octubre 01, 2010

El lado B del fútbol


El escándalo de la tan llevada y traída fiesta de la Selección Nacional de Futbol Mexicana en Monterrey, el pasado 7 de septiembre luego de su partido amistoso contra la selección colombiana, sigue hasta la fecha haciendo correr ríos de información y tinta. El común denominador ha sido la magnificación de los detales ocurridos en ella, aderezándola con alguna que otra mentirilla para hacer más sabroso el chisme.

Luego vienen las declaraciones del transexual invitado al evento, amigo de Carlos de Salcido, y aquello se dispara a los cuernos de la luna; alimentando aún más -si se puede- el morbo de un público ávido sangre y "justicia" deportiva.

¿De verdad es una novedad, a estas alturas, descubrir ese lado "oscuro" de los futbolistas mexicanos? ¿Desde cuando los futbolisas son un ejemplo de virtud y disciplina en México? ¿Será ésta la primera vez que se asocie el futbol con mujeres, drogas y rockandroll? ¿Habrá reaccionado la FEMEXFUT solo porque este caso se hizo demasiado público?

Ya desde mucho antes, jugadores nacionales han dado la nota en las páginas de las notas rojas y rosas de los medios. Recordemos al Abuelo Azuara -jugador de los Tigres de la UANL en los ochentas- quien fué señalado como sospechoso de un crimen en Monterrey o el reciente caso de Salvador Cabañas -jugador del América- que pasó de ser un pobre hombre baleado a un consumidor de drogas y mujeres hermosas.

Aunque estos casos son extremos, la realidad en los campos futboleros no se aleja mucho, eso lo sé de cierto. Todo empezó allá por los años noventa cuando una amiga, que trabajaba como mi secretaria y además tenía una gran debilidad por los pamboleros de primer nivel, se quedó sin coche y constantemente me pedía que la llevara al Estadio Universitario a la salida del trabajo para ver los entramientos de los Tigres Soccer de la UANL.

Ella conocía casi a todo el plantel, desde los empleados que estaban a cargo de la puerta de entrada, hasta el mismísmo técnico (en aquel entonces creo que era Carlos Reinoso). Mi prima era una "celebridad" en los vestidores del estadio, amén de las fiestas, concentraciones y reuniones más privadas con algunos de ellos -si no es que con todos.

Fue en esas llevadas y traídas que me enteré de una buena cantidad de situaciones extra-futbol, que la gente 'de a pié' no conoce de sus ídolos. Los encuentros sexuales de algunos de ellos en el estacionamiento del estadio después de la práctica, las borracheras antes y después de cada partido, las orgías casi siempre en los depas de los solteros, las mujeres contrabandeadas en los hoteles de las concentraciones previas a los partidos y hasta el cambalache entre ellos mismos de sus "amiguitas".

La cosa no cambiaba mucho en el otro bando futbolero de Monterrey, mi amiga era muy versátil y cuando acabaron sus tiempos de gloria en Tigres, se pasó a Los Rayados. La diferencia entre este y el otro equipo era el poder adquisitivo: mientras los tigrillos hacían sus reuniones en departamentitos casi vacíos de San Nico, los rayadillos tenían sus centros de operaciones en San Jerónimo o Colonia del Valle.

Por mi amiga conocí en persona a algunos de mis jugadores favoritos de Rayados de la talla de Sergio Verdirame o al Cadáver Valdés, que también pasaron por sus armas. Ellos tenían las mismas debilidades del otro equipo local pero un gusto mas sofisticado de divertirse, amén de que sus posibilidades económicas les daban para eso y mucho más.

Asi es, tristemente el lado B del futbol gira siempre en torno de las mujeres, el alcohol y la droga. Algo muy natural, pues es bien sabido que la fama y el dinero no siempre se digieren con facilidad, sobre todo cuando llegan en plena juventud.

En mi opinión, creo que la culpa no es solo de los mismos jugadores; me consta que hasta los mas serios sucumbieron a la tentanción de mujeres que los asediaban sistemáticamente. Jovencitas que se les subían a los coches, les esperaban en los hoteles o los mismos vestidores del estadio.

El deporte no siempre tiene un final feliz, sobre todo cuando no se preveé el futuro y se derrocha lo ganado a base de sudor en el campo de juego. El desequilibrio que dan el dinero y la fama en el deporte también tienen sus consecuencias, casi siempre a largo plazo. Se de muchos que se quedaron en la calle y perdieron hasta la familia, luego de haber firmado contratos millonarios, cuando la capacidad y la edad ya no dieron para más.

Lo de la fiesta del TRI, no es otra cosa que una raya más del tigre, que se volvió un huracán por el escándalo mediático en que se vió envuelto. De hecho aquella "fiesta" fue en realidad una cena tranquila en la que no participó todo el equipo, porque si se documentaran las que sí han sido escandalosas... no tendríamos suficiente espacio para "comentarlas".

Feliz finde!

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