Una semana antes de nuestras vacaciones en el mes de julio, tuvimos una invitación a comer a la casa de uno de los compañeros de trabajo del maridis. El lugar de residencia del susodicho no es Suiza, sino Francia, hasta donde nos desplazamos -con todo y huercos- para acudir a nuestra cita.
Su casa es muy bella, tiene un estilo romántico de aquellas villas de los años 50's con plantas y flores por todos lados. Un enorme jardín, enmarcado en una piscina rectangular de por lo menos 15 mts. de largo por unos 5 de ancho, con la que mis hijos evitaron el aburrimiento de aquel encuentro entre adultos.
El hombre vive solo con su esposa pues sus hijos, ya mayores, se independizaron hace mucho tiempo. La pobre mujer, según sus propias palabras, vive durante la semana una vida totalmente solitaria y aburrida. El marido viaja a diario en tren a Suiza para ir a trabajar, por lo que tiene que levantarse de madrugada y regresa muy tarde por la noche.
Nos comentaba la buena mujer que, para mitigar ese aburrimiento, toma su coche y lo conduce por la autopista por horas a toda velocidad sin rumbo alguno. También se pasa tardes enteras cuidando las flores hermosísimas que tiene por toda la casa y de vez en cuando la 'visitan' algunas jovencitas de los alrededores para utilizar la alberca. Pobrina!
El caso es que, una vez llegados y bienvenidos, nos recibieron en el jardín. Ahí nos sirvió un aperitivo muy variado que incluía sushi de camarón aderezado con mejorana, una ensalada de soya y cuscús en salsa de mejorana y fruta fresca. Yo, como bien me enseñó mi mamá, me comí lo salado en nanocantidades puesto que el saborcito de mejorana ya me empezaba a enfadar y le entré con singular alegría a la fruta (uff, si no hubiera sido por eso...).
A mis hijos les ofreció de tomar té helado, 'hecho en casa' les dijo, a lo que mis peques respondieron con mucha injundia con un si rotundo. Al primer sorbo, en voz bajita, Zara me dijo "no es Nestea, sabe raro y no me gusta". Christof, que no se queda nunca con nada adentro, le preguntó de qué era el té y ella muy orgullosa y sonriente le contestó (adivinan?) 'té de mejorana' WTF!!! Lo bueno fué que junto al té helado, había un bote de jugo de manzana, mismo al que mis hijos dieron matarili completito.
Luego del aperitivo, los niños se fueron a bañar a la piscina, nosotros platicamos largo y tendido con la pareja que, dicho sea de paso, son unos grandes conversadores: cultos, amenos, opend mind y simpáticos. En un momento dado, Christof regresó de la piscina y le preguntó a nuestra anfitriona cuándo íbamos a pasar a conocer la casa, ella quedó un poco pensativa y le contestó muy amable en tono jocoso, que no la había limpiado lo suficientemente bien para mostrárnosla.
A mi me dió un poco de pena por la indiscresión de mi bebé y algo de repelús por aquella actitud de dejarnos todo el tiempo afuera. En fin 'es verano, hace buen clima y hay que aprovecharlos' pensé para mis adentros.
Llegó la hora de la comida. El anfitrión destapó un asador eléctrico que previamente había preparado a un lado del juego de comedor de jardín en el que estábamos, su mujer trajo una bandeja con mucha carne, un bowl con arroz a la mejorana y otro más con una especie de pasta diminuta parecida al cuscús revuelta con queso fresco que también tenía... si ya saben: aceite y vinagre de mejorana (existe en el mundo mundial?).
La carne estaba deliciosa, cortada en fajitas me pareció que era pollo, pero cuando con una sonrisita pícara el hombre me retó a adivinar qué tipo de carne era, sentí un escalofrío enorme de solo pensar que tal vez pudiera ser un derivado también de la mejorana. Al final supimos que era pato, que es muy de mi agrado, pero nunca lo había comido así tipo arrachera. Además de la sal y la pimienta para sazonar la carne, también había -por supuesto- uno de mejorana en polvo, que por cierto nadie tocamos ni por error.
