agosto 25, 2009

Salvando una vida

El viernes pasado regresábamos en el coche a casa el maridis, Zara y yo, luego de cenar con la pequeña en un McDonald's cercano. Durante el camino, en el cruce de dos calles principales supertransitadas y mientras esperábamos que cambiara la luz del semáforo, vimos desde lejos en la banqueta una bolita negra que se movía muy lentamente, precisamente debajo del poste de ese semáforo. Avanzamos cuando cambió la luz a verde y cuando pasamos justo al lado, nos dimos cuenta que era un erizo, un animalito muy común y muy respetado por éstas tierras. Normalmente se encuentran en poblaciones alejadas de las grandes ciudades, se pueden ver cruzando calles de pueblitos y hasta señales de tráfico que previenen de manejar con cuidado o detenerse cuando ésto sucede. Pero ¿qué hacía aquel animalito en plena urbe y lejos de su hábitat natural?. Mi maridis, que tiene corazón de pollo, inmediatamente pensó que la criaturita no viviría mucho sin que antes algún malandro lo pateara o un coche lo atropellara. Así que dimos vuelta a la manzana estacionándonos muy de cerca y, utilizando la canasta de las compras diarias, lo metió en ella con la idea de llevarlo a un lugar más apropiado.

Lo trajimos a casa, pensando en dejarlo libre en el boquesito que tenemos atrás del patio. Zara estaba vuelta loca creyendo que lo conservaríamos con nosotros: '¿lo podemos quedar?, ¿lo podemos hacer parte de la familia?' dijo mi chiquitina con los ojitos brillantes de ilusión. Mi maridis le explicó que esos animales, aunque se pueden domesticar, no deben tenerse en cautiverio lejos de ambiente natural. La hizo entrar en razón cuando le dijo que a ella tampoco le gustaría estar encerrada en su cuarto todos los días sin salir a jugar con sus amiguitos, la niña no pudo más que aceptar en tenerlo solo hasta que el animal quisiera y comiera un poco. Estaba asustado, nervioso, sus púas estuvieron siempre hacia afuera como tratando de protegerse contra nosotros. Zara le puso un plato con leche y un poquito de tocino, pero nunca salió a comer ni se movió, ella y su papá estuvieron por dos horas esperando cualquier cambio... pero nada.




Al día siguiente lo primero que hizo al levantarse, fué ir a verlo pero la canasta y el plato de comida estaban vacíos. Se pasó algunos minutos buscándolo en al jardín y los alrededores sin encontrarlo. Mi marido estaba feliz de haberlo salvado de una muerte segura en aquellas calles, aunque un poco preocupado por haber 'alejado de su posible familia' al erizo. Zara sigue buscándolo de vez en cuando, piensa que un día va a volver para jugar con ella. La ilusión infantil, que linda época.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

que bonito post oigame!!

bere dijo...

perdon, se me paso poner mi nombre, no me gusta dejar coments anonimos.. soy bere del uk

Nancy dijo...

Keru!! aunque no soy muy amante de las mascotas ( o tal vez deba decir era) respeto mucho la vida de todo ser vivo y que lindo que hayan hecho esa buena obra con el erizo! creo que es un ejemplo muy bonito el que le dieron a Zara :)

Te mando un abrazo a ti y a todos por allá!!

Nancy

Anónimo dijo...

Saludos Kerubina. Esta lindo el erizo, y la carita de Zara con ¡la ilusión! Que bien que regresaron por el erizo tal vez algún día regrese a saludarlos :) Luna LLena

kerubin@ dijo...

@ Bere: Gracias mi estimada, saludos.

@ Nancy: Otro igual de cariñoso mi Inge del alma!.

@ Luna Llena: Eso esperamos, o si no, de perdido uno de sus amigos para hacer feliz a la Zarilla. Saludos!