Cuando era niña, mi madre me compró una colección de cuentos clásicos que me leía casi todas las noches antes de dormir. Así, conocí historias como Rapunzel, El Sastrecillo Valiente, El Nuevo Traje del Rey, Simbad el Marino, Juan y las Habichuelas, y muchos etcéteras que llenaron mis noches infantiles de mágicos relatos sin fin. Mi sacrosanta madre disfrutaba igual que yo de aquellos cuentos, modulaba las voces de los protagonistas haciéndome sentir en medio de ellos, a mi me parecía que ella leía mucho mejor que las chicas que decían las noticias en la tele ... lo recuerdo tan claro como si hubier sido ayer. Todos los cuentos tenían algo en común, estaban situados en épocas medievales en los que sus personajes centrales siempre fueron reyes, pricesas, súbditos, apuestos caballeros enfundados en fuertes armaduras y harapientas sirvientas que luego se convertían en hermosas doncellas. Esa era la clave, a mi madre le gustaba soñar con ese mundo de la realeza que a nuestros ojos se veía tan lejano y sobrenatural.
Ya más mayor cuando pude leer, me dí cuenta que ella no solo soñaba con aquellos cuentos ficticios, mi casa estaba llena de revistas en las que sus páginas mostraban fotografías con castillos, reinas, príncipes y princesas de carne hueso. En su mesita de noche podía encontrar revistas como Vanidades, Buenhogar, Hola, Kena, Cosmopolitan y toda clase de publicaciones un tanto frívolas con las que ella pasaba largas horas en sus ratos libres. En aquel entonces no había "prensa rosa" (que en realidad debería llamarse "prensa amarilla") que destrozara reputaciones y gustos sexuales de los personajes públicos, todo se remitía a conocer las mansiones y castillos de las figuras públicas de la realeza o verdaderos Jet Setters. No había famosos de petatillo que debieran su popularidad a escándalosos pasajes de drogas y sexo, a lo mucho las princesas rebeldes protagonizaban episodios "incómodos" por relacionarse con plebeyos siempre bajo la desaprobación de sus reales padres.
Los artistas de cine, radio y televisión eran harina de otro costal, no importaba cuán buenos fueran en los suyo o los millones de dólares en sus cuentas bancarias, jamás brillaban en las cenas de gala como Diana de Gales o Magdalena de Suecia por muchas historias tristes que hubiera detrás de sus costosísimas tiaras. El mundo del famoseo era una élite de personajes fantásticos, casi etéreos. No había Britneys a quien perseguir para ver su entrepierna sin ropa interior, no había futbolistas comiéndole la boca en forma grotesca a una modelo de pasarela, ni anónimas azafatas saltando a la fama por haber tenido sexo en un guardaropa con el deportista mas rico del mundo. Tampoco había videos robados de escenas sexuales más que escabrosas, ni fotografías retocadas con Photoshop para ocultar los estragos de las disipadas vidas de esos íconos del papel cuché. Hoy el panorama es más que distinto, es vergonzoso.
Así fué que yo también me hice adicta a ésas revistas de chismes de la realeza y famosos internacionales, nunca en mi vida imaginé ni en sueños, la posibilidad de conocer en vivo y a todo color esos castillos y lugares que muchas veces pude acariciar con mis manos de niña. De hecho, muy cerca de mi casa está el castillo de los Habsburgo, la mismísima casa de la que Maximiliano y Carlota emigraron directo al de la ciudad de México. De todas aquellas revistas que recuerdo, se puede decir que solo quedan algunas que siguen publicando con la misma línea de respeto y tradición lo relacionado con éste tema tan banal, para mí Hola es la única rescatable y la que puedo conseguir.
Al principio de venir a vivir acá, compraba semanalmente la edición española de Hola (porque ahora hay algunas ediciones internacionales) que se importa aquí, pero poco a poco dejé de hacerlo por muy diversas razones: primero por el precio, es un robo lo que cuestan en francos suizos cuando uno compara su costo en España. Luego me di cuenta que las más de las veces, solo me entretenía con las preciosas fotos y uno que otro reportaje. Después lanzaron la versión digital y, para gusto de mi monedero, ya no me hizo falta ir al quiosco por ella. Pero la mercadotencia rules y al ver el éxito de su versión electrónica, lo hicieron de pago y ahí me dolió el codo de nuevo. Hace mucho que no entraba a su página, hoy se han modernizado un poco y aunque la política de cobro sigue, se puede ver mucho más contenido gratis.
