Cuando era niña viví en un país libre, "cual solamente él pudo ser libre", como diría Silvio Rodriguez. Jugaba en las calles y podía ir a visitar solita a mis amigas hasta sus casas sin que peligro alguno me acechara.
Mis padres nacieron pobres, pero con su esfuerzo y trabajo, forjaron un patrimonio que les permimitió educarnos a siete hermanos y vivir una época de bonanza en la que disfrutaron lo que jamás imaginaron en su infancia.
Luego, mis hermanos y yo crecimos y seguimos su ejemplo, aunque la vida se iba endurenciendo un poco y ya no bastaba solo con 'echarle ganas', también pudimos gozar de un México abundante y generoso. Por algunas décadas.
Siempre escuché a los mayores quejarse del gobierno, pero su tenacidad y esfuerzo aún así no se derrumbaban y daban frutos, a pesar de eso. Todavía hace casi once años que emigré a Suiza, dejé a mi país alegre y bollante.
Hoy, veo con infinita tristeza, cómo mi patria se hunde en la deseperanza, la impunidad, el conformismo y el temor. Veo como mi madre se encierra a piedra y lodo por el temor que le causan las balas afuera de su casa. Veo como uno de mis hermanos tuvo que vender su casa y su auto, porque los intereses hipotecarios y las bajas ventas de su negocio lo dejaron prácticamente en la calle.
Veo en las noticias cómo muchos negocios cierran ante la ola de desamparo en los cobros 'de piso' por parte de unos huevones que se escudan en la violencia para quitarles las ganancias de lo ganado con el sudor de su frente. En los camiones, jovencitos drogados despojando a los también 'jodidos' de sus pocas pertenencias.
Tengo miedo de ir a visitar a mi familia, tengo miedo de no volver a ver viva a mi madre que ya pasa los ochenta años, tengo miedo de ir y que les pase algo a mis hijos, tengo miedo.
Mi país se vuelve cenizas, de aquel pueblo solidario y hospitalario que un día fué, hoy solo quedan historias de muertos, pobres e impunidad. Pero... se podrá hacer todavía algo?
Démosle un voto de confianza a ésta nueva campaña que comienza Iniciativa México, hagamos algo, tal vez yo también desde lejos pueda ayudar; mantengamos un hilo de esperanza. No nos dejemos llevar por la crítica malsana y el pesimismo, quizá no sea demasiado tarde.
Mis padres nacieron pobres, pero con su esfuerzo y trabajo, forjaron un patrimonio que les permimitió educarnos a siete hermanos y vivir una época de bonanza en la que disfrutaron lo que jamás imaginaron en su infancia.
Luego, mis hermanos y yo crecimos y seguimos su ejemplo, aunque la vida se iba endurenciendo un poco y ya no bastaba solo con 'echarle ganas', también pudimos gozar de un México abundante y generoso. Por algunas décadas.
Siempre escuché a los mayores quejarse del gobierno, pero su tenacidad y esfuerzo aún así no se derrumbaban y daban frutos, a pesar de eso. Todavía hace casi once años que emigré a Suiza, dejé a mi país alegre y bollante.
Hoy, veo con infinita tristeza, cómo mi patria se hunde en la deseperanza, la impunidad, el conformismo y el temor. Veo como mi madre se encierra a piedra y lodo por el temor que le causan las balas afuera de su casa. Veo como uno de mis hermanos tuvo que vender su casa y su auto, porque los intereses hipotecarios y las bajas ventas de su negocio lo dejaron prácticamente en la calle.
Veo en las noticias cómo muchos negocios cierran ante la ola de desamparo en los cobros 'de piso' por parte de unos huevones que se escudan en la violencia para quitarles las ganancias de lo ganado con el sudor de su frente. En los camiones, jovencitos drogados despojando a los también 'jodidos' de sus pocas pertenencias.
Tengo miedo de ir a visitar a mi familia, tengo miedo de no volver a ver viva a mi madre que ya pasa los ochenta años, tengo miedo de ir y que les pase algo a mis hijos, tengo miedo.
Mi país se vuelve cenizas, de aquel pueblo solidario y hospitalario que un día fué, hoy solo quedan historias de muertos, pobres e impunidad. Pero... se podrá hacer todavía algo?
Démosle un voto de confianza a ésta nueva campaña que comienza Iniciativa México, hagamos algo, tal vez yo también desde lejos pueda ayudar; mantengamos un hilo de esperanza. No nos dejemos llevar por la crítica malsana y el pesimismo, quizá no sea demasiado tarde.
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