Es increíble el paso acelerado que ha tenido la humanidad en los últimos años, ahora le llamamos avance tecnológico, pero generalmente al escuchar ésto lo asociamos con la informática y los recursos industriales. El paso de una era a otra ha afectado también algunos otros aspectos que tal vez consideramos menos importantes debido a que por su cotidianeidad ni siquiera percibimos, mis hijos no imaginan éste mundo sin coches, consolas de videojuegos ó papel higiénico!.
Hoy visitamos la Brocante (exposición de antigüedades) que anualmente se exhibe en la ciudad de Aarau, por invitación de unos compadres que tienen un negocio de restauración de muebles finos. Ahí me encontré a otra de mis paisanas mexicanas que, junto con su marido, se dedica a vender curiosidades de cristal cortado, porcelana e impresos gráficos (antiguos, obviamente). De entre las cosas de su stand me llamó mucho la atención una inmensa colección folletos comerciales de principios del siglo pasado de hoteles lujosos que enviaban por correo, como única estrategia de mercadotecnia para captar clientes, con información detallada de las características y servicios que ofrecían.Es curioso ver como en aquella época, parte del costo de una habitación incluía desde una pequeña cama para la servidumbre, hasta una canasta con leña para la calefacción. También existían diferencias en el precio, si se prefería luz eléctrica ó una buena dotación de velas, que era lo más económico. Los folletos incluían imágenes a color de todos los rincones de éstos hoteles, perfectamente dibujados, no existía la fotografía comercial todavía!
De ahí nos pasamos a hablar de las costumbres que hoy nos causan risa, como por ejemplo aquellos gorritos blancos horrorosos que se usaban para dormir como parte de las pijamas, ¿alguién sabe con exactitud su función?. Yo hasta hoy lo supe: se usaban para no ensuciar las sábanas de las camas con la grasa del cabello, era mucho más fácil, cómodo y económico lavar éstos pequeños accesorios, que bañarse o lavar aquellos metros de tela de las camas ante la falta de agua corriente en la mayor parte de las poblaciones.
Luego me mostró hojas de papel membretado de empresas de muchas partes del mundo, los diseños eran muy bonitos con mucha creatividad de por medio en los logos y en las tipografías, toda una obra de arte. Con mucho orgullo me mostró algunas de empresas mexicanas, entre ellas una de Fábricas de Francia (todavía existe en Monterrey?) y como buena preguntona que soy me explicó por qué se imprimían en Suiza: el arte del alemán Guttenberg (la imprenta) todavía no llegaba a América y los empresarios mexicanos importaban toda su papelería membretada desde acá y les era enviada por barco hasta nuestro país. ¿Se imaginan lo que eso costaba en tiempo y dinero?
Hablando de éstos rudimentarios años, también platicamos de lo difícil que sería para una mujer de hoy, haber vivido en aquella época con tan pocos recursos a la mano. Un ejemplo claro es el período menstrual, en el que a las mujeres no se les permitía salir de casa ante el temor de una evidencia en su ropa que denotara su estado, en alemán se decía que estaba "unpässlich" (indispuesta) para disculpar su ausencia ante los demás. Extraño no? sobre todo porque hoy en día para tener información y/o comunicación sobre un hotel solo tenemos que teclear una dirección electrónica, lo mismo que para leer un libro ó apreciar una fotografía y aún más, las mujeres podemos hacer de todo durante nuestros 'días difíciles' y hasta planear los hijos que deseamos tener (o no tenerlos) sin perdernos de nada.
Como diría mi abuela: ah que tiempos aquellos Señor Don Simón!
