agosto 19, 2009

Sufriendo a los hijos

Yannik es el mejor amigo de Christof, es nuestro vecino de al lado y sus padres tienen unas ideas raras para educarlo ya que fueron de aquellos rebeldes hippies que piensan que a los niños hay que dejarlos ser para no 'traumarlos'. Durante algunos años vivimos en un constante estira y afloja entre que nos acomodábamos las dos familias a nuestras respectivas costumbres, tuvimos algunos roces pero al final la amistad de las criaturas pudo más y ahora se puede decir que llevamos una relación 'cordial'.

Yannik tampoco tiene muchos amigos, tal vez sea su carácter agresivo y manipulador, en la escuela se puede decir que es aceptado por sus compañeros pero fuera de ella nadie lo visita ni lo invitan a jugar con ellos a sus casas. Para Christof él es su héroe, hace todo lo que el condenado muchacho le pide: saca tus transformers, no te juntes con fulanito, préstame tu Nintendo, dile a tu mamá que me invite a cenar, etc. etc. Una vez hablé con mi hijo, le dije que no puede hacer todo lo que el otro le manda y que también debe hacerse respetar porque cuando el mío quiere algo y al otro no se le antoja... pues simplemente no se hace. De hecho, algunas veces el amigo ha sido castigado por sus padres cuando se han dado cuenta de la forma tan extremadamente manipuladora de su angelito.

En cierto momento dejé de preocuparme en exceso cuando vi que Chris comenzó a defenderse y poco a poco se iba dando a valer, me imagino que su paciencia había llegado a un límite y las cosas fueron equilibrándose positivamente. Las situaciones en la escuela (Yannik va un año adelante) no cambiaron mucho, porque delante de sus compañeros seguía ignorando a mi querubín y hasta creo que Chris llegó a acostumbrarse a esa situación. Al menos eso era lo único de lo que yo estaba enterada.

Antes de ayer, al regresar de la escuela, me hizo un comentario que me dejó muy apachurrada. Con mucho entusiasmo me comentó que estaba contento porque ya sabía el por qué el mentado Yannik le decía 'aschloch' (pendejo/asshole) y otras joyitas majaderas delante de los demás niños de su clase; el muy malvado le hizo saber que cuando le hablara sí de feo era porque estaba actuando. Si, le daba tanta vergüenza que sus compañeros supieran que era amigo de mi hijo, que para que no se burlaran de él, iba a fingir que también le caía mal (como al resto del grupo con el que junta). Le pidió que no se enojara con él, que todo era 'actuado' (sic) solo para quedar bien con sus amigos, pero que en casa seguirían siendo tan amigos pero sin que nadie supiera. También le hizo la recomendación de que por las mañanas al caminar a la escuela juntos, si Chris veía a algún compañero de él en el trayecto, inmediatamente se separara o de lo contrario le insultaría (por supuesto 'fingidamente') de nuevo.

Aquello me partió el corazón, ver la carita alegre de mi criatura pensando que su amigo 'si lo quiere' y que los insultos eran cosa meramente 'actuada', hizo que se me revolviera el estómago. Traté de explicarle que aquello no podía llamarse amistad, que un amigo nos acepta tal como somos y nos defiende de los que nos atacan, que los insultos no los podemos aceptar ni en esas circuntancias y que la amistad no es para dar vergüenza sino orgullo. Lo hice con las palabras mas sencillas que encontré para tratar de ser entendida, pero fué en vano, mi niño se enojó mucho conmigo; me dijo que yo quería separarlo de su amigo y hasta se atrevió a hablarme muy feo (cosa que nunca había hecho). Me dijo que a él no le importaba que lo insultara, porque sabía perfectamente que esas palabras eran 'de mentiras'.

