abril 09, 2009

Diario de un perro

Desde hace dos años, la pequeña Zara nos ha estado pidiendo de regalo un perrito de carne y hueso (de peluche ya tiene varios, ja!). En nuestra situación es un poco difícil, sobre todo por las vacaciones y porque no tenemos a nadie de confianza que nos lo cuide en un período largo de tiempo. Además, ella es muy chica para poder con una responsabilidad de ese tamaño y el costo de manutención también muy elevado. Más de una vez hemos estado a punto de darle el gusto, pero al analizar los pros y los contras, siempre terminamos negándonos. Y es que eso de las mascotas en mucho más que un entretenimiento para cualquiera, requiere de tiempo y dedicación porque a final de cuentas es un ser humano que demanda casi igual que un niño. No me cierro a la idea de tenerlo, pero será más adelante, cuando crezcan un poco más los peques. Esto me llegó por mail y de verdad me partió el corazón:

Semana 1: Hoy cumplí una semana de nacido, ¡Qué alegría haber llegado a este mundo!

Mes 01: Mi mamá me cuida muy bien. Es una mamá ejemplar.

Mes 02: Hoy me separaron de mi mamá. Ella estaba muy inquieta, y con sus ojos me dijo adiós. Esperando que mi nueva 'familia humana' me cuidara tan bien como ella lo había hecho.

Mes 04: He crecido rápido; todo me llama la atención. Hay varios niños en la casa que para mí son como 'hermanitos' Somos muy inquietos, ellos me jalan la cola y yo les muerdo jugando.

Mes 05: Hoy me regañaron. Mi ama se molestó porque me hice 'pipí' adentro de la casa; pero nunca me habían dicho dónde debo hacerlo. Además duermo en la recámara... ¡y ya no me aguantaba!.

Mes 12: Hoy cumplí un año. Soy un perro adulto. Mis amos dicen que crecí más de lo que ellos pensaban. Que orgullosos se deben de sentir de mí.

Mes 13: Qué mal me sentí hoy. 'Mi hermanito' me quitó la pelota. Yo nunca agarro sus juguetes. Así que se la quité. Pero mis mandíbulas se han hecho muy fuertes, así que lo lastimé sin querer. Después del susto, me encadenaron casi sin poderme mover al rayo del sol. Dicen que van a tenerme en observación y que soy ingrato. No entiendo nada de lo que pasa.

Mes 15: Ya nada es igual... vivo en la azotea. Me siento muy solo, mi familia ya no me quiere. A veces se les olvida que tengo hambre y sed. Cuando llueve no tengo techo que me cobije.

Mes 16: Hoy me bajaron de la azotea. De seguro mi familia me perdonó y me puse tan contento que daba saltos de gusto. Mi rabo parecía reguilete. Encima de eso, me van a llevar con ellos de paseo. Nos enfilamos hacia la carretera y de repente se pararon. Abrieron la puerta y yo me bajé feliz creyendo que haríamos nuestro 'día de campo'. No comprendo por qué cerraron la puerta y se fueron. '¡Oigan, esperen!' Se... se olvidan de mí. Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas Mi angustia crecía al dadme cuenta, que casi me desvanecía y ellos no se detenían: me habían olvidado.

Mes 17: He tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa. Me siento y estoy perdido. En mi sendero hay gente de buen corazón que me ve con tristeza y me da algo de comer. Yo les agradezco con mi mirada y desde el fondo con mi alma. Yo quisiera que me adoptaran y seria leal como ninguno. Pero solo dicen 'pobre perrito', se ha de haber perdido.

Mes 18: El otro día pasé por una escuela y vi a muchos niños y jóvenes como mis 'hermanitos'. Me acerqué, y un grupo de ellos, riéndose, me lanzó una lluvia de piedras 'a ver quien tenia mejor puntería'. Una de esas piedras me lastimó el ojo y desde entonces ya no veo con él.

Mes 19: Parece mentira, cuando estaba más bonito se compadecían más de mí. Ya estoy muy flaco; mi aspecto ha cambiado. Perdí mi ojo y la gente más bien me saca a escobazos cuando pretendo echarme en una pequeña sombra.

Mes 20: Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar la calle por donde pasan los coches, uno me arrolló. Según yo estaba en un lugar seguro llamado 'cuneta', pero nunca olvidaré la mirada de satisfacción del conductor, que hasta se ladeó con tal de centrarme. Ojalá me hubiera matado, pero solo me dislocó la cadera. El dolor es terrible, mis patas traseras no me responden y con dificultades me arrastré hacia un poco de hierba a ladera del camino.

Mes 21: Tengo 10 días bajo el sol, la lluvia, el frío, sin comer. Ya no me puedo mover. El dolor es insoportable. Me siento muy mal; quedé en un lugar húmedo y parece que hasta mi pelo se está cayendo. Alguna gente pasa y ni me ve; otras dicen: 'No te acerques' Ya casi estoy inconsciente; pero alguna fuerza extraña me hizo abrir los ojos. La dulzura de su voz me hizo reaccionar. 'Pobre perrito, mira como te han dejado', decía... junto a ella venía un señor de bata blanca, empezó a tocarme y dijo: 'Lo siento señora, pero este perro ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir.' A la gentil dama se le salieron las lágrimas y asintió. Como pude, moví el rabo y la miré agradeciéndole me ayudara a descansar. Solo sentí el piquete de la inyección y me dormí para siempre pensando en por qué tuve que nacer si nadie me quería.


Aunque en este país donde vivo esto casi no existe, me duele saber que en algunos otros (México incluído), esto es muy frecuente. En todas partes hay organizaciones dedicadas a la protección de animales desamparados, si tienen una mascota y quieren deshacerse de ella, búsquen información al respecto y dénle otra oportunidad de una vida digna al animalito. En la mayoría de los casos no cuesta nada, excepto un poco de tiempo y voluntad. Aqui les dejo dos enlaces:





Felices Vacaciones!

2 comentarios:

Norma dijo...

Hacen muy bien en negarse si no están preparados para atender a un perro. La mayoría de la gente no se toma esta acción con seriedad y terminan sintiendo que el perrito es un estorbo, se 'cargan' de un problema ellos solos y no tienen idea del daño que le hacen al animal.

Y no sólo por los gastos que trae consigo la compra de un perro sino por todo el tiempo que se le debe dedicar.

Mejor esperar :)


Un saludo.

Norma

kerubin@ dijo...

Si Norma, lo que queremos es crearles esa conciencia humana a los niños, haciéndoles saber que un animalito no es un juguete más y que lleguen a sentir el mismo cariño y consideración como para cualquier ser humano.