junio 09, 2008

Buffet mortal

Comentaba en el post de ayer sobre la comida con mis suegros, siempre que salimos a comer con ellos el problema comienza siempre a la hora de escoger el lugar. Mientras ellos se vuelven locos con los mariscos, nosotros somos más de carnes rojas e italianidades, mis hijos son standard y les gusta todo (tienen panza de músico, diría mi abuela). El caso es que escogimos un restaurant llamado Saga Khan en el que su atracción principal es el Buffet Mongol, dicho así suena muy sofisticado cuando en realidad no es más que un buen número de ingredientes crudos que se asan en la plancha al estilo oriental o en una parrilla con carbón.

La plancha es de un tamaño descomunal y en forma de medio círculo (ojalá se aprecie bien en la foto). Al su lado hay dos contenedores fríos, uno para los vegetales y otro para las carnes; enfrente hay una barra de salsas para aderezar la mezcla que nosotros mismos hacemos de acuerdo a nuestro gusto todo en un mismo plato. Cuando hayamos servido en el plato los ingredientes crudos y marinados con la salsa escogida, se deja en una orilla de la plancha en la que dos cocineros la preparan (hay que estar atentos de nuestra mezcla para que no nos den la de otro cliente cuando esté lista).

El asador con carbón es otro boleto, las mesas del restaurante están equipadas en los laterales con una brochetas enormes que cuelgan de un gancho y terminan en un plato pequeño para escurrir el jugo de lo que se asó. La parrilla para asar está hecha de concreto y mide aproximadamente dos metros de largo por un metro de ancho; a su lado está otro contenedor frío con carnes y mariscos de todos los colores y sabores: cerdo, res, avestruz, hipopótamo, cebra, caballo, elefante, langostinos, pescado fresco, etc. (este domingo me dió coraje porque tenían como "sensación del momento" carne de burro mexicano WTF! quien ingaos les dijo que en México se come burro???). Al lado hay una barra con aderezos en polvo, en aceite, sal, pimienta y limones para marinar la carne antes de irse directo al asador y del otro lado están los pimientos, cebollas y champiñones. Las brochetas, que encontramos en la mesa tienen un número en la parte superior, ahí si no hay pierde de le ganen a cada quien la suya, miden aproximadamente 60 cms de los cuales solo la mitad son agujas para ir llenándola con los ingredientes de nuestro gusto. Nosotros normalmente ponemos las brochetas a asar y luego nos pasamos al buffet de la plancha, porque con lo que tarda en asarse la carne da tiempo suficiente para comerse el plato tipo oriental. La única molestia es que se tiene que parar uno de vez en vez para darle vueltas a la brocheta para que la carne se ase uniformemente. También hay un pequeño buffet de guarniciones para la carne: papas gratinadas, pasta, verduras gratinadas y arroz.

El último de los buffets, y en el todo ya está debidamente preparado, es el de los postres. Hay una variedad ininterminable de mousses de frutas o chocolate, tiramisú, flan, gelatinas (algo muy raro por éstos lugares), toda clase frutas frescas picadas y una gama deliciosa de nieves (helado).

Este tipo de buffet es simplemente delicioso y lo mejor de todo es que uno come solo lo que nos gusta, a mis hijos les encanta (sobre todo por la mecánica de la preparación) y nosotros no somos la excepción; mis suegros quedaron encantados y se llevaron todos los tipos de flyers y tarjetas del restaurant para invitar a sus amigos. Pero el título del post se refiere al peligro que se corre cuando, debido a la excitación que produce la comida, nos olvidamos de la moderación y entonces pueden llegar los problemas.

En un momento dado, después de que la mayoría habíamos terminado, Zara llegó corriendo a la mesa para decirle a su papá que una persona en el baño de los señores estaba "ohnmächting" (inconsciente). El papá se paró de inmediato y se encontró con un hombre en el suelo al salir de los sanitarios, llamó a los encargados y regresó a la mesa con nosotros porque para entonces ya había un pequeño tumulto de gente (me imagino que los familiares del enfermo). Cinco minutos más tarde, llegaron los paramédicos en una ambulancia, pero nunca los vimos salir ni a ellos ni al hombre en cuestión. Faltaban pocos minutos para las dos de la tarde (hora en que termina el buffete), los meseros se apuraban a recoger todo de las mesas y muy amablemente nos preguntaron si deseábamos pagar, nos pareció un poco raro. Salimos enseguida y en la puerta nos topamos con una de las doctoras, estaba recargada en la ambulancia junto a una camilla, lo curioso fué que se veía que no tenían prisa en usarla y tampoco salió el hombre. Luego nos enteramos que fué una congestión alimenticia.

No quería darle un toque fúnebre al post, pero la verdad es que muchas veces sobreestimamos nuestra salud y nos dejamos llevar por las circunstancias. En general, el restaurante es buenísimo, pero hay que comer con "lengua de plomo".

Sean felices!

4 comentarios:

Nancy dijo...

Huy Keru, ese lugar me hace recordar un lugar que frecuentamos mucho en McAllen que se llama Lin's, es la misma onda, demasiada comida, demasiada variedad, postres... la verdad hay que tener un buen control de uno mismo si no se quiere terminar con una tremenda indigestión, pues a además de lo abundante de la comida, esta también aquello de revolver mariscos, con carnes rojas, ademas de pastas y demás cosas muy pesadas...

Saludos!! aquí ando trabajando :)

Alejandro dijo...

Vaya que impresionante. Comenzare a moderarme. Por cierto, en la Euro le voy a Deutschland jeje
Saludos!

Norma dijo...

Yo definitivamente soy el cliente perfecto para ese tipo de restaurantes porque pago el buffet y como bien poquito! jajajaja definitivamente no amortizo el desembolso ;)

Saludos Keru :D

kerubin@ dijo...

@ Nancy: Nada con exceso, todo con medida.

@ Alejandro: Esa es la palabra precisa "moderación". No andas tan perdido, Alemania siempre ha sido un buen equipo, pero frío como él solo.

@ Norma: Yo tampoco como en exceso, gracias a Dios mi cuerpecito de uva siempre me avisa cuando "enough is enough". Como de todo pero en pequeñas cantidades. Amén de mi obsesión por bajar de peso.