
Ultimamente me he topado con pared por todos lados y, sin el afán de querer hacerme la víctima, debo confesar que eso ha mermado un poco el ánimo de mi última semana. A manera de catarsis y después de pensarlo mucho, me decidí comentarlos aquí porque tal vez una opinión neutral me aclararía el panorama.
Descalabro 1: Leí en una red social de máxima popularidad el post de alguien de mi familia más cercana (por aquello de los lazos consanguíneos, porque de convivencia y relación: cero) describiendo a su padre (mi hermano) con calificativos muy duros y punzantes. Pero esto no sería lo que me provocó sentimientos de shock y pena ajena (al fin y al cabo quién no ha tenido algo que reprocharle a los padres, justo o no), sino la actitud infantil e inmadura de exhibirle en público, cuando por su calidad de adultos bien se podría haber hablado directo con el interfecto y en privado. Seguramente el niñato (casi treintón) hizo un berrinche con su progenitor y la única salida que encontró a su ira, fue publicarlo a nivel mundial. Penita ajena.
Descalabro 2: En la misma red social, chateaba con uno de mis tres amigos más entrañables de Monterrey luego de mucho tiempo de no hacerlo. Hace poco dió un gran paso en su vida, por lo que se volvió el centro de atención de mucha gente, conocida y desconocida. En el chat platicamos de su nueva rutina y me contó alguna que otra anécdota, ya para terminar se me ocurrió pedirle el número de su celular por aquello de marcarle alguna vez para platicar más "de cerca". Su respuesta fué 'que era una pena, pero que el aparato le funcionaba mal y cada tres horas se descargaba', pensé que era un comentario previo al número y me quedé esperando. Cuando su siguiente frase fué referente a otro tema supe que "al buen entendedor..." Dónde quedó la amistad, el cariño, la buena vibra?
Descalabro 3: Me contactó una antigua paisana que dejó Suiza hace algunos años, vivió acá como 15. Me preguntaba por mis hijos diciéndome que seguro Zara estaría hecha una preciosidad, cuando con una sonrisa en mi cara le escribía afirmativamente que "yo que puedo decir si es mi hija", me dejó caer un "pues tiene algo tuyo, pero en dulce, porque tu eres una amargosa" Plop! sonrisa al suelo.
Gracias a Dios he aprendido a salir airosa de situaciones como ésta, siempre pensando para mis adentros que tal vez todo lo negativo que le veo a estas situaciones, esté solo en mi cabecita. Ya no me obsesiona encontrarles una explicación, aunque tengo que reconocer que de primer impacto me duele un poquitín. Ahora mi tiempo de reacción tremendista se ha ido haciendo corto y trato de olvidarlo pronto.
Bastantes broncas verdaderas tiene uno, como para cargar la mala leche de algunos, o para hacerse uno mismo de malas leches. Así que... buen vibra para todos, bendiciones y a darle vuelta a la página.
Cada quien sus arañas, dijo el otro.
Auf Wiedersehen!
Descalabro 1: Leí en una red social de máxima popularidad el post de alguien de mi familia más cercana (por aquello de los lazos consanguíneos, porque de convivencia y relación: cero) describiendo a su padre (mi hermano) con calificativos muy duros y punzantes. Pero esto no sería lo que me provocó sentimientos de shock y pena ajena (al fin y al cabo quién no ha tenido algo que reprocharle a los padres, justo o no), sino la actitud infantil e inmadura de exhibirle en público, cuando por su calidad de adultos bien se podría haber hablado directo con el interfecto y en privado. Seguramente el niñato (casi treintón) hizo un berrinche con su progenitor y la única salida que encontró a su ira, fue publicarlo a nivel mundial. Penita ajena.
Descalabro 2: En la misma red social, chateaba con uno de mis tres amigos más entrañables de Monterrey luego de mucho tiempo de no hacerlo. Hace poco dió un gran paso en su vida, por lo que se volvió el centro de atención de mucha gente, conocida y desconocida. En el chat platicamos de su nueva rutina y me contó alguna que otra anécdota, ya para terminar se me ocurrió pedirle el número de su celular por aquello de marcarle alguna vez para platicar más "de cerca". Su respuesta fué 'que era una pena, pero que el aparato le funcionaba mal y cada tres horas se descargaba', pensé que era un comentario previo al número y me quedé esperando. Cuando su siguiente frase fué referente a otro tema supe que "al buen entendedor..." Dónde quedó la amistad, el cariño, la buena vibra?
Descalabro 3: Me contactó una antigua paisana que dejó Suiza hace algunos años, vivió acá como 15. Me preguntaba por mis hijos diciéndome que seguro Zara estaría hecha una preciosidad, cuando con una sonrisa en mi cara le escribía afirmativamente que "yo que puedo decir si es mi hija", me dejó caer un "pues tiene algo tuyo, pero en dulce, porque tu eres una amargosa" Plop! sonrisa al suelo.
Gracias a Dios he aprendido a salir airosa de situaciones como ésta, siempre pensando para mis adentros que tal vez todo lo negativo que le veo a estas situaciones, esté solo en mi cabecita. Ya no me obsesiona encontrarles una explicación, aunque tengo que reconocer que de primer impacto me duele un poquitín. Ahora mi tiempo de reacción tremendista se ha ido haciendo corto y trato de olvidarlo pronto.
Bastantes broncas verdaderas tiene uno, como para cargar la mala leche de algunos, o para hacerse uno mismo de malas leches. Así que... buen vibra para todos, bendiciones y a darle vuelta a la página.
Cada quien sus arañas, dijo el otro.
Auf Wiedersehen!