febrero 09, 2010

Zurich de noche

El sábado pasado -6 de febrero- nos fuimos el maridis y yo de 'locas' a Zurich. Caminamos un buen rato en el centro al lado del río Limmat, vimos en el cine la película mexicana Cinco días sin Nora y al final cenamos en un restaurancito muy chulo con especialidades muy variadas de comida gringa, canadiense, hawaiana, suiza, australiana y asiática. Aquí algo de todo el recorrido:

Sobre la calle Limmat-Quai: al frente el Museo de la Porcela y la Cerámica; detrás, la torre de la Iglesia Fraumünster.

También sobre Limmat-Quai: primer plano de las vías de los tranvías (tan socorridos en las 'grandes' ciudades suizas), al lado el río Limmat. Al fondo la torre de la Iglesia St. Peter, una de las tres más antiguas de la ciudad.

La acera peatonal esta formada con arcos muy antiguos en lo que es un interminable centro comercial a lo largo de toda la calle con pequeños establecimientos tan contrastantes que van desde diseñadores famosos hasta zapaterías de descuento.

Otra vista de la Iglesia St. Peter.

Entrada al restaurant Papa Joe's, en la planta baja tiene un antro con música internacional pero en su mayoría latina -aunque esté lleno de suizos- y al lado tiene un hotelito llamado Hotel California, en donde se invita a pasar la noche si los límites de alcohol no les permiten manejar. Los precios por habitación son algo caros, pero para estar en pleno centro de Zurich son más que baratos.

La decoración fluctúa entre lo californiano y lo tex-mex, las paredes están llenas de fotografías antiguas de artistas y personalidades de los años entre 50's y 70's.

En el menú se pueden encontrar los cortes de carnes tradicionales gringos como rib-eye o spare ribs, pero también algunos platillos compuestos por carnes de alce y tigre, además de las banderas canadienses que hay por todo el lugar.

Los precios son justos y la comida excelente. Diversión asegurada.

Calle Schifflände

Edificio del banco privado Lienhardt & Partner, sobre la calle Rämi, que también alberga algunas galerías de arte y un pequeño -pero caro- hotel.

Hacía ya rato que no nos dábamos un tiempo para nosotros, siempre corriendo de un lado a otro con los niños, los trabajos, las visitas o el día a día. Pero de vez en cuando hay que hacer un alto y dejarse consentir, yo lo disfruté mucho y de pasada cargué las pilas para otra temporada vacacional de dos semanas que comenzó ayer.

Por lo pronto, mis querubines ya están planeando qué vamos a hacer el resto de la semana.... aaggghhh y con el frío que hace!!!!

Saluditos congelados.

1 comentario:

Alejandro dijo...

Gracias por compartir la experiencia.
Saludos!