Señor, dame paciencia, PERO DÁMELA YA!

Pensaba que el día terminaría solo con mi queja acostumbrada de dolor corporal por haber limpiado mi casa de pé a pá como todos los lunes, pero no fué así. Después del tormento chino, una vez bañada y lista para llevar sin muchas ganas a mi querubín al entremiento de futbol, me sale el ingratísimo con que se le perdió un tachón (tacos, zapatillas de fútbol, botines, como se les llame en su rancho) al que tardamos más o menos unos 20 minutos en encontrar metido en la caja de los Hot Wheels. Con el tiempo encima, teniendo los minutos contados para llegar haciendo "safe" al campo, nos trepamos al carro y oh! sorpresa: mi vecino estacionó su carro de forma estratégica para que su defensa delantera quedara a dos milímetros de la de mi auto y además en forma transversal. Igualito que en el dibujo.


Desde hace algunos días, esta situación se venía repitiendo más de lo normal y me venía pareciendo rara. Le rayaba la mother en mi mente pero no pasaba de ahí, como ya dije, pensando que eran descuidos del muy imbécil. Pero lo de hoy no tuvo abuela, claramente ESTABA BLOQUEANDOME LA SALIDA!!! (perdón por los gritos, pero me acuerdo y me vuelve a dar coraje). Seguramente ellos escucharon mis maniobras tratando de hacer milagros por salir de aquel miniespacio y en eso sale mi vecina con tremenda sonrisa (si, aquella coreana del demonio que cada día está más loca que una cabra). Con las manos le hice la seña de mover el coche y en respuesta obtuve una sonora carcajada, WTF!?

Como buena Fitipaldi regia, y gracias a la adrenalina que recorría todo mi cuerpo (y que en micaso ésto es palabras mayores) salí porque salí, por mis pantalones. Tuve que manejar sobre unas de mis plantas pasando como a dos mílimetros de nuestro buzón por un lado y a otros dos milímetros del carro del vecino por el otro. Mi primera intención fué bajarme del coche y armar la de San Quintín, pero no había tiempo, me fuí bufando cual toro frente al capote pero en la cabeza llevaba la idea fija de que al volver hablaría con los tontos éstos.

Ya en el campo, mientras mi muchacho daba de golpes al balón, me relajé un poco dibujando y viendo a Zara revolcarse en el césped haciendo mil y una piruetas. Al poco rato llegó mi comadre con sus repectivos futboleritos y antes de poder contarle mi odisea sonó mi teléfono. Era mi maridis:

-"Estás en el fut?"
-"Sí, que onda?"
-"Puedes hablar?"
-"Siii!!!, que pasó?"
-"Oye, cuando te fuiste había unos maceteros dividiendo nuestro lugar de estacionamiento con los dos de los vecinos?"
-"Que qué?
-"Pusieron una fila de maceteros, eso sí con unas flores muy bonitas, para que no invadas su terreno al estacionarte. Así que ahora tendrás que entrar de reversa en la cochera por el otro lado de la casa".

Sopas perico! Esto si que está tomando dimensiones importantes, le dije, y comencé a contarle el episodio del bloqueo. Cuando empezaba a calentarme más con mi relato, me interrumpió para contarme que apenas dejar su portafolio en la casa, se fué inmediatamente a timbrarles para decirles de muy buena manera que hicieran el favor de quitar los maceteros, que estaban muy bonitas las flores pero que a él no le gustaban. El vecino, igualmente cortés, le contestó que lo iba a checar ... -"No, no lo cheques, por favor quítalos si?" le dijo mi maridis conteniendose las ganas de soltarle un trancazo (acuérdense que los suizos son muy mesurados). Terminó diciéndome que espararíamos a mañana y que si no los quitaban iba a hacer una denuncia a la policía. (Esto basado en que, aunque los dos cajones de ellos al lado del mío son parte de su propiedad, existe una cláusula en el contrato de compra-venta que especifica que esa parte de ambas propiedades puede ser utilizada por todos los vecinos de la cuadra para transitar por ella, que no para estacionarse).

Por un lado me dió mucha risa la propiedad con que se trató el asunto entre los "hombres" de las respectivas casas, pero por otro me exasperó la pasividad de ambos y le dije a mi maridis que si para cuando volvera todavía estaban los mentados maceteros, yo misma iría a la policía sin esperarme a mañana. Digo, si de intransigencias se trata, yo me pinto solita también.

Ante mi amenaza, y con el temor de que la cumpliera, mi maridis se adelantó llamando a la policía solo para obtener como respuesta que ellos no podían hacer nada en ese tipo de casos de tipo "civil", recomendándole que diera parte a las autoridades municipales para que fueran ellos quienes se encargaran del asunto. Al llegar a casa, ya habían retirado los maceteros, salvo uno que permanecía pegado a las plantas que delimitan ambas propiedades y que no representa problema alguno para que nosotros podamos acceder a nuestra cochera de la forma habitual.

Cuando bajé del coche, vi que la persiana de su ventanal estaba entreabierta y alcancé a distiguir a alguien detrás. Tragándome mi mal rato, y utilizando toda mi capacidad histriónica, volteé al piso, me reí tratando de hacer mi boca lo más grande posible y entré a mi casa.

Después de la cena, bañar/acostar a mis hijos y con la cabeza fría, mi maridis y yo nos reímos como locos bromeando sobre éstas actitudes infantiles del matrimonio en cuestión. Todo derivado de aquel problema que tuvimos las dos mujeres hace poco más de un mes, lo que quiere decir que a ella no se le ha pasado el mal rato y que busca la manera de provocarme para hacerme caer en su juego. Llegamos a la conclusión de quedarnos sin mover un dedo, pues "ellos solos se cocinan en su propio jugo" como se dicen los suizos en un equivalente de "que con su pan se lo coman". Una cosa es muy cierta: se me retorcieron las tripas del coraje, pero la prudencia debe caber en alguna de las partes y el haber reaccionado como lo pensé, sería el comienzo de un cuentodenuncaacabar.

"CUANDO EL NECIO HABLA, EL SABIO CALLA"

Ahí se los dejo de tarea...