Ayer estuvimos en una reunión en la que me encontré con algunas de mis paisanas a las que tenía mucho tiempo de no ver, de entre la plática algunas me preguntaron qué me había hecho y por qué brillaba por mi ausencia en las últimas reuniones. Para no entrar en honduras me salí con el pretexto más común que encontré "mis hijos me traen loca de aquí para allá, ahora soy su chofer", dije con una sonrisa amable. Luego el tema derivó en la edad, en las que todas tuvimos algo que decir porque cual más cual menos, pasamos de la cuarentena y la que no, los anda arañando. La mayoría coincidimos en que es muy cierto que después de las cuatro décadas no se es la misma, y no solo por los cambios fisiológicos que sufre nuestro cuerpo, sino por un cambio más profundo a nivel de pensamiento en el que ya no estamos dispuestas a ser blanco de nada ni de nadie que perturbe el desarrollo 'normal' del camino en linea recta que nos esta llevando a la 'edad madura'.
Una de ellas lo dijo muy elocuentemente: 'nos molestan más cosas que de costumbre, nos preguntamos por qué somos menos tolerantes y a veces no nos gusta sabernos tan quisquillosas', nada más cierto. Pero es el precio que se paga por crecer, el dolor normal que cualquier cambio produce, y aún a los cuarenta años nos sentimos adolescentes desesperándonos con quien no nos entiende. Algunas queremos seguir vistiendo como jovenzuelas, pero al mismo tiempo nos molesta que no nos tomen en serio; otras siguen instaladas en sus quince haciendo berrinches cuando no llaman la atención y las más se lo toman tan a pecho que van por la vida educándonos a las que estamos todavía 'en crisis'. Pero ¿quién nos entiende a las mujeres?. Yo creo que ni nosotros mismas, además de que nadie dijo que hay que entendernos, solo clamamos a gritos un poco de paciencia y comprensión para hacernos un poco más llevadero el proceso.
Por la noche me llamó otra amiga, tiempo atrás se había molestado conmigo por un desacuerdo de opiniones y por no darle la razón en algo que yo creí injusto e incierto, me llamó traicionera y mal amiga, se dedicó a hacerme en público cuanta grosería estuvo a su alcance y a convencer a mis espaldas a otras cuantas de mi mala leche. A pesar de haberle aclardo muy tranquilamente el incidente, siguió en sus trece porque pasaba por una depresión muy fuerte, yo aguanté vara como las meras machas pero el resultado fué nulo. Me alejé sin previo aviso, y es que en esas circunstancias hablar de nuevo no serviría de nada, pensé. Su llamada era para invitarme a su cumpleaños, su depresión había pasado y me imagino que su invitación era una tregua o una bandera blanca para hacer la paz.
Contestó mi marido, no pude hablar con ella, pero fué mejor. Ahora estoy en un dilema: voy o no?. Por un lado quisiera ser coherente con lo que pienso y marcar mi límite de tolerancia, pienso que ir sería como decirle 'ok, aqui estoy, soy tu sparring para cuando tengas otra de tus crisis y me des con todo, al fin y al cabo puedes hacer con mi persona lo que se antoje'. Por otro, por el lado del corazón, claro que quisiera ir a festejar su cumpleaños porque fué mi amiga!, compartimos muchas cosas juntas y nos apoyamos en otras tantas situaciones, claro que la aprecié y mucho!. Estoy convencida en que todos merecemos una segunda oportunidad y ella no podría ser la excepción, quien soy yo para negársela, otra simple mortal llena de errores. La cosa es que no siento lo mismo por ella, ahora me quiero más a mí y para tener el respeto de los demás hay que ganárselo, aunque en éste caso no se cómo sin perderme el respeto a mi misma. A los cuarenta, el concepto de amistad también cambia... cuando aprendemos darnos nuestro propio valor, pero el hilo entre el egoísmo y la seguridad es muy delgado, será que lo estoy estirando mucho?
Algua alma caritativa que aporte su consejo?
