marzo 27, 2009

El amor a los cuarenta

Esa sensación en el vientre de ir bajando por una montaña rusa enorme, la sudoración de las manos o el temblor de la voz cuando ves a la persona amada, la ilusión de estar a la hora exacta en la cita, el tratar de verse perfecta y oler exquisitamente, la risa nerviosa cuando se acerca y estremecerse en los brazos de esa persona al primer contacto. Síntomas inequívocos del enamoramiento en la juventud, se van esfumando con el paso de los años durante el matrimonio y el nacimiento de los hijos. No todos ellos desaparacen, pero las prioridades de vida hacen que pongamos un poco menos de empeño, aunque ganas no falten.

El amor, como la materia, no se destruye... se tranforma. A los cuarenta, y diez años de matrimonio, el amor se demuestra con situaciones un poco alejadas del romanticismo tradicional. Si bien es cierto que todavía conservo la costumbre de estar 'presentable' a la hora que llegue mi maridis, otras muchas cosas brillan por su ausencia con el ir y venir cotidiano. Cuidar el dinero del gasto familiar, levantarme de un salto para llevarlo todavía en pijama a la estación del tren, frotarle los pies con vinagre cuando está ardiendo en fiebre, escuchar sus historias de ejecutivos y proyectos empresariales, regañar a los peques cuando le contestan mal, obligarlo a comprarse ropa y/o zapatos nuevos (que le choca), recordarle el cumpleaños de sus padres o hermano, cocinarle lo que le gusta.... y muchos más etcéteras, son las demostraciones de amor que por el momento (mientras los niños estén pequeñitos) puedo ofrecerle. El por su parte, con el solo hecho de aguantar mis neurosis y cambios de 'humor' lo convierte en santo, santísimo.



Eso si, los mensajitos telefónicos no faltan, ni el apretón de la mano en tiempos dificiles, ni las flores, ni las escapadas al cine o a bailar; aunque escasos, los aprovechamos bien. Así es el amor a los cuarenta, cuando se tienen hijos y trabajos absorventes. La cosa es que no falte, que nunca falte el amor.

Mi amor, te amo.

3 comentarios:

Mimi dijo...

Tu relato me recordo una cancion de Nacho Cano. "Vivimos siempre juntos", la haz oido? Es exacto lo que tu dices.
Un abrazo

Nancy dijo...

Que bonito post Keru, creo que el amor asi como dices evoluciona y que lindo que a pesar de las cotidianidades aun se tengan esos detalles en tu matrimonio.

Les mando un abrazo a ti y a Don Kerubino :)

Besos

Nancy

kerubin@ dijo...

@ Mimi: Si la conozco, fíjate que nunca le había puesto atención, tienes razón. Saludos amiguis!

@ Nancy: Gracias amiga!