algo que yo no sé. Aplicarnos la más ligera pátina de todo eso que me hace menos yo y más como ellos, los otros, es sueño "guajiro".
Ahí estaba Don Porfirio, que soñaba en francés. Gobernantes que soñaban con el Castillo de Chapultepec. Chavales que sueñan con su equipo de fut americano con jugadores que no quieren poner un pie en nuestro tercermundista país. En "vaqueritas" que no los voltean a ver ni desde su póster. Casas en Satélite con m all que parezca gringo o, mejor aún, que me haga sentir gringo. O que en el Sur me legitime como intelectual y contestatario latinoamericano. "Izquierdosos" con pretensiones pequeñoburquesas. Cirujanos plásticos que producen naciritas respingonas en serie de "contacto". Chicas que se peinan no frente al espejo, sino frente a la tele, y piensan que son "la chica dorada". Lipofóbicos. Agentes de ventas de bono abultado y todo un nivel de vida pagado por la empresa. Lujos que no me he ganado con el sudor, pero que prefiero disfrutar mientras duran, efímeros. Codearme con los que tienen, olvidarme de la realidad de una cuna con sábanas de seda que no tuve y, por un instante, vivir mi fantasía, mi sueño "guajiro" de pensar que pertenezco, que yo también podría ser un protagonista de Hola y, si no, ya de "perdis" de Caras, Quién o TVNotas.
Todos parecemos perseguir lo que no somos. Hay toda una corriente que asegura que fuimos un experimento genético extraterrestre y que ellos, de apariencia nórdica, se erigieron como nuestros dioses. De ahí la necesidad de venerar rasgos antropomórficos. Será el sereno, pero los bebés se sonríen más ante las caras bonitas que ante fotos de rostros feos. Perdón, pero eso dicen los estudios realizados.
Y muchos de mis conocidos casi se "vienen" emocionados cuando Salinas declaró nuestra entrada al Primer Mundo, guau. Ahora sí. Viajeros de primera. Aunque en México el sueño se convirtió en pesadilla y un porrazo con error del 94 nos regresó a la realidad y nos leyó las nuevas reglas del juego. Si te movías, no salías en la foto.
Megarricos y megapobres. Muchos avances, muchos juguetes, tele y teléfonos satelitales, conexión de banda ancha, ipod, medicina nuclear; es decir, un mundo fantástico, pero del que no todos podían disfrutar. Y ¿qué esperaban? ¿Que los siervos aceptaran con mansedumbre su karma por un sistema divino de castas? ¿Que los de abajo se quedaran "milando" como el chinito? Nomás faltaba, por eso se eleva la violencia, los secuestros, las drogas con su felicidad instantánea y pasajera, la piratería que acerca un remedo de toda esa felicidad artificial a la raza para mantenerla apaciguada. A nadie le hace daño un Rolex de a "mentis" made in China, y cumple muchos sueños "guajiros".
Así vamos por este México donde uno despierta y es posible seguir soñando, aunque esto cada vez más parezca una pesadilla. Legítimos o no, de raza o no, todos wannabes.
Al fin pretenciosos, nos aferramos a nuestra "chaqueta mental", nos negamos a despertar y tratar de aceptar o modificar nuestra verdad, aunque, pensándolo bien, tal vez debamos admitir que esta misma negación es nuestra triste realidad.
Qué fuerte! Al menos para mí lo es porque, en la mayoría si no es que en todo el texto, encuentro mucho de cierto. Seremos todos así?
Pregunta para el infinito
3 comentarios:
Bien lo dijo Chava Flores: "A qué le tiras cuando sueñas, mexicano".
Triste, pero absolutamente cierto. Sólo basta prender la tele y compararla con la gente que ve uno en la calle.
Si asi somos, ya esta documentado en varios libros, el laberinto de la soledad es uno y si no pues por experiencia propia, sobre todo con la raza que se viene a vivir aca a las europas automaticamente ya se sienten de la hight y se inventan un pasado bien fresota, lo malo que pues.. nos e puede mentir tan a la ligera hasta en eso pecamos.. pensamos que con hablar fresa o decir que estudiamos en el tec de mty ya automaticamente negamos nuestra vida pasada en mexicalpan, humilde y obrera o bueno ya no tanto humilde simplemente clasemediera, que pinche afán por querer aparentar ser fresitas, niños bién, ya choleeeeeeeee..! ah! tambien estan los que aparentan una vida de intelectualismo radical izquierdoso, jaja pero pues en el fondo quieren tener la imagen de mirame soy hippiosa, pero hija de mis papis ricos, organizan huelgas en las embajadas mexicanas, movimientos, carteles, y son las primeras que salen en las fotitos, pa que vean sus compas mexicanos que aca ya es toda una lider social y en el fondo reniegan de sus razgos indigenas y de su mexicanismo.
@ Ch. C.:Luego nos quejamos que el país esté como está, no?
@ Anónimo: Ay siii, esos son los peores, los que se sienten de la realeza por vivir en otro país (el que sea) y sienten hasta que el suelo no les merece. Patéticos!
Publicar un comentario