Una de ellas lo dijo muy elocuentemente: 'nos molestan más cosas que de costumbre, nos preguntamos por qué somos menos tolerantes y a veces no nos gusta sabernos tan quisquillosas', nada más cierto. Pero es el precio que se paga por crecer, el dolor normal que cualquier cambio produce, y aún a los cuarenta años nos sentimos adolescentes desesperándonos con quien no nos entiende. Algunas queremos seguir vistiendo como jovenzuelas, pero al mismo tiempo nos molesta que no nos tomen en serio; otras siguen instaladas en sus quince haciendo berrinches cuando no llaman la atención y las más se lo toman tan a pecho que van por la vida educándonos a las que estamos todavía 'en crisis'. Pero ¿quién nos entiende a las mujeres?. Yo creo que ni nosotros mismas, además de que nadie dijo que hay que entendernos, solo clamamos a gritos un poco de paciencia y comprensión para hacernos un poco más llevadero el proceso.
Por la noche me llamó otra amiga, tiempo atrás se había molestado conmigo por un desacuerdo de opiniones y por no darle la razón en algo que yo creí injusto e incierto, me llamó traicionera y mal amiga, se dedicó a hacerme en público cuanta grosería estuvo a su alcance y a convencer a mis espaldas a otras cuantas de mi mala leche. A pesar de haberle aclardo muy tranquilamente el incidente, siguió en sus trece porque pasaba por una depresión muy fuerte, yo aguanté vara como las meras machas pero el resultado fué nulo. Me alejé sin previo aviso, y es que en esas circunstancias hablar de nuevo no serviría de nada, pensé. Su llamada era para invitarme a su cumpleaños, su depresión había pasado y me imagino que su invitación era una tregua o una bandera blanca para hacer la paz.
Contestó mi marido, no pude hablar con ella, pero fué mejor. Ahora estoy en un dilema: voy o no?. Por un lado quisiera ser coherente con lo que pienso y marcar mi límite de tolerancia, pienso que ir sería como decirle 'ok, aqui estoy, soy tu sparring para cuando tengas otra de tus crisis y me des con todo, al fin y al cabo puedes hacer con mi persona lo que se antoje'. Por otro, por el lado del corazón, claro que quisiera ir a festejar su cumpleaños porque fué mi amiga!, compartimos muchas cosas juntas y nos apoyamos en otras tantas situaciones, claro que la aprecié y mucho!. Estoy convencida en que todos merecemos una segunda oportunidad y ella no podría ser la excepción, quien soy yo para negársela, otra simple mortal llena de errores. La cosa es que no siento lo mismo por ella, ahora me quiero más a mí y para tener el respeto de los demás hay que ganárselo, aunque en éste caso no se cómo sin perderme el respeto a mi misma. A los cuarenta, el concepto de amistad también cambia... cuando aprendemos darnos nuestro propio valor, pero el hilo entre el egoísmo y la seguridad es muy delgado, será que lo estoy estirando mucho?
Algua alma caritativa que aporte su consejo?
8 comentarios:
Bueno, creo que tu misma ya conoces la respuesta. Creo que al final de cuentas siempre es mejor perdonar y olvidar. Es mas sano y mas conveniente. Independiente de quien tenga la razon, creo que eso es lo que menos importa (aun y si uno la tiene, que se gana al hacer que la otra persona lo acepte?). Ha sido tu mejor amiga y han pasado muchas cosas juntas, creo que definitivamente merece una segunda oportunidad (y hasta una tercera, diria yo). Solo recuerda que los buenos amigos son dificiles de encontrar.
Hola: Si completamente de acuerdo con Samuel,todo esta en como te sientes tu para reanudar la relacion, y si van a ir tu demas circulo de amistades tener en mente que tu eres la que pone los limites y hasta donde les permites llegar, ya sea con comentarios o grocerias, hay personas que se la pasan pidiendo perdon y de buenas a primeras te hacen grocerias y eso nunca lo debes de permitir asi sea que este pasando por su crisis o berrinche, si no donde quedo la disculpa, bueno en mi humilde opinion creo que todos merecemos respeto.
Saludos desde Los Angeles Ca.
Hola Kerubina!
Descrubo tu blog por medio del de Norma del buen pre-texto. Antes que nada quiero felicitarte por los temas que tratas y por tu manera de escribir.
Respecto a tu amiga, pienso que el perdon es un proceso que lleva tiempo, que depende en gran parte de la perdona que te ofendio. Es cierto que invitandote a su cumpleanios te esta dando a entender que quiere recomenzar la relacion, pero tu también tienes que dejar en claro que para que esa relacion pueda seguir funcionando hay que sentar nuevas bases de respeto y confianza mutuos.
