abril 04, 2007

Es de bien nacido, ser agradecido


Había un hombre que trabajaba en la oficina de correos, cuyo trabajo era procesar las cartas que traían la dirección ilegible. Un día, llegó a sus manos una carta que traía escritura temblorosa y que iba dirigida a Dios, pero no tenía dirección alguna. Como esa carta no iba a ir a ningún lado, decidió abrirla para ver de qué se trataba.

"Querido Dios:

Soy una viuda de 84 años, que vive de una pequeña pensión. Ayer, alguien robó mi bolsa que tenía 1,000 pesos, era lo que me quedaba de la quincena y ahora voy a tener que esperar hasta mi próximo cheque, no sé que hacer.

El próximo domingo es mi cumpleaños y había invitado a dos amigas mías a cenar, pero sin dinero, no tendré qué ofrecerles, no tengo ni comida para mí, no tengo familia y eres todo lo que tengo, mi única esperanza. Me podrías ayudar, por favor?

Sinceramente María."


Fué tal el impacto que la carta causó al empleado postal, que éste decidió mostrarla a sus compañeros de trabajo, todos quedaron sorprendidos y comenzaron a buscar en sus bolsas y carteras, al final de la tarde, habían hecho un cooperación de 880.00, los guardaron en un sobre y se lo mandaron a la dirección del remitente de Maria.

Esa tarde, todos los empleados que cooperaron, sintieron un rico calorcito en el ambiente y una sensación de satisfacción que tal vez no experimentaban hace mucho tiempo, al saber lo que habían hecho por Maria y sus amigas.

Llegó el domingo y se fué.

Dos días después, llegó a la oficina de correos otra carta de María, la reconocieron inmediatamente por la escritura y porque iba dirigida a Dios.

La abrieron y todos con curiosidad escucharon lo que decía:

"Querido Dios:

Con lágrimas en mis ojos y con todo el agradecimiento de mi corazón te escribo estas líneas para decirte que hemos pasado mis amigas y yo, uno de los mejores cumpleaños de mi vida, y todo por tu maravilloso regalo, debes saber que siempre hemos sido fieles a tu mandato y hemos guardado todos tus mandamientos, tal vez ésa sea la razón de tu benevolencia con nosotras.

Gracias Dios. Por cierto, faltaban 120 pesos, seguramente se los robaron esos cabrones del correo..."


Este relato es patrocinado por mi amigo el que no tiene diccionario, gracias P'pito!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente....
Por un instante me encontre con la pena frente a frente ....finalmente tuve un final sonrriente...

Felicitaciones muy buena tu pagina.

http://desdoblamientointelectual.blogia.com/

Gabriel Bunster dijo...

Un gusto visitarte y disfrutar tus posteos; este me hizo emocionarme con la viejita desolada y en la miseria para luego reirme abruptamente con su salida anti benefactores.
Saludos y te felicito por tu blog.

kerubin@ dijo...

@ Nelson: Gracias por la visita y por tu opinión. Ya pasé por el tuyo, y me lleve una muy agradable sorpresa. Siendo tu tan joven, tienes una sensibilidad muy especial. Saludos.

@ Gabriel: Muchas gracias, viniendo de tí, tus palabras son un inmenso halago.

Nancy dijo...

Kerubin@ mira que casi se me sale una lágrima con la historia de la viejita y luego al último me reí mucho que bárbara. Saludos.


Nancy

kerubin@ dijo...

Sorpresas te dá la vida Nancy!!! Saluditos.