Decidí dejar las cosas ahí, me di cuenta que no servirían de nada mis explicaciones porque para él solo valía el que yo le prohibiera juntarse con el engendro ese sin importar las razones. Entonces, muy determinadamente, le prohibí ver a ese niño en mi casa. Le dije que si para él estaba bien que lo llamara pendejo delante de los demás y aún así quería seguir siendo su amigo, bien, pero que yo no le iba a permitir la entrada a mi casa; que se vieran en la de él o en la calle pero a mi casa no volvería a entrar si antes no venía a disculparse conmigo o con él y en la escuela dejara de burlarse. Por supuesto que el niño me mandó pedir una disculpa con mi hijo, pero no se atrevió a hacerlo personalmente.

Hoy lo volvió a hacer, eso me contó Chris, pero en ésta ocasión no le dije nada. Le llamé a mi marido por teléfono y habló con él, no se exactamente que le diría pero al final Christof me comentó que iba a hacer una pausa en su amistad con Yannik... al menos una semana. Que según las indicaciones de su papá, él le iba a decir que durante ese tiempo no jugaría más con él o hasta que dejara de insultarle en la escuela. Me lo dijo tranquilo, quiero pensar que tal vez entendió la lección; o tal vez no, pero estará en proceso y eso me traquiliza un poco.

No es nada fácil enseñarle a los hijos valores morales a esa edad, vaya que si!, pero todavía es más difícil hacerlos aprender a respetarse a sí mismos y a hacer que se hagan respetar. Un concepto que a su corta edad, por lo abstracto, es casi imposible de entender.

Feliz finde!



6 comentarios:

Lizbeth dijo...

Hola Keru!

Me da mucho gusto que enseñes a tus hijos a respetarse a si mismos. Como bien dices no es nada facil enseñarles los valores morales!
Un abrazo desde Kansas City!

Nancy dijo...

Keru que situación tan difícil!! me da gusto que tu y Don Kerubino hayan intervenido de tal modo que el niño finalmente haya entendido, pues como dices tal vez es una situación que tal vez el a su corta edad no alcanza a visualizar enteramente, pero el hecho de que haya decidido ponerle esa pausa a su amistad, habla positivamente de Chris, deseo lo mejor para él, y que si esa amistad va a continuar sea con todo el respeto que toda persona sin importar la edad se merece..

Muchos adultos aun cometemos esos errores Keru, imagino que para un niño es aún mas difícil de comprender y enmendar el camino, por eso me da gusto que el haya cedido finalmente y tomado esa decisión...

Un abrazo para ti y para todos! :)

Nancy

La Mama de Patito dijo...

Hola Keru,

Se me pusieron los ojos de Remi, asi me pasa cuando el Patito se acerca todo emocionado a algun niño o grupo de ellos...y lo empujan o no lo pelan y veo su carita de tristeza al retirarse a una esquina a jugar solo.

Los quiero matar!, se que no podre protegerlo de por vida, asi es que voy a tener mas adelante que ingeniarmelas para enseñarle a protegerse solito.

Te entiendo...animo!

yo dijo...

Hola Keru
Me imagino como te sientes... lo bueno es que estás siempre pendiente de ellos y no bajas la guardia. Animo Keru que aunque el camino es dificil,los niños entienden al final que las cosas y valores que les enseñamos les serviran de por vida.
muchos saludos y siempre me paso a leerte, espero que en sept vengas a la fiesta nacional, para por fin vernos. un beso

Anónimo dijo...

¡Hola Kerubina! Qué barbara, 'ora sí me hiciste llorar... Este post está muy "llegador" Gracias por compartir este asunto tan íntimo, tan difícil. Como madre he enfrentado esto varias veces, y mi hijo (hoy mayor de edad) ha tenido que aprender tropezando una y otra vez. Coincido con las chicas que opinaron. Cuídate y hasta pronto. :D Luna LLena

Adriana dijo...

Que impotencia! Por muchas razones acepto que no estoy preparada para ser madre, pero una de las más poderosas es que seguramente me volvería un monstruo protector y vengativo ante situaciones como éstas... Ánimo, que lo más importante de ésto es el nobilísimo espíritu de tu querubín, y el par de corazones e intuiciones de sus padres que lo vigilan. Besos