Hace apenas dos días hablaba de los adelantos de Christof y de cómo la vida se nos ha ido haciendo un poco más relajada. Pero como en todo existe un 'pero' precisamente, hoy a media mañana, la maestra de Chris me sacó de mis laureles.
Eran aproximadamente las 10:00 de la mañana cuando sonó mi teléfono, del otro lado de la línea estaba la susodicha, por supuesto que con solo escuchar su voz me sobresalté mucho pensando que algo le había pasado a mi querubín. Me preguntó si iba a estar en casa y, ante mi respuesta afirmativa, me comentó que Christof le había informado que no se había tomado el medicamento (el niño recibe Ritalín para sus problemas con el Déficit de Atención que hablaba anteriormente).
También me comentó que durante las dos horas que había estado el niño en la escuela, se había portado algo 'raro' (sic) y que lo iba a mandar a casa para que se tomara la cápsula. Le contesté que estaba en un error, que precisamente yo misma le había dado el medicamento para que se lo tomara por la mañana muy temprano, que además le había dado de desayunar y que, por si fuera poco, también le llevé a la escuela en el coche porque tenía que cargar el djembe (bongó) para el concierto de mañana. Todo eso porque a los suizos hay que explicarles así con manzanas cada paso que da uno, si no, no entienden nada.
Aún así me repitió en dos ocasiones que el niño aseguraba no haberse tomado el medicamento, mismas en las que -llenándome de paciencia- le aclaré que eso no era correcto. Se despidió de mi diciéndome que entonces hablaría con Christof para ver el por qué de su comportamiento.
20 minutos después, sonó el timbre de la puerta... era Christof. Me explicó que su maestra lo mandó a casa para que hablara conmigo sobre su mal comportamiento, éste se refería a que por la mañana había salido con todo el grupo a caminar al bosque y de regreso a la escuela Christof había hecho desorden en el camino acercándose demasiado a la calle -lo cual era sumamente peligroso, según las palabras de la maestrita.
Ya no le di permiso de regresar a la escuela, estaba indignadísima por la actitud tan cómoda de la señora, y decidí esperar a que terminaran las clases para ir a hablar con ella. Mientras tanto hablé con Christof. Me contó que dijo eso a la maestra (no haberse tomado el medicamento) porque tenía miedo que lo castigara por haberse portado mal; a mi vez lo regañé por decir mentiras y por hacer desorden, aunque en el fondo pensaba que era normal que un niño de vez en cuando se porte mal en la escuela y que es el trabajo de la maestra el hacerlo entrar en razón.
A las 11:40 en punto estábamos ya en el salón de clases, los pocos niños que aún quedaban recogiendo sus cosas, me dijeron que la maestra estaba con el director y hacia allá me dirigí. Mientras subía las escaleras que llevan a la oficina del director, la escuché a ella contándole lo sucedido y a él contestándole en un tono un poco autoritario, aunque alcancé a escuchar lo que decía.
Cuando llegué hasta ellos al pie de la escalera, la vi a ella con la lista de teléfonos en la mano, inmediatamente le preguntó a Christof que por qué no había regresado a clases y en ese momento yo empecé a decirle todo lo que de mi ronco pecho pudo salir.
"Buenos días Sr. Director, buenos días Sra. Maestra, mi hijo no volvió a clases porque yo no se lo permití y ahora vengo a aclararle algunas cosas", le dije todavía bufando con la adrenalina a todo lo que dá. Ella me explicó la conducta 'rara' (sic) del niño durante la mañana, pero en sus palabras la noté algo nerviosa, como con miedo.
La dejé hablar y luego pude seguir: "Entiendo que Christof se haya portado mal pero, eso no le da derecho a mandarlo a casa a media mañana, exponiéndolo a algún accidente en la calle o otros peligros mientras yo estoy tan tranquila pensando que él está con usted. Además, usted ya había hablado conmigo y yo ya le había explicado que Christof no tenía a qué venir puesto que si había tomado el medicamento. Eso quiere decir que de ahora en adelante, cada que el niño haga algo mal lo va a mandar a casa a que lo controle yo? Ha hecho antes lo mismo con otros niños? Esta permitido eso en el reglamento de la escuela?"
