Desde que tengo uso de razón hasta que emigré a éstas tierras helvéticas, todas y cada una de las navidades, las pasé en casa con toda mi familia y alguno que otro "colado". Todos los 24 de diciembre comenzaban con un bullicioso vaivén en la cocina donde casi se olvidaban por completo las comidas "normales" del día, todo era checar que lo necesario para la cena estuviera ya comprado y hacer una lista de lo que faltaba. Mientras unos iban a sus trabajos, los otros nos quedábamos a "hacer la mesa más grande", a quitar algunas cosas para el baile, a checar que no faltara nada en la lista para la cena y a decorar por completo la sala.
Esto último era lo que más me gustaba, pues siendo la menor de la familia, mi tarea era inflar globos que colgarían más tarde de cordeles -que atravesaban el cuarto de lado a lado en forma de cruz- que mis hermanos mayores pondrían en el techo cuando regresaran de sus trabajos. Es fecha en que los clavos que alguna vez se pusieron para éste efecto hace más de 20 años, todavía siguen ahí cumpliendo su anual labor. Además de los globos (que deberían tener suficiente aire porque tendrían que durar hasta el día de año nuevo), del cordel colgaban paistle y serpentinas, que era todo un placer colocar entre juegos, risas y música a todo volúmen.
Mi mamá se esmeraba en la cena, que normalmente era una enorme pierna de cerdo al chile colorado con spaghetti y ensalda; el postre invariablemente siguie siendo una riquísima ensalada de manzana con crema, apio, piña y nuez. Mi cuñada mayor, era la bar-woman designada para hacer sus deliciosos vampiros cada año, todavía no existe alguien de la familia que los prepare como ella.
El arbolito se llenaba de regalos conforme iba llegando la familia, éstos se entregaban después de la cena, que comenzaba exactamente a las diez de la noche, y así todos tendrían algo que abrir a la media noche en punto. Ya para éstas horas, alguno que otro se sentía "happy" y habría de comenzar el baile. Casi siempre era mi hermano mayor el que se paraba a bailar solo para "romper pista" y los demás le íbamos haciendo segunda al grito de "solo, solo, solo!!!".
Los sobrinos, se pasaban el rato en el porche ó en la banqueta prendiendo cohetes y palomas gigantes, de vez en cuando aventaban alguna dentro de la casa y les llovían pambas y coscorrones por maldosos, el olor era insoportable por toda la casa. Cuando crecieron mis sobrinas, yo me pasaba las horas arreglándoles el cabello y maquillándolas para la ocasión, mis hermanas y cuñadas me regañaban por hacerlo porque según ellas seguían siendo muy peques para esos menesteres.
La fiesta terminaba casi siempre al amanecer con la casa volteada al revés: la sala llena de pedazos de papel de envoltura, los pisos negros y la cocina era un mar de trastes sucios y botellas vacías. Al día siguiente llegaba de nuevo la tromba al "recalentado" convertido ahora en unas deliciosas tortas de pierna para lo que mi cuñado que tenía una panadería llevaba bolsas inmensas de pan francés (telera, baggettes) y algunos kilos de aguacate. Pero antes, mientras mi madre desmenuzaba la carne, todos ayudaban a dejar aquella casa impecable. Esta nueva reunión gastronómica terminaba de igual forma, ya entrada la noche.
Como si hubiera sido ayer, vienen a mi memoria todas éstas imágenes como en "flashbacks", es dramáticamente diferente para mí la forma en que se celebra la navidad en esta parte del mundo en la que hoy vivo junto a mis hijos y mi marido, me llena de nostalgia y de tristeza el pensar que no se volverán a repetir esos días en mi Monterrey del alma. Mi hermano y mi padre ya no están con nosotros, algunas costumbres cambiaron, los niños crecieron, otros estamos lejos.
Muchas veces escuché y canté esta canción en éstas fechas y hasta hoy siento de verdad su significado.
La cena de navidad en casa de mis padres se sigue celebrando año con año, pero así como lo leyeron, solo se festejó hoy con éste post.
Saludos!
Esto último era lo que más me gustaba, pues siendo la menor de la familia, mi tarea era inflar globos que colgarían más tarde de cordeles -que atravesaban el cuarto de lado a lado en forma de cruz- que mis hermanos mayores pondrían en el techo cuando regresaran de sus trabajos. Es fecha en que los clavos que alguna vez se pusieron para éste efecto hace más de 20 años, todavía siguen ahí cumpliendo su anual labor. Además de los globos (que deberían tener suficiente aire porque tendrían que durar hasta el día de año nuevo), del cordel colgaban paistle y serpentinas, que era todo un placer colocar entre juegos, risas y música a todo volúmen.