Cada que leo o veo algo relacionado con la realeza en Hola, me acuerdo de mi madre, de la herencia que me dejó en mi gusto por ese aspecto vouyerista de la vida esplendorosa de oropel. Y la imagino sentada en su cama, con su lamparita encendida y sus lentes a medio tabique nasal, a sus ochenta años cumplidos todavía soñando con las princesas que hoy día no son ni la mitad de lo que fueron hace más de tres décadas. Te amo mami!
Saluditos.
Ya más mayor cuando pude leer, me dí cuenta que ella no solo soñaba con aquellos cuentos ficticios, mi casa estaba llena de revistas en las que sus páginas mostraban fotografías con castillos, reinas, príncipes y princesas de carne hueso. En su mesita de noche podía encontrar revistas como Vanidades, Buenhogar, Hola, Kena, Cosmopolitan y toda clase de publicaciones un tanto frívolas con las que ella pasaba largas horas en sus ratos libres. En aquel entonces no había "prensa rosa" (que en realidad debería llamarse "prensa amarilla") que destrozara reputaciones y gustos sexuales de los personajes públicos, todo se remitía a conocer las mansiones y castillos de las figuras públicas de la realeza o verdaderos Jet Setters. No había famosos de petatillo que debieran su popularidad a escándalosos pasajes de drogas y sexo, a lo mucho las princesas rebeldes protagonizaban episodios "incómodos" por relacionarse con plebeyos siempre bajo la desaprobación de sus reales padres.
Los artistas de cine, radio y televisión eran harina de otro costal, no importaba cuán buenos fueran en los suyo o los millones de dólares en sus cuentas bancarias, jamás brillaban en las cenas de gala como Diana de Gales o Magdalena de Suecia por muchas historias tristes que hubiera detrás de sus costosísimas tiaras. El mundo del famoseo era una élite de personajes fantásticos, casi etéreos. No había Britneys a quien perseguir para ver su entrepierna sin ropa interior, no había futbolistas comiéndole la boca en forma grotesca a una modelo de pasarela, ni anónimas azafatas saltando a la fama por haber tenido sexo en un guardaropa con el deportista mas rico del mundo. Tampoco había videos robados de escenas sexuales más que escabrosas, ni fotografías retocadas con Photoshop para ocultar los estragos de las disipadas vidas de esos íconos del papel cuché. Hoy el panorama es más que distinto, es vergonzoso.
Así fué que yo también me hice adicta a ésas revistas de chismes de la realeza y famosos internacionales, nunca en mi vida imaginé ni en sueños, la posibilidad de conocer en vivo y a todo color esos castillos y lugares que muchas veces pude acariciar con mis manos de niña. De hecho, muy cerca de mi casa está el castillo de los Habsburgo, la mismísima casa de la que Maximiliano y Carlota emigraron directo al de la ciudad de México. De todas aquellas revistas que recuerdo, se puede decir que solo quedan algunas que siguen publicando con la misma línea de respeto y tradición lo relacionado con éste tema tan banal, para mí Hola es la única rescatable y la que puedo conseguir.
Al principio de venir a vivir acá, compraba semanalmente la edición española de Hola (porque ahora hay algunas ediciones internacionales) que se importa aquí, pero poco a poco dejé de hacerlo por muy diversas razones: primero por el precio, es un robo lo que cuestan en francos suizos cuando uno compara su costo en España. Luego me di cuenta que las más de las veces, solo me entretenía con las preciosas fotos y uno que otro reportaje. Después lanzaron la versión digital y, para gusto de mi monedero, ya no me hizo falta ir al quiosco por ella. Pero la mercadotencia rules y al ver el éxito de su versión electrónica, lo hicieron de pago y ahí me dolió el codo de nuevo. Hace mucho que no entraba a su página, hoy se han modernizado un poco y aunque la política de cobro sigue, se puede ver mucho más contenido gratis.
Cada que leo o veo algo relacionado con la realeza en Hola, me acuerdo de mi madre, de la herencia que me dejó en mi gusto por ese aspecto vouyerista de la vida esplendorosa de oropel. Y la imagino sentada en su cama, con su lamparita encendida y sus lentes a medio tabique nasal, a sus ochenta años cumplidos todavía soñando con las princesas que hoy día no son ni la mitad de lo que fueron hace más de tres décadas. Te amo mami!
Saluditos.