En tu caso, yo iria pero solo a dejarle un pequenio presente con una tarjetita exprensandole tus sinceras felicitaciones, no me quedaria a la reunion; esa seria mi manera de dejarle en claro que si me interesa su amistad pero que, el recomenzar va a llevar tiempo, que las cosas no se arreglan asi como asi, y que si desea reanudar la relacion se hara a un ritmo mas lento, teniendo en cuenta las necesidades de ambas, respetandose mutuamente y claro perdonandose, pero tomando en cuenta que el perdon es eso, un proceso lento que al fin y al cabo, si las dos personas se compromenten, puede dar muchos frutos.
Un abrazo y muchos saludos desde Francia.
Silvia
pd: una disculpa por la falta de acentos (teclado a la "francesa" ;-)
¡Saludos Kerubina! Este post me viene como anillo al dedo ya que estoy en una situación similar. Cabe mencionar que si ella fué grosera, el daño es para ella. Coincido con los comentarios de Samuel, Martha y Silvia. Además este tema me sirve para mi así que me voy reflexionando sobre qué voy a hacer con mi amiga. Gracias, te mando un abrazo.
Amix
Tú ve....
los malos sentimientos le pertenecian a ella, no a ti.
El no ir, sería alimentarte de el pasado
Ve, aprecia su invitación, y creo que en ella debe de haber arrepentimiento geniuno.
Date oportunidad para reecomenzar una amistad.
Si no ves en ella una nueva actitud, tu vas a tener la última palabra.
y recuerda siempre, que sus actitudes en el pasado le pertenecian a ella, ella era la grosera, no tú.
un abrazo
Ojala aun te sirva mi consejo jeje no se cuando es o fue la fiesta.
Si me viera en esa situación pensaria: "vieja loca, ya se le paso su malviaje y ahora si quiere andar de manita" pero igual la perdonaria, porque no tiene ningun caso andar cargando rencores ni amarguras, aunque como bien dices ya no es igual, y yo le haria saber que estoy muy agradecida por su invitación, la felicitaria y hasta regalo le mandaria pero no asistiria por el simple hecho de que no me sentiría comoda porque, aunque no lo mencionas, al parecer el festejo seria en casa de ella. Cuando haya otra reunion en lugar neutro y con mas gente seguramente trataria de acercarme a platicar con ella para dar por zanjado el tema y hasta ahi. El tiempo ya lo dira si en el prox cumple asistiria o no. (si es que me invitaran, claro)
Saludos.
Ps mira Keru yo tengo una filosofia en cuanto a esas situaciones, yo dejo de lado a una persona de lado, sólo cuando ya actúa de mala leche en contra mía, perjudicándome o tratando de hacerlo... en cuanto a un hecho diferente, pues no es necesario enojarse ni nada por el estilo, yo creo que el corazón de uno es mas sabio y le da su lugar en él de acuerdo a la relaciòn que llevamos con dicha persona.. sólo es cuestiòn de darle su debido puesto a esta persona y bueno en cuanto hacemos eso, ya todas las cosas que solían molestarnos o dolernos un poquito ( debido a un aprecio tal vez inmerecido) se van yendo...
Yo digo que vayas a la fiesta, que la disfrutes y te dejes llevar, pero como tu misma dijiste, en tu corazòn y en tu cabeza ya hay una desiciòn en cuanto al aprecio de esa persona.
Te mando un abrazote, igual y no ando tanto por aquí, te cuento luego mas en un email...
Besos
Nancy
Chicos, gracias por sus consejos, les comento que la fiesta ya pasó y no tuve oportunidad de ir porque fué a la hora de la comida y mis hijos van de mañana y tarde al cole. Me disculpé con un SMS y le deseé muchas felicidades. Creo que voy a hacer un compromiso con ella y hablar largo y tendido las dos solas, con calma. Tampoco me gustaría que todo quedara en el aire.
Samuel, Martha y Silvia: Bienvenidos al blog y muchas gracias por comentar.
Luz de Luna, Ruth, Lupita V y Nancy: Saluditos y también muy agradecida.
Que feliz me hacen sus comentarios!
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