Mi mamá se esmeraba en la cena, que normalmente era una enorme pierna de cerdo al chile colorado con spaghetti y ensalda; el postre invariablemente siguie siendo una riquísima ensalada de manzana con crema, apio, piña y nuez. Mi cuñada mayor, era la bar-woman designada para hacer sus deliciosos vampiros cada año, todavía no existe alguien de la familia que los prepare como ella.
El arbolito se llenaba de regalos conforme iba llegando la familia, éstos se entregaban después de la cena, que comenzaba exactamente a las diez de la noche, y así todos tendrían algo que abrir a la media noche en punto. Ya para éstas horas, alguno que otro se sentía "happy" y habría de comenzar el baile. Casi siempre era mi hermano mayor el que se paraba a bailar solo para "romper pista" y los demás le íbamos haciendo segunda al grito de "solo, solo, solo!!!".
Los sobrinos, se pasaban el rato en el porche ó en la banqueta prendiendo cohetes y palomas gigantes, de vez en cuando aventaban alguna dentro de la casa y les llovían pambas y coscorrones por maldosos, el olor era insoportable por toda la casa. Cuando crecieron mis sobrinas, yo me pasaba las horas arreglándoles el cabello y maquillándolas para la ocasión, mis hermanas y cuñadas me regañaban por hacerlo porque según ellas seguían siendo muy peques para esos menesteres.
La fiesta terminaba casi siempre al amanecer con la casa volteada al revés: la sala llena de pedazos de papel de envoltura, los pisos negros y la cocina era un mar de trastes sucios y botellas vacías. Al día siguiente llegaba de nuevo la tromba al "recalentado" convertido ahora en unas deliciosas tortas de pierna para lo que mi cuñado que tenía una panadería llevaba bolsas inmensas de pan francés (telera, baggettes) y algunos kilos de aguacate. Pero antes, mientras mi madre desmenuzaba la carne, todos ayudaban a dejar aquella casa impecable. Esta nueva reunión gastronómica terminaba de igual forma, ya entrada la noche.
Como si hubiera sido ayer, vienen a mi memoria todas éstas imágenes como en "flashbacks", es dramáticamente diferente para mí la forma en que se celebra la navidad en esta parte del mundo en la que hoy vivo junto a mis hijos y mi marido, me llena de nostalgia y de tristeza el pensar que no se volverán a repetir esos días en mi Monterrey del alma. Mi hermano y mi padre ya no están con nosotros, algunas costumbres cambiaron, los niños crecieron, otros estamos lejos.
Muchas veces escuché y canté esta canción en éstas fechas y hasta hoy siento de verdad su significado.
La cena de navidad en casa de mis padres se sigue celebrando año con año, pero así como lo leyeron, solo se festejó hoy con éste post.
Saludos!
3 comentarios:
hola,que bonitos tiempos ,recuerdo una vez que fui con hector de pasadita a tu casa huuuuuuuuuu.
ni te has de acordar,y estaba el baile a todo su apogeo,
aprovecho para desearte una muy felices fiestas,y asi es de repente te leo ,ha y me encanta
cuidate.
claudio
Los preparativos de la cena, los comentarios durante ese proceso, el estrenar algo de ropa, el brindar en compañía de la familia, el baile hasta el amanecer, el recalentado, el brindis nuevamente, el cotorreo, la fiesta...Sí, es la navidad en México.En suerte, que aún tengo la oportunidad de disfrutarla, ciertamente tengo que viajar hasta "mi tierra", pero nada comparado con tus distancias..pero y algún día la pasarás acá???...
Kerubina, que tengas una linda navidad, saludos!
Hugo: gracias por tu comentario, y tienes mucha razón, las fiestas significativas sean cual fueren se disfrutan más con los nuestros.
Claudio: Alguien me dijo hace algunos posts "recordar es vivir" y qué razón tiene. Gracias por tus buenos deseos, sabes que se te quiere y aprecia! Lo mismo para tí y los tuyos.
Saint: si, algún día no muy lejano lo pasaré de nuevo junto a mi raza. Gracias por visita y que lo pases "rico" tu tambien, ah y con unas Tecates Light para que brindes a mi salud!!
Gracias por comentar chicos!!!
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