No estaba muerta... andaba de parranda

Y nunca mejor dicho. Durante toda la semana pasada estuve organizando el dichoso festejo del sábado pasado del cumpeaños colectivo de la familia, por lo menos hace dos años que no se hacía en casa y porque sé la friega que es, había optado por celebrar a mis peques en McDonald's. Pero ya con la mente en su lugar, muy lejos ya de mis depresivos estados de ánimo, me puse las pilas. Y es que estas fiestecitas para mi duran tres días: el de la preparación, el festejo y el de limpiar la casa que queda siempre patas arriba. Eso sin contar la semana que me pasé de compras entre las cosas de la comida, la decoración y los regalos de mis niños que cada vez piden cosas más difíciles de conseguir, sobre todo en estos lares donde no abunda mucho la mercadotecnia como la conocemos en América.

La taquiza consistió en cochinita pibil, picadillo con papas, champiñones al chipotle, frijoles refritos con manteca de puerco y hot dogs para los chiquitines (agghhh, bombazo calórico!!!). Los juegos para los niños los hizo mi maridis: las sillas musicales, carreras con costales, tirar de la cuerda y saltar la idem. Entre las sorpresas que me llevé fué la visita de mi cuñado y su esposa, no los había invitado porque cada años pretextan algo para no venir, pero ahora ya sé la clave para tenerlos aquí (ignorarlos, ji ji ji). Otra cosa que me dejó con la boca abierta fueron los regalos para Chris, la gran mayoría le regaló dinero y la criatura se hizo de una buena lanita, que ahora no sabe en qué gastar y prefirió guardar el dinero hasta que se le ocurra algo que valga la pena comprar. Por último, los grandulones se sampirulearon tres botellas de tequila, lo más asombroso fué que ninguno salió a cuatro patas (gargantas profundas eh!).



Todos se divirtieron de lo lindo, mis hijos disfrutaron como nunca, esta vez no hubo dramas ni peleas y lo mejor fué que los accidentes también brillaron por su ausencia. Eso si, el domingo me pasé casi todo el día trabajando y como ayer fué día de asueto, me desquité yendo con mis amigas al cine y luego a cenar para cerrar con broche de oro los últimos diez días de esfuerzo intenso. Nada mal eh?.

Ahora no queda de otra que volver a la rutina, con una sonrisa, luego de tantas satisfacciones. Gracias por sus felicitaciones del jueves pasado por mi cumple, a los del Facebook también y a toda mi familia que este año desfiló telefónicamente haciéndome sentir que no se olvidan de mí y de mis angelitos.

Saludos cariñosos!