Cuando recogió la mesa, prepárandola para el postre, ya había yo recogido también todas las chivas de nadar de mis hijos. Hubiera querido salir corriendo antes de probar la mejorana en su versión dulce, pero mis principios invitacionalezcos me lo impidieron. A estas alturas los peques me jalaban del brazo para decirme al oído que ya no querían comer más, pues ellos también 'tuvieron' que chutarse toda la comida en el mismo tono mejoranezco.
En esta ocasión si había opciones, aunque una de ellas también producto de la mentada mejorana, todos le entramos duro al pastel de chocolate y el helado de vainilla. Me imagino que hasta el marido estaba harto de la dichos especia, porque tampoco probó el flan DE MEJORANA!!!
El sábado próximo ellos vendrán a nuestra casa porque el maridis, como buen suizo y en reciprocidad a su mejoranezca invitación, propuso esta fecha desde aquel día. Ya la semana pasada me estuve quebrando la cabeza para decidir qué cocinar: mexicano o suizo?, fué la primera incógnita.
Y es que los sabores aztecas son tan intensos, que no es fácil para los paladares europeos digerir un mole por ejemplo o la dinámica algo complicada de un pozole al que hay que 'vestirlo' con lechuga, cebolla y rábanos. Más que nada el hecho de que en un solo plato se tenga toda la comida fuerte y no en tiempos como una ensalada, una carne y una guarnición.
Hoy me quité de problemas y me relajé pensando que, si a ella no le dió empacho en zumbarnos cuatro horas de mejorana en todas sus expresiones, a mi tampoco me dará en servirles una Cochinita Pibil. Total, antes de irse les regalo un Pepto Bismol y asunto arreglado. Eso si, acompañado de su arroz blanco con elote y sus frijoles bien refritos; digo, pa' que rinda como debe de ser el Pepto.
A ver qué sucede con los franchutes!
Sean felices porfas!
Su casa es muy bella, tiene un estilo romántico de aquellas villas de los años 50's con plantas y flores por todos lados. Un enorme jardín, enmarcado en una piscina rectangular de por lo menos 15 mts. de largo por unos 5 de ancho, con la que mis hijos evitaron el aburrimiento de aquel encuentro entre adultos.
El hombre vive solo con su esposa pues sus hijos, ya mayores, se independizaron hace mucho tiempo. La pobre mujer, según sus propias palabras, vive durante la semana una vida totalmente solitaria y aburrida. El marido viaja a diario en tren a Suiza para ir a trabajar, por lo que tiene que levantarse de madrugada y regresa muy tarde por la noche.
Nos comentaba la buena mujer que, para mitigar ese aburrimiento, toma su coche y lo conduce por la autopista por horas a toda velocidad sin rumbo alguno. También se pasa tardes enteras cuidando las flores hermosísimas que tiene por toda la casa y de vez en cuando la 'visitan' algunas jovencitas de los alrededores para utilizar la alberca. Pobrina!
El caso es que, una vez llegados y bienvenidos, nos recibieron en el jardín. Ahí nos sirvió un aperitivo muy variado que incluía sushi de camarón aderezado con mejorana, una ensalada de soya y cuscús en salsa de mejorana y fruta fresca. Yo, como bien me enseñó mi mamá, me comí lo salado en nanocantidades puesto que el saborcito de mejorana ya me empezaba a enfadar y le entré con singular alegría a la fruta (uff, si no hubiera sido por eso...).
A mis hijos les ofreció de tomar té helado, 'hecho en casa' les dijo, a lo que mis peques respondieron con mucha injundia con un si rotundo. Al primer sorbo, en voz bajita, Zara me dijo "no es Nestea, sabe raro y no me gusta". Christof, que no se queda nunca con nada adentro, le preguntó de qué era el té y ella muy orgullosa y sonriente le contestó (adivinan?) 'té de mejorana' WTF!!! Lo bueno fué que junto al té helado, había un bote de jugo de manzana, mismo al que mis hijos dieron matarili completito.
