noviembre 24, 2010

Educando a mamá


Durante la repartición de la creatividad, destreza manual y pacienca, seguramente yo estaba papando moscas. Y es que me cuesta mucho echar a volar mi imaginación, cuando de cuestiones artísticas aka manualidades, se trata.

Hoy me reuní con mi comadre del alma y otra amiga, dizque para hacer nuestras respectivas coronas de adviento. En años anteriores la compraba hecha y así no había pierde, pero desde algunas semanas que estoy un poco inmóvil en casa, me ha entrado el gusanito de la decoración y el arte de ser una ama de casa en el sentido estricto de la palabra -versión suiza, claro está.

De hecho, ya la semana pasada comencé por mi cuenta haciendo galletitas navideñas de chocolate, por petición expresa de Zara. La experiencia fue muy divertida y aleccionadora, ja!. Una tradición super arraigada por éstos rumbos, el grueso de la población lo hace siempre con los niños en vísperas navideñas.

Ayer por la tarde fuí al Mercado Navideño más cercano que encontré, pero quedé parada enmedio de tanta chunche festiva no sabía bien a bien, qué ingaos comprar. Ni siquiera sabía cómo eran las bases para la mentada corona, mucho menos lo que lleva en ella.

Tomé varias cosas: esferitas, guirnaldas de perlas que combinaran, algunas piezas de cerámica con motivos alusivos y dos o tres chimistretas más. El marido llegó dizque al rescate y me hizo un comentario que me volvió a dejar en blanco "¿para qué quieres todo eso?, si no es piñata!"

Así que al final dejé todo lo que tenía en las manos y solo me quedé con una cajita de diminutas esferas en un color muy conservador -beige- y unas estrellas de nácar. La dependienta me dijo que las bases para hacer las coronas naturales estaban en la sección de florería y fué ahí donde me dí cuenta que también debería comprar follaje natural: de pino, tuya y piña verde.

Ya en casa de mi comadre, me di cuenta de lo aguafiesta que había sido el comentario de mi media naranja, ellas habían comprado precisamente cosas muy parecidas a las que yo había devuelto a los anaqueles.

Mis amigas, que son muy compadecidas de mi ignorancia doméstica, me ayudaron con ideas e indicaciones de 'cómo debería verse'. El resto lo hice yo mera. Así quedó:


Una de dos: o me estoy volviendo suiza o me estoy haciendo vieja. La cosa es que me está gustando, tanto, que ya tengo la sala llena de cajas para empezar el día de mañana con el arbolito. Otra tarea titánica!

Feliz ombligo de semana!

1 comentario:

Nancy dijo...

Ay Keru! disfruta todas esas cosas! no sabes lo que me gustaría a mi tener el tiempo de hacer todo eso!

Te mando un abrazote y espero que los cuidados que te recomendó el doc mexicano te ayuden a que te recuperes mas pronto.

Besos

Nancy :)