7 comentarios:
AAyyy Keru!!!, tu mami que bella!, deja tú todo el post y quesque si el hola, noooooooo lo último es bello!!, tu mamita sentada leyendo , asi Mi abue se sienta, y yo tengo la misma imagen en mi cabeza leyendo sus novelas jazmin, todas las tardes se sentaba igual en su cama, y por las noches antes de dormir. Los cuentos me los contaba Yayo y bueno que te puedo decir que no sepas en chorros de platicas que hemos tenido. Me encanto el post!!!.
Besotes!!!!!!!
en mi casa también circulaban kilos de vanidades y kenas : P
creo que muchas ideas de las mujeres mexicanas de cierto sector de la sociedada, viene de la influencia de estas revistas en sus vidas.
mi mamá y su consciencia ecológica dejaron de comprarlas, por no encontrar luego que hacer con ellas.
yo nunca las compré, porque siempre me ha dado codez comprar revistas, así que me las iba a ver al sanborns, porque nunca las leí jejeje.. lo mismo me pasa ahora, que voy a la rizzoli que está en la galleria vittorio emmanuele y me surto de la hola española, pasando por la hola inglesa, hasta las ondas alemanas.
Keru, que chistoso, sabes? a mi me gusta mucho leer sobre la realeza, la inglesa en particular pero en realidad, todas se mezclan a la hora de convivir entre reyes, desde mi juventud temprena leía mucho sobre eso, tengo un gusto muy especial por Inglaterra, siempre lo he comentado y mucho de eso por la literatura que he leido desde que tenia como 11 años, nunca fuí de leer cuentos, pero en cuanto supe que había princesas y reyes de verdad, me engancharon y al igual que tu mami, siempre seguí todo lo que pasaba en la vida de la realeza, aunque como dices tu, ha perdido algo del encanto y el glamour por los excesos de los medios que no saben cuando deternerse.
Keru tal vez todos necesitamos esas dosis de fantasía de vez en cuando para equilibrar un poco el día a día que de repente se puede tornar no tan rosa no?
Me encanta la idea de imaginarte pequeñita y tu mama leyendote un cuento, aún veo su cara cuando habla de ti y se refiere a ti como su niña con todo el amor que una madre le puede tener a su hija mas pequeña.
Muy bonito Post Keru
Ya ando aquí, anduve fuera y haciendo cosas de trabajo :), espero verte hoy.
Besos!!
Nancy
Keru a lo mejor nos compraron los mismos libros infantiles!! los mios era una colección de varios libritos que se llamaban "Mis cuentos de Hadas" ¡hermosos!
Las revistas de ahora son un mugrero, la otra vez vi una rev Cosmopolitan y lo que antes era una rev. dirigida a una Mujer de mundo ahora aparecen consejos de como deshacerte de alguien indeseable pero con unas excusas que le quedarian perfecto a una niña de 17 años y no a una mujer profesional a la que se supone esta dirigida...
en fin, suspiremos por tiempos mejores.
Saluditos y que te mejores.
@ Bere: Gracias Chiquis, ya veo que tu también estuviste infectada de esos cuentos maravillosos y eso que eres muy joven!!
@ Diana: Yo también trato de hacer los mismo, hojear las revistas en la tienda, pero acá ya sabes BIG BROTHER IS WATCHING YOU y no es tan fácil :-P
@ Nancy: Pues en estos tiempos ese tipo de fantasía creo que anda muy escasa, ya ni las princesas mismas quieren serlo. No nos quedan más que las novelas de Jane Austen y los viejos cuentos infantiles, que no?.
@ Ruth: Eso de la Cosmo es muy cierto, pero yo más bien diría que van dirigidas enseñar a ser toda "arpía" en las artes sexuales. Todo habla de eso!!! Por cierto, los tintes feministas pasaron a ser un mito, yo más bien diría que esa revista la dirige una mujer que odia a los hombres. C'est la viè.
A mi igual, mi mamá nos compraba montones de libros de cuentos, además recuerdo que mi tía (que por ser la hermana mas chica de mi mamá vivío un tiempo con nosotros) estudiaba en la Normal y tenía chorros de libros de fabulas y cosas así, revistas al igual que a Diana me da codera comprarlas, pero cuando un libro me gusta, aunque lo consiga en electrónico, luego trato de comprarlo.
Que tengas buen fin!
Dennile: Fijate que a mi también me gusta mucho leer, y yo creo que se debe también a la costumbre de mi madre de contarme aquellos cuentos. Herencia invaluable. Saludos!
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