Otra de mamás lloronas

Hoy fué el último día de mi precioso príncipe en el Jardín de Niños. Toda la semana, cada que se iba por las mañanas, se me hacía un nudote en la gargante de sólo pensar que se acercaba el fin de cursos. Atrás quedarían las terribles angustias de los reportes semestrales de la maestra en donde casi siempre era más lo negativo que lo positivo, los pleitos con las mamás aprehensivas que cuidan a sus peques hasta del viento que sopla, las interminables interrogantes de "irá al grupo especial, o no?". Al mismo tiempo, terminarían sus innumerables regalos manuales, emociones por recibir sus tan amados solecitos (cuando se portaba bien, y lluvias cuando se portaba mal) y sus deseos de casarse con algunas de sus compañeritas (yo casi siempre lo mandaba a bañarse con agua fría o a hacer pipí para que se le pasaran las "ganas").

Desde semanas antes me comentó que estaba ensayando un número musical para el festival en cuestión, pero no me quiso decir qué era exactamente lo que iba a bailar. La única pista que me dió es que sería pareja de una niña y que su parte era una de las más importantes, me pidió llevar ropa bonita "pero nada especial eh!" (al final la criatura que lo acompañaría enfermó y no pudo asistir, la sustituyeron por otro niño).

En fin, hoy llegó el día D y se levantó muy temprano, vistió la ropa que dejé preparada desde anoche y no hacía otra cosa que preguntar la hora de irnos. La ceremonia estuvo muy desangelada, en comparación a la del año pasado que asistió como apoyo para los que salían. El momento más emotivo comenzó cuando los jovencitos que salían de la primaria, ya despedidos en público oficialmente por su director, bajaron del escenario en fila para ir hasta el lugar de los pequeños y tomar a cada uno de la mano. Así, tomados de la mano los acompañaron hasta el estrado, como una forma de presentación de los que serán los primeros miembros de esa generación.

A éstas alturas, ya yo chillaba como loca, le tuve que pasar la cámara a mi maridis debido a mi pulso de maraquero, los grandes se hicieron hacia atrás y comenzó el número que tanto esperamos en casa. La mayoría de la gente comentó lo aburrido y simple que resultó, pero para mí, fué el mejor espectáculo que he visto en mi vida: el fin y el incio de los dos primeros ciclos importanes en la vida de uno de los seres que más amo en el mundo: MI ADORADO HIJO.

Feliz fin de semana!