Hoy visitamos la Brocante (exposición de antigüedades) que anualmente se exhibe en la ciudad de Aarau, por invitación de unos compadres que tienen un negocio de restauración de muebles finos. Ahí me encontré a otra de mis paisanas mexicanas que, junto con su marido, se dedica a vender curiosidades de cristal cortado, porcelana e impresos gráficos (antiguos, obviamente). De entre las cosas de su stand me llamó mucho la atención una inmensa colección folletos comerciales de principios del siglo pasado de hoteles lujosos que enviaban por correo, como única estrategia de mercadotecnia para captar clientes, con información detallada de las características y servicios que ofrecían.Es curioso ver como en aquella época, parte del costo de una habitación incluía desde una pequeña cama para la servidumbre, hasta una canasta con leña para la calefacción. También existían diferencias en el precio, si se prefería luz eléctrica ó una buena dotación de velas, que era lo más económico. Los folletos incluían imágenes a color de todos los rincones de éstos hoteles, perfectamente dibujados, no existía la fotografía comercial todavía!
De ahí nos pasamos a hablar de las costumbres que hoy nos causan risa, como por ejemplo aquellos gorritos blancos horrorosos que se usaban para dormir como parte de las pijamas, ¿alguién sabe con exactitud su función?. Yo hasta hoy lo supe: se usaban para no ensuciar las sábanas de las camas con la grasa del cabello, era mucho más fácil, cómodo y económico lavar éstos pequeños accesorios, que bañarse o lavar aquellos metros de tela de las camas ante la falta de agua corriente en la mayor parte de las poblaciones.
Luego me mostró hojas de papel membretado de empresas de muchas partes del mundo, los diseños eran muy bonitos con mucha creatividad de por medio en los logos y en las tipografías, toda una obra de arte. Con mucho orgullo me mostró algunas de empresas mexicanas, entre ellas una de Fábricas de Francia (todavía existe en Monterrey?) y como buena preguntona que soy me explicó por qué se imprimían en Suiza: el arte del alemán Guttenberg (la imprenta) todavía no llegaba a América y los empresarios mexicanos importaban toda su papelería membretada desde acá y les era enviada por barco hasta nuestro país. ¿Se imaginan lo que eso costaba en tiempo y dinero?
Hablando de éstos rudimentarios años, también platicamos de lo difícil que sería para una mujer de hoy, haber vivido en aquella época con tan pocos recursos a la mano. Un ejemplo claro es el período menstrual, en el que a las mujeres no se les permitía salir de casa ante el temor de una evidencia en su ropa que denotara su estado, en alemán se decía que estaba "unpässlich" (indispuesta) para disculpar su ausencia ante los demás. Extraño no? sobre todo porque hoy en día para tener información y/o comunicación sobre un hotel solo tenemos que teclear una dirección electrónica, lo mismo que para leer un libro ó apreciar una fotografía y aún más, las mujeres podemos hacer de todo durante nuestros 'días difíciles' y hasta planear los hijos que deseamos tener (o no tenerlos) sin perdernos de nada.
Como diría mi abuela: ah que tiempos aquellos Señor Don Simón!
2 comentarios:
Keru primero que nada dejame decirte Gracias y que te quiero mucho, me diste una gran alegría.
Del post,tienes razón en cuanto a que damos todo por sentado pues nacimos con ciertas cosas a nuestro alcance y al igual nuestros hijos no imaginan la vida que tuvimos a su vez nosotros con menos de lo que ellos disfrutan ahora, hace poco keru en un post de un amigo, le decía que también nos sentimos muy adelantados tecnológicamente y tal vez lo que ahora son equipos de última generación sean considerados rudimentarios en un futuro, definitivamente no valoramos mucho lo que siempre esta ahí, tal vez haría bien de vez en cuando, darnos unos baños de vida simple para valorar lo que tenemos día a día y no le ponemos mucha atención.
De lo que cuentas de esos impresos antiguos, por el simple hecho de la edad tienen su encanto, ahora con el plus de que estan dibujados y son de un diseño hermoso aún más, a mi me gustan mucho los libros antiguos y si se puede conseguir alguna primera edición de alguno que me guste mejor :)
Un abrazo Keru, que gusto que disfrutaste de algo tan interesante.
Besos
Nancy
Gracias amiga, tu hasta en los posts más aburrido estás presente, sabía que no me ