Hace unas semanas me comentó mi suegro, que estuvo por aquí en una corta visita, que tenía algo de prisa por irse porque él y mi suegra irían a visitar el hermano de ésta. Me pareció raro porque en los diez años que llevo de casada con su hijo, yo solo sabía de la existencia de una hermana menor de ella (a la que conozco personalmente) y otro medio-hermano todavía más menor, fallecido ya.
Como curiosa soy y no me quedo con nada, se lo pregunté a mi suegrito y él un poco incómodo, me respondió que éste al que visitarían es algo mayor que mi suegra y además si es hermano de sangre. Le pregunté por qué nunca hablaban de él, por qué éste no los visitaba (viven en la misma ciudad) o por qué yo no lo había conocido hasta la fecha. El hombre no supo qué contestarme y solo me dijo que tal vez sería porque su familia no suele ser muy unida desde que murió la madre, que casi siempre que se veían era en reuniones familiares para conmemorar algo especial y que eso sucede cada tantos años.
Me inquietó mucho esa situación, sobre todo porque en culturas latinas como la nuestra, el dejarse de ver tanto tiempo casi siempre obedece a algún motivo de peso como una pelea o a la distancia significativa de los lugares de residencia de los parientes (bueno eso pienso yo). Pero me imagino que de existir un motivo así entre ellos tampoco lo habrían comentado, ya que por todos es bien conocida la discreción suiza.
Entonces me puse a darle vueltas al molino y recordé que recién llegada yo a Suiza, mi suegra inmediatamente me presentó a la viuda de su medio-hermano fallecido llamado Max. Me contó una historia espectacular sobre Max a cerca de cómo había patentado un invento para dar calefacción a las terrazas abiertas en temporadas invernales y nevadas. También me dijo cómo se había hecho de un buen capital gracias a ese invento y me sugirió hacerme amiga de la viuda invitándola a mi casa o visitándola en la suya con el fin de 'granjearla' por si se le ocurría acordarse de nosotros en su testamento (sic). Cosa que nunca hice, por cierto.
Eso si, casi todos los parientes que conozco de mi maridis, cuentan con un buen currículum: una prima es ministra en la cámara del estado más importante suizo, un tío es decano eclesiástico jubilado con honores por la Iglesia Católica, otro de ellos es uno de los constructores más afamados del sur del país, y así sucesivamente. De hecho la parentela es inmensa, pero a decir verdad no conozco a nadie con un perfil bajo en la familia, aunque me imagino que existen muchos... como ese medio-hermano de mi suegra.
De éste, como dije antes, no sabía nada. Así que una vez que toqué el tema de la familia con mi maridis le pregunté directamente "oye, ese tío tuyo que acaba de aparecer es pobre?". Su cara fué más que elocuente, ni siquiera tuvo que abrir la boca para responder, solo asintió con la cabeza. Bingo! había dado con la clave, era vergüenza por la falta de brillantez del hombre, lo que lo había tenido alejado de mi conocimiento.
Yo no se si todos los suizos sean así y tal vez sea una costumbre de la familia en la que me tocó vivir, pero de que existen muchos prejuicios aún en éstos tiempos, eso ni duda cabe. Además, se le da mucha importancia al status social, a los logros laborales y económicos. Aunque de ello no les toque nada 'para la saca' (p'al bolsillo) como dicen en España. Que triste, al menos para mi, que no soy de ese pensamiento.
Hoy mi comadre Carolina me ofreció un empleo temporal por la época decembrina en la perfumería donde trabaja, se trata del puesto para envoltura de regalos y es solo por dos semanas. Inmediatmente le dije que si, sin siquiera preguntar el salario, y eso me emocionó sobremanera. Y es que sea lo que sea el pago, nadie me da ese dinerito aqui sentada en mi casa, asi que por lo menos ya tengo para mandarle algun regalito a mi mami en navidad. Pero eso si, le voy a decir a mi maridis que ni se le ocurra decirle a su mamá, no vaya a ser que me retire el saludo o me deje de hablar, ja ja ja ja.
En los diez años que llevamos de casados, me ha costado mucho trabajo hacerle entender a mi media naranja que el dinero no lo es todo en la vida. Que no nos podemos pasar la vida viviendo como miserables por guardar un dinerito para disfrutarlo en el futuro, porque tal vez para cuando llegue ese momento las posibilidades físicas por la edad, sean mínimas. Como les ha pasado a mis suegros.
Siempre le digo que si Dios lo ha bendecido con un empleo digno que nos deje vivir con cierta seguridad, debemos de agradecerlo disfrutándolo ahora que se puede, que los chicos pueden compartirlo con nosotros y darles gratis lo poco de lo que mas adelante ellos tendrán que ganarse con sus propias fuerzas.
Como dijo aquel, para que quieres acumular riquezas y trofeos si al final uno no se lleva nada a la tumba?.
He dicho.