En ese momento el director intervino preguntándole al niño por qué había mentido y él le respondió que por miedo a un castigo. Ella trataba de justificarse con una risita nerviosa, le temblaba la barbilla y yo no la dejé hablar.
"Si usted no puede tener a Christof en el salón de clase, la solución es sencilla, no lo mando más a la escuela. Seguramente habrá alguien en la Comisión Escolar que me dé otra alternativa para que mi hijo estudie, porque ya estoy cansada de que por un problemita sin importancia y por su falta de paciencia, usted me haga la vida tan difícil. Una vez me dijo que si tuviera dos o tres niños como Christof entonces renunciaría a ser maestra, yo creo que se quedó corta, mi hijo no es ni la mitad de problemático que otros tres o cuatro que yo conozco de su clase".
"Escúchme bien Sra. Maestra, es la última vez que usted envía a mi hijo a casa sin mi autorización, o me veré obligada a tomar otras medidas e ir con otras autoridades escolares".
Como por arte de magia el director se excusó diciendo que tenía otras cosas por hacer y entró en su oficina. Nosotros nos quedamos en las escaleras y la maestra se puso todavía más nerviosa. Ahora si estábamos al tú por tú, ya no tenía a la máxima autoridad de su lado y la ausencia de él solo quería decir una cosa: ella debería de resolver su problema sola.
Seguí diciéndole que en los últimos meses ella no había tenido ningún problema con mi hijo, a lo que asintió con la cabeza, que no consideraba justo que al primer error ella magnificara la situación con una actitud como esa. "Ya reprendí a Christof por su mal comportamiento, de hecho lo castigué sin ver televisión y sin videojuegos por el resto de la semana, pero ese trabajo considero que debió haber sido suyo porque todo sucedió en la escuela, no lo cree?"
"Sra Maestra, no cree usted que todos podemos cometer errores? No tiene derecho un niño, a hacer algo mal de vez en cuando? El medicamento que toma Christof le ayuda a concentrar su atención en la labores escolares, no es un artilugio mágico que lo convierta en el ente ejemplar que usted desea. El niño es un ser individual que tiene su carácter, con errores y aciertos en los que la farmacéutica no puede intervenir. Usted no puede esperar que su desempeño dependa al 100 por ciento en una cápsula, eso lo debe entender y si no puede, busque bibliografía y documéntese un poco".
En lugar de responderme comenzó a hablarme maravillas de mi hijo, que si es muy buen estudiante, que si su carácter es noble y servicial, que si éste había sido en primer problema en mucho tiempo, etc. Terminó pidiéndome una disculpa y garantizándome que nunca lo volvería a hacer, que no había por qué tomar otro tipo de decisiones y que por supuesto no iba a permitir que Christof no regresara a la escuela.
No me imagino qué hagan las madres suizas en éstos casos, no tengo la menor idea de si estaré haciendo lo correcto, lo que si sé es que no voy a tolerar más atropellos por parte de quienes no tienen la capacidad de entender una situación especial como la de mi hijo. Tambié he hablado con él para tratar de hacerle entender que debe controlar su carácter explosivo y rebelde, que debe acatar las órdenes de la autoridad sea quien sea y de lo importante que es la escuela en éste período de su vida. Qué más puedo hacer? pregunta para el infinito.
Auf Wiedersehen!
Eran aproximadamente las 10:00 de la mañana cuando sonó mi teléfono, del otro lado de la línea estaba la susodicha, por supuesto que con solo escuchar su voz me sobresalté mucho pensando que algo le había pasado a mi querubín. Me preguntó si iba a estar en casa y, ante mi respuesta afirmativa, me comentó que Christof le había informado que no se había tomado el medicamento (el niño recibe Ritalín para sus problemas con el Déficit de Atención que hablaba anteriormente).
También me comentó que durante las dos horas que había estado el niño en la escuela, se había portado algo 'raro' (sic) y que lo iba a mandar a casa para que se tomara la cápsula. Le contesté que estaba en un error, que precisamente yo misma le había dado el medicamento para que se lo tomara por la mañana muy temprano, que además le había dado de desayunar y que, por si fuera poco, también le llevé a la escuela en el coche porque tenía que cargar el djembe (bongó) para el concierto de mañana. Todo eso porque a los suizos hay que explicarles así con manzanas cada paso que da uno, si no, no entienden nada.
Aún así me repitió en dos ocasiones que el niño aseguraba no haberse tomado el medicamento, mismas en las que -llenándome de paciencia- le aclaré que eso no era correcto. Se despidió de mi diciéndome que entonces hablaría con Christof para ver el por qué de su comportamiento.
20 minutos después, sonó el timbre de la puerta... era Christof. Me explicó que su maestra lo mandó a casa para que hablara conmigo sobre su mal comportamiento, éste se refería a que por la mañana había salido con todo el grupo a caminar al bosque y de regreso a la escuela Christof había hecho desorden en el camino acercándose demasiado a la calle -lo cual era sumamente peligroso, según las palabras de la maestrita.
Ya no le di permiso de regresar a la escuela, estaba indignadísima por la actitud tan cómoda de la señora, y decidí esperar a que terminaran las clases para ir a hablar con ella. Mientras tanto hablé con Christof. Me contó que dijo eso a la maestra (no haberse tomado el medicamento) porque tenía miedo que lo castigara por haberse portado mal; a mi vez lo regañé por decir mentiras y por hacer desorden, aunque en el fondo pensaba que era normal que un niño de vez en cuando se porte mal en la escuela y que es el trabajo de la maestra el hacerlo entrar en razón.
A las 11:40 en punto estábamos ya en el salón de clases, los pocos niños que aún quedaban recogiendo sus cosas, me dijeron que la maestra estaba con el director y hacia allá me dirigí. Mientras subía las escaleras que llevan a la oficina del director, la escuché a ella contándole lo sucedido y a él contestándole en un tono un poco autoritario, aunque alcancé a escuchar lo que decía.
Cuando llegué hasta ellos al pie de la escalera, la vi a ella con la lista de teléfonos en la mano, inmediatamente le preguntó a Christof que por qué no había regresado a clases y en ese momento yo empecé a decirle todo lo que de mi ronco pecho pudo salir.
"Buenos días Sr. Director, buenos días Sra. Maestra, mi hijo no volvió a clases porque yo no se lo permití y ahora vengo a aclararle algunas cosas", le dije todavía bufando con la adrenalina a todo lo que dá. Ella me explicó la conducta 'rara' (sic) del niño durante la mañana, pero en sus palabras la noté algo nerviosa, como con miedo.
La dejé hablar y luego pude seguir: "Entiendo que Christof se haya portado mal pero, eso no le da derecho a mandarlo a casa a media mañana, exponiéndolo a algún accidente en la calle o otros peligros mientras yo estoy tan tranquila pensando que él está con usted. Además, usted ya había hablado conmigo y yo ya le había explicado que Christof no tenía a qué venir puesto que si había tomado el medicamento. Eso quiere decir que de ahora en adelante, cada que el niño haga algo mal lo va a mandar a casa a que lo controle yo? Ha hecho antes lo mismo con otros niños? Esta permitido eso en el reglamento de la escuela?"
En ese momento el director intervino preguntándole al niño por qué había mentido y él le respondió que por miedo a un castigo. Ella trataba de justificarse con una risita nerviosa, le temblaba la barbilla y yo no la dejé hablar.
"Si usted no puede tener a Christof en el salón de clase, la solución es sencilla, no lo mando más a la escuela. Seguramente habrá alguien en la Comisión Escolar que me dé otra alternativa para que mi hijo estudie, porque ya estoy cansada de que por un problemita sin importancia y por su falta de paciencia, usted me haga la vida tan difícil. Una vez me dijo que si tuviera dos o tres niños como Christof entonces renunciaría a ser maestra, yo creo que se quedó corta, mi hijo no es ni la mitad de problemático que otros tres o cuatro que yo conozco de su clase".
"Escúchme bien Sra. Maestra, es la última vez que usted envía a mi hijo a casa sin mi autorización, o me veré obligada a tomar otras medidas e ir con otras autoridades escolares".
