De nacos y malagradecidos

El otro día llevé a mis hijos al McDonald's, llovía mucho y los pobres estaban muy aburridos (bueno, tampoco yo tenía muchas ganas de cocinar, floja que soy). El caso es que después de comerse su Happy Meal, se fueron a jugar y yo me quedé tomando un café, en la mesa de enfrente estaba una pareja de mujeres de mediana edad que al escucharme hablar en español con mis peques se me acercaron para preguntarme de dónde era.

Así empezó la conversación, ellas estaban en Suiza de vacaciones por invitación de una persona de su familia, en casa de la cual estaban hospedadas, y eran originarias del Jalisco. Su carta de presentación ante mis ojos fué su conversación, monopolizada casi en su totalidad por ellas, en la que me comentaban en qué parte de la ciudad de Guadalajara vivían, el tipo de carro que tenían, sus innumerables viajes por México y el extranjero y no sé cuántas bondades más, producto de su buena posición social. Siempre he pensado que quien hablá de sí mismo por sus logros materiales, es porque como persona no tiene nada que ofrecer a nadie, que su valor estriba única y exclusivamente en lo que poseen.

Lo que más me molestó, fué cuando comenzaron a criticar y a quejarse amargamente de la persona que las acogía en su casa. Cómo es posible que "fulanita" no tenga sirvienta? La comida es de lo peor, me decían, los chiles japaleños, tortillas y demás cosas tan sencillas de hacer aqui saben a plástico, nada que ver con lo que hay en México! me decían muy indignadas. También estaban muy molestas porque sus horarios de paseos y salidas, dependían siempre de la disponibilidad escolar de los hijos de su pariente (de hecho ellas estaban ahí, porque esperaban a que la susodicha recogiera a los niños de la escuela para poder irse a Lucerna) además que comerse una hamburguesa era mucho mejor que la "dizque" comida mexicana que se les ofrecía, WTF!!! Sin tomar en cuenta, que todo ésto se lo estaban contando a una extraña a la que acababan de conocer.

Opté por quedarme callada, sabrá Dios que les hubiera dicho de haber abierto mi boca, ante semejante ingratitud e ignorancia de mis paisanas. No entiendo cómo siendo gente tan mundana, cruce un océano entero para pedir tortillas, chiles y chorizo, cuando lo más lógico al viajar es conocer la cocina del país ó región que se visita tratando de escoger lo que más se acerque a nuestro gusto.

El colmo de la ignorancia y la naquez, es comparar el sabor de las comidas mexicanas de éste lado de charco con la originales, claro que nuestros platillos sabrán mejor en nuestro rancho, siempre! pues su origen no es ésta tierra. Criticar y quejarse, cuando se presume de tantas cosas, es sólo una señal de la falta de sentido común y "educación". Lo más triste del caso, es hablar mal de la persona que les abre las puertas de casa, se esfuerza por ofrecerles lo que se piensa les hará sentirse más cómodas (que por cierto en estos lares las cosas mexicanas son muy difíciles y caras de conseguir) y al final solo reciba críticas y quejas.

En fin, que eso de ser "gente bien" no sólo radica en tener "recursos"; para ser agradecido hay primero que ser: bien nacido.

Para quitarnos el mal sabor de boca, ahí les va un chistecillo para empezar la semana como siempre, con una sonrisa:

Una pareja de recién casados. El marido le dice a la esposa:

-"Mi vida, ahorita vengo...“
-"¿A dónde vas, cariño?"
-"Al bar, mi cielito, a tomarme una cervecita."

La mujer se lleva la mano a la cintura y le dice:
-"¿Quieres cervecita, mi amorcito?"

Y en eso abre la puerta de refrigerador y le enseña 25 marcas de cervezas de 12 países diferentes: mexicanas, alemanas, holandesas, japonesas, etc. El marido no sabe que decir, y se le ocurre decirle:
-"Ay mi pichurri, pero en el bar... tu sabes... el tarro helado..."

No terminaba de decirlo, cuando la esposa interrumpe, diciéndole:
-"¿Quiere tarro congelado mi amorcito?"

Saca del congelador un tarro helado, congelado, tan blanco que hasta temblaba de frío. El marido apenado, dice:
-"Si chiquita mía, pero en el bar sirven unas botanas riquísimas...

Vuelvo enseguida.
-"¿Quiere botanitas mi amorcito?"
Abre el horno y el refrigerardor, saca quince platos diferentes de botanas: aceitunas, totopos, cacahuates, papas fritas, palomitas, quesos, caviar, carnes frías, etc.
-"Pero caramelito, en el bar... tu sabes... las maldiciones, las palabrotas y todo aquello...
-"¿Quiere palabrotas mi amorcito? entonces, ¡TE TOMAS LA PUTA CERVEZA EN EL PINCHE TARRO HELADO Y TE COMES LAS CABRONAS PAPAS Y LOS PUTOS CACAHUATES, PERO DE AQUI NO SALES HIJO DE LA CHINGADA!"

Feliz inicio de semana!