Como curiosa soy y no me quedo con nada, se lo pregunté a mi suegrito y él un poco incómodo, me respondió que éste al que visitarían es algo mayor que mi suegra y además si es hermano de sangre. Le pregunté por qué nunca hablaban de él, por qué éste no los visitaba (viven en la misma ciudad) o por qué yo no lo había conocido hasta la fecha. El hombre no supo qué contestarme y solo me dijo que tal vez sería porque su familia no suele ser muy unida desde que murió la madre, que casi siempre que se veían era en reuniones familiares para conmemorar algo especial y que eso sucede cada tantos años.
Me inquietó mucho esa situación, sobre todo porque en culturas latinas como la nuestra, el dejarse de ver tanto tiempo casi siempre obedece a algún motivo de peso como una pelea o a la distancia significativa de los lugares de residencia de los parientes (bueno eso pienso yo). Pero me imagino que de existir un motivo así entre ellos tampoco lo habrían comentado, ya que por todos es bien conocida la discreción suiza.
Entonces me puse a darle vueltas al molino y recordé que recién llegada yo a Suiza, mi suegra inmediatamente me presentó a la viuda de su medio-hermano fallecido llamado Max. Me contó una historia espectacular sobre Max a cerca de cómo había patentado un invento para dar calefacción a las terrazas abiertas en temporadas invernales y nevadas. También me dijo cómo se había hecho de un buen capital gracias a ese invento y me sugirió hacerme amiga de la viuda invitándola a mi casa o visitándola en la suya con el fin de 'granjearla' por si se le ocurría acordarse de nosotros en su testamento (sic). Cosa que nunca hice, por cierto.
Eso si, casi todos los parientes que conozco de mi maridis, cuentan con un buen currículum: una prima es ministra en la cámara del estado más importante suizo, un tío es decano eclesiástico jubilado con honores por la Iglesia Católica, otro de ellos es uno de los constructores más afamados del sur del país, y así sucesivamente. De hecho la parentela es inmensa, pero a decir verdad no conozco a nadie con un perfil bajo en la familia, aunque me imagino que existen muchos... como ese medio-hermano de mi suegra.
De éste, como dije antes, no sabía nada. Así que una vez que toqué el tema de la familia con mi maridis le pregunté directamente "oye, ese tío tuyo que acaba de aparecer es pobre?". Su cara fué más que elocuente, ni siquiera tuvo que abrir la boca para responder, solo asintió con la cabeza. Bingo! había dado con la clave, era vergüenza por la falta de brillantez del hombre, lo que lo había tenido alejado de mi conocimiento.
Yo no se si todos los suizos sean así y tal vez sea una costumbre de la familia en la que me tocó vivir, pero de que existen muchos prejuicios aún en éstos tiempos, eso ni duda cabe. Además, se le da mucha importancia al status social, a los logros laborales y económicos. Aunque de ello no les toque nada 'para la saca' (p'al bolsillo) como dicen en España. Que triste, al menos para mi, que no soy de ese pensamiento.
Hoy mi comadre Carolina me ofreció un empleo temporal por la época decembrina en la perfumería donde trabaja, se trata del puesto para envoltura de regalos y es solo por dos semanas. Inmediatmente le dije que si, sin siquiera preguntar el salario, y eso me emocionó sobremanera. Y es que sea lo que sea el pago, nadie me da ese dinerito aqui sentada en mi casa, asi que por lo menos ya tengo para mandarle algun regalito a mi mami en navidad. Pero eso si, le voy a decir a mi maridis que ni se le ocurra decirle a su mamá, no vaya a ser que me retire el saludo o me deje de hablar, ja ja ja ja.
En los diez años que llevamos de casados, me ha costado mucho trabajo hacerle entender a mi media naranja que el dinero no lo es todo en la vida. Que no nos podemos pasar la vida viviendo como miserables por guardar un dinerito para disfrutarlo en el futuro, porque tal vez para cuando llegue ese momento las posibilidades físicas por la edad, sean mínimas. Como les ha pasado a mis suegros.
Siempre le digo que si Dios lo ha bendecido con un empleo digno que nos deje vivir con cierta seguridad, debemos de agradecerlo disfrutándolo ahora que se puede, que los chicos pueden compartirlo con nosotros y darles gratis lo poco de lo que mas adelante ellos tendrán que ganarse con sus propias fuerzas.
Como dijo aquel, para que quieres acumular riquezas y trofeos si al final uno no se lleva nada a la tumba?.
He dicho.
2 comentarios:
cierto!! nada de nada se lleva uno.
Muy bien dicho! lo mismo pienso yo y al igual que tu se lo repito a mi amore que piensa siempre solo en invertir, ahorrar, etc, que no esta mal, pero se priva de darse gustitos y lo que es peor me quiere privar a mi de gastar mi dinero (que gracias a Dios me lo gano de mi trabajo aqui) pero no lo logra jeje (tampoco es que sea derrochadora). Te digo, es dificil hacerlos entender...a seguir nomas en el tira y jale.
Saluditos
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