Luego del aperitivo, los niños se fueron a bañar a la piscina, nosotros platicamos largo y tendido con la pareja que, dicho sea de paso, son unos grandes conversadores: cultos, amenos, opend mind y simpáticos. En un momento dado, Christof regresó de la piscina y le preguntó a nuestra anfitriona cuándo íbamos a pasar a conocer la casa, ella quedó un poco pensativa y le contestó muy amable en tono jocoso, que no la había limpiado lo suficientemente bien para mostrárnosla.
A mi me dió un poco de pena por la indiscresión de mi bebé y algo de repelús por aquella actitud de dejarnos todo el tiempo afuera. En fin 'es verano, hace buen clima y hay que aprovecharlos' pensé para mis adentros.
Llegó la hora de la comida. El anfitrión destapó un asador eléctrico que previamente había preparado a un lado del juego de comedor de jardín en el que estábamos, su mujer trajo una bandeja con mucha carne, un bowl con arroz a la mejorana y otro más con una especie de pasta diminuta parecida al cuscús revuelta con queso fresco que también tenía... si ya saben: aceite y vinagre de mejorana (existe en el mundo mundial?).
La carne estaba deliciosa, cortada en fajitas me pareció que era pollo, pero cuando con una sonrisita pícara el hombre me retó a adivinar qué tipo de carne era, sentí un escalofrío enorme de solo pensar que tal vez pudiera ser un derivado también de la mejorana. Al final supimos que era pato, que es muy de mi agrado, pero nunca lo había comido así tipo arrachera. Además de la sal y la pimienta para sazonar la carne, también había -por supuesto- uno de mejorana en polvo, que por cierto nadie tocamos ni por error.
Cuando recogió la mesa, prepárandola para el postre, ya había yo recogido también todas las chivas de nadar de mis hijos. Hubiera querido salir corriendo antes de probar la mejorana en su versión dulce, pero mis principios invitacionalezcos me lo impidieron. A estas alturas los peques me jalaban del brazo para decirme al oído que ya no querían comer más, pues ellos también 'tuvieron' que chutarse toda la comida en el mismo tono mejoranezco.
En esta ocasión si había opciones, aunque una de ellas también producto de la mentada mejorana, todos le entramos duro al pastel de chocolate y el helado de vainilla. Me imagino que hasta el marido estaba harto de la dichos especia, porque tampoco probó el flan DE MEJORANA!!!
El sábado próximo ellos vendrán a nuestra casa porque el maridis, como buen suizo y en reciprocidad a su mejoranezca invitación, propuso esta fecha desde aquel día. Ya la semana pasada me estuve quebrando la cabeza para decidir qué cocinar: mexicano o suizo?, fué la primera incógnita.
Y es que los sabores aztecas son tan intensos, que no es fácil para los paladares europeos digerir un mole por ejemplo o la dinámica algo complicada de un pozole al que hay que 'vestirlo' con lechuga, cebolla y rábanos. Más que nada el hecho de que en un solo plato se tenga toda la comida fuerte y no en tiempos como una ensalada, una carne y una guarnición.
Hoy me quité de problemas y me relajé pensando que, si a ella no le dió empacho en zumbarnos cuatro horas de mejorana en todas sus expresiones, a mi tampoco me dará en servirles una Cochinita Pibil. Total, antes de irse les regalo un Pepto Bismol y asunto arreglado. Eso si, acompañado de su arroz blanco con elote y sus frijoles bien refritos; digo, pa' que rinda como debe de ser el Pepto.
A ver qué sucede con los franchutes!
Sean felices porfas!
4 comentarios:
Jajajajajaja no manches Keru, como me reí, pero que feito eso de la mejorana eh?
Saludos y que "te mejores" de esa impresión! :P
Besos
Nancy :)
a los frijoles no les pongas comino ni aceite de oliva, a ver si se quita el malestar con mejorana
Mejoranos dîas a todos tus lectores y a tî tmb
mejorana? vinagre? nieve? flan ?
que extraño al menos para mi, que tal unas enchiladas mmm riquisimo, en fin, me encantan tus post.
saludos¡
Jejejeje, Hay keru..me acorde de la fabula de la zorra y la cigüeña.. jojojo..
Chin yo que pensaba llevar mejorana a la proxima reunion que estuvieras aca con nosotros, jajaja naaa es broma
salu2..
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