Hoy llegaba con los niños a casa poco después de la cinco de la tarde, el día había estado un poco movido y lo único que quería era estar de nuevo en mi espacio seguro de siempre. Bajamos los tres del coche, antes de dirigirme a la puerta principal vi que la ranura para las cartas del buzón estaba a medio cerrar, de ella salía un pedazo de algo en color negro.
Desde donde estaba no pude distinguir si era papel o cartón, así que me dirigí inmediatamente a abrirlo. Me encontré con una bolsa de plástico negro, gracias a Dios no introduje la mano, sino que palpé en el fondo y toqué algo medio suave, medio duro.
Como pude, fuí enrollando la bolsa desde la parte superior hasta ir llegando a lo que contenía. Tuve que sacarlo de ahí porque empezaba a oscurecer, ya un poco en la luz vi claramente su contenido: excremento de perro.
Di vuelta a la bolsa y efectivamente, era de esas bolsas biodegradables que aqui en Suiza se encuentran casi en cada esquina para que los dueños de los canes levantes los deshechos de éstos y los depositen en contenedores especiales que se encuentran debajo del dispositivo de metal que suministra las dichosas bolsas.
Pero, quién pondría eso en nuestro buzón? El perro más cercano pertenece a mi vecina la coreana así que, sin acordarme de mis hijos esperando en la puerta a que les abriera para entrar, me dirigí de dos zancada hacia su puerta.
Me abrió ella y, mostrándole la bolsa, le pregunté si ella usaba de ese tipo para los deshechos de su perro. Me contestó afirmativamente, muy sonriente como siempre, y extendió la mano tomando la bolsa. Le comenté que no estaba vacía y que había aparecido en mi buzón.
Con la mayor estupidez del mundo, me dijo que ella no acostumbraba a dejar el excremento de su perro en los buzones ajenos, WTF!!! "Por supuesto que eso es mas que obvio" -le dije tratando de conservar la calma- "pero dime, ¿quién sacó al perro esta tarde, tu?"
Se quedó pensando y enseguida llamó a sus dos hijos mayores, yo seguía en shock confirmando mentalmente su estupidez porque, de haber sido los niños, seguramente no lo aceptarían. Así pasó, las criaturas dijeron que ellos no habían sido y ella muy amablemente me devolvió la bolsa!!!
Le dije que pusiera más atención a lo que hacían sus hijos y me fuí de ahí enfurecida, no se me ocurrió otra cosa que pararme en medio de la calle y dejar caer la bolsa con excremento en el pavimento, tratando de que alguien me viera y viniera a reclamarme.
Nada pasó. Y yo sigo con la duda, aunque mis sospechas siguen apuntando a los coreanitos desquiciados. Chin! me acuerdo y me vuelve a dar coraje. Vivo entre puro loco y lo peor es que, tarde o temprano, terminaré con una camisa de fuerza yo también.
Auf Wiedersehen!
Desde donde estaba no pude distinguir si era papel o cartón, así que me dirigí inmediatamente a abrirlo. Me encontré con una bolsa de plástico negro, gracias a Dios no introduje la mano, sino que palpé en el fondo y toqué algo medio suave, medio duro.
Como pude, fuí enrollando la bolsa desde la parte superior hasta ir llegando a lo que contenía. Tuve que sacarlo de ahí porque empezaba a oscurecer, ya un poco en la luz vi claramente su contenido: excremento de perro.
Di vuelta a la bolsa y efectivamente, era de esas bolsas biodegradables que aqui en Suiza se encuentran casi en cada esquina para que los dueños de los canes levantes los deshechos de éstos y los depositen en contenedores especiales que se encuentran debajo del dispositivo de metal que suministra las dichosas bolsas.
Pero, quién pondría eso en nuestro buzón? El perro más cercano pertenece a mi vecina la coreana así que, sin acordarme de mis hijos esperando en la puerta a que les abriera para entrar, me dirigí de dos zancada hacia su puerta.
Me abrió ella y, mostrándole la bolsa, le pregunté si ella usaba de ese tipo para los deshechos de su perro. Me contestó afirmativamente, muy sonriente como siempre, y extendió la mano tomando la bolsa. Le comenté que no estaba vacía y que había aparecido en mi buzón.
Con la mayor estupidez del mundo, me dijo que ella no acostumbraba a dejar el excremento de su perro en los buzones ajenos, WTF!!! "Por supuesto que eso es mas que obvio" -le dije tratando de conservar la calma- "pero dime, ¿quién sacó al perro esta tarde, tu?"
Se quedó pensando y enseguida llamó a sus dos hijos mayores, yo seguía en shock confirmando mentalmente su estupidez porque, de haber sido los niños, seguramente no lo aceptarían. Así pasó, las criaturas dijeron que ellos no habían sido y ella muy amablemente me devolvió la bolsa!!!
Le dije que pusiera más atención a lo que hacían sus hijos y me fuí de ahí enfurecida, no se me ocurrió otra cosa que pararme en medio de la calle y dejar caer la bolsa con excremento en el pavimento, tratando de que alguien me viera y viniera a reclamarme.
Nada pasó. Y yo sigo con la duda, aunque mis sospechas siguen apuntando a los coreanitos desquiciados. Chin! me acuerdo y me vuelve a dar coraje. Vivo entre puro loco y lo peor es que, tarde o temprano, terminaré con una camisa de fuerza yo también.
Auf Wiedersehen!
2 comentarios:
Que feo y que mala onda Keru! :( como me caen mal las mamas pasalonas que sus hijos son unos demonios y ellas ponen su carota de yo no fui, como si no supiera uno lo que tiene...
No hagas corajes, mejor concentrate en las cosas buenas como lo de tu trabajo y tus chiquitos.
Un abrazo Keru!
Nancy
que mal!!! AHHHHHH!!!!
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