Como por arte de magia el director se excusó diciendo que tenía otras cosas por hacer y entró en su oficina. Nosotros nos quedamos en las escaleras y la maestra se puso todavía más nerviosa. Ahora si estábamos al tú por tú, ya no tenía a la máxima autoridad de su lado y la ausencia de él solo quería decir una cosa: ella debería de resolver su problema sola.
Seguí diciéndole que en los últimos meses ella no había tenido ningún problema con mi hijo, a lo que asintió con la cabeza, que no consideraba justo que al primer error ella magnificara la situación con una actitud como esa. "Ya reprendí a Christof por su mal comportamiento, de hecho lo castigué sin ver televisión y sin videojuegos por el resto de la semana, pero ese trabajo considero que debió haber sido suyo porque todo sucedió en la escuela, no lo cree?"
"Sra Maestra, no cree usted que todos podemos cometer errores? No tiene derecho un niño, a hacer algo mal de vez en cuando? El medicamento que toma Christof le ayuda a concentrar su atención en la labores escolares, no es un artilugio mágico que lo convierta en el ente ejemplar que usted desea. El niño es un ser individual que tiene su carácter, con errores y aciertos en los que la farmacéutica no puede intervenir. Usted no puede esperar que su desempeño dependa al 100 por ciento en una cápsula, eso lo debe entender y si no puede, busque bibliografía y documéntese un poco".
En lugar de responderme comenzó a hablarme maravillas de mi hijo, que si es muy buen estudiante, que si su carácter es noble y servicial, que si éste había sido en primer problema en mucho tiempo, etc. Terminó pidiéndome una disculpa y garantizándome que nunca lo volvería a hacer, que no había por qué tomar otro tipo de decisiones y que por supuesto no iba a permitir que Christof no regresara a la escuela.
No me imagino qué hagan las madres suizas en éstos casos, no tengo la menor idea de si estaré haciendo lo correcto, lo que si sé es que no voy a tolerar más atropellos por parte de quienes no tienen la capacidad de entender una situación especial como la de mi hijo. Tambié he hablado con él para tratar de hacerle entender que debe controlar su carácter explosivo y rebelde, que debe acatar las órdenes de la autoridad sea quien sea y de lo importante que es la escuela en éste período de su vida. Qué más puedo hacer? pregunta para el infinito.
Auf Wiedersehen!
5 comentarios:
valgameee¡¡ Para mi estuvo muy bien el hecho de que fueras ha hablar con la maestra, la responsabilidad mientras estan en el colegio es de ella, como se atreve a regresarlo a su casa.
Que mala onda que la maestra no tenga paciencia, aquí en México creo que sería un niño de comportamiento ejemplar, pero en fin, allá se rigen por otras normas, me parece que hiciste bien en ir a hablar con la maestra, creo que la próxima vez le pensará un poco mas antes de exagerar las cosas con Chris.
Te mando un saludote!!
Nancy
Ay Keru,
Paciencia...te acuerdas lo que platicamos en tu cocina? esto va a ser un camino cuesta arriba durante toda la vida del querubin y ciertamente les es mas facil a los demas culpar al niño que a su propia falta de pericia y especialmente a alguien que deberia estar entrenado para lidiar con niños, como lo es una maestra, estoy contigo en el entripado, yo tambien me hubiera enojado mucho.
Saludos
B
No tengo hijos pero...que ejemplo acabas de dar sobre como defender los derechos de un hijo. Y sobre todo, con toda y justa razon!
Saludos!
Lo que hiciste fue lo correcto. No se cuáles sean las normas en Suiza, pero de ninguna manera en Monterrey se manda a un niño a su casa solo. Como sabes soy maestra de primaria, tengo ya 28 años de experiencia y te diré que te quedaste corta en cuanto a las reclamaciones que hiciste. Yo creo que no deberías de dejar pasar el incidente, pues ellos deben de estar preparados para tratar a los niños. Si acaso tu niño dá muchos problemas en la escuela (que no es el caso) se debe canalizar con los maestros de educación especial, pero nunca tratarlos diferente por sus problemáticas.
Saludos desde Monterrey.
Profra. Gloria López Valenzuela
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