Viajando a Europa sin morir en el intento ... II

ó lo que es lo mismo: uno pone y Dios dispone.

Después de las presentaciones de rigor con Jorge y María, y el intercambio mutuo de teléfonos y direcciones con ellos para una visita posterior ya con más tranquilidad, nos dirijimos de vuelta a mi casa. El acompañante de mi sobrina es un compañero de trabajo y parte del grupo inicial del viaje al que llamaré L.E., quien desde hace algunos años la acompaña a todas partes. En el trayecto, ya en el coche, los dos querían contar su versión de la tragedia, se atropellaban al hablar por no dejar pasar ni un solo detalle y al final yo tuve que sacar mis propias conclusiones ordenando en mi mente los sucesos en orden cronológico.

Salieeeron de San Isidro ♫, proceeedentes de Tijuana ♪♪ .... ah no! esa no es. Salieron de Monterrey en autobús hacia Houston, Tx donde abordaron un vuelo directo a Zürich. Aquí transbordaron en otro para dirigirse a París, en donde permanecieron dos días, para luego disponerse a viajar por Italia en tren. Visitaron Milán, Pisa, Florencia, el plan era seguir hacia Venecia donde tomarían otro vuelo hacia Londres para luego regresar a Zürich y de ahí volver a Houston. Regresarían a Monterrey de nuevo en autobús, para presentarse a trabajar el día de hoy.

Pero su desgracia comenzó en Florencia en un restaurant de comida rápida, comieron junto al grupo con el que viajaban y al disponerse a cargar las mochilas se dieron cuenta que la bolsa de mano de M.I. no estaba. En vano buscaron debajo de la mesa y entre las mochilas de sus compañeros, la bolsa con los documentos de mi sobrina y L.E. había desaparecido. En ella estaban los boletos de avión, de los trenes, los pasaportes y las visas de ambos. Curiosamente, L.E. sacó de esa bolsa su tarjeta de débito con la que habían estado disponiendo de efectivo durante el viaje, así como las dos tarjetas de crédito de mi sobrina con las que pagaban cuentas grandes de hoteles y souvenirs, y las guardó en las bolsas de su pantalón. Después, ni él mismo supo explicar qué motivos lo llevaron a esa bendita decisión. Pasado el shock inicial, convencieron al resto del grupo de seguir el viaje y no detenerse por ellos, así lo hicieron.

La tranquilidad e inteligencia de L.E. ayudaron a pensar en las pocas opciones que tenían, era sábado y a lo único que podían aspirar, era levantar una denuncia por robo en alguna delegación de policía. El idioma no fué obstáculo, al contrario, al pobre de L.E. solo se le vino a la cabeza "carabinieri, carabinieri*" al no recordar cómo se dice policía en italiano y con sólo pronunciarla una persona con cara de susto les dijo cómo y a dónde dirigirse. Hecha la denuncia, no había más que esperar a que llegara el lunes para dirigirse al Consulado Mexicano más cercano. Mi sobrina ya no podía seguir disfrutando de su viaje, a cada momento recordaba que no tenían los boletos de regreso y eso la mantenía en constante angustia.

L.E. le propuso relajarse un poco y continuar el viaje hacia Venecia donde tratarían de encontrar otro consulado mexicano, que más podrían hacer si el mal ya estaba hecho?. Viajaron en tren y en Venecia les dijeron que el mas cercano estaba en Milán, por lo que ya no visitaron la ciudad de los canales dirigiéndose inmediatamente en otro tren (comprando de nuevo los boletos, por supuesto) a Milán. Llegaron el domingo y buscaron un hotel con ansias de dormir por fin en una cama como Dios manda, o por lo menos descansar las espaldas de los duros camastros de los trenes pero, al tratar de registrarse no se los permitieron por no presentar una identificación oficial. Tuvieron que ir a la más próxima delegación policial, para que les sellaran la denuncia con el fin de validar la autenticidad del documento. M.I. ya no podía ni con su alma, se sentía desesperada, los problemas crecían a cada paso como una bola de nieve y ya no podía contener más su angustia ante un panorama incierto en un país desconocido.

Al regresar al hotel con el sello que se les había pedido, con la moral por los suelos y los pies hinchados de tanto caminar, la recepcionista llenó la forma correspondiente de registro pero ... ésta vez tampoco se pudieron registrar.

Continuará ...

* Carabinieri es el cuerpo de seguridad del estado Italiano y tienen status de policía militar, de ahí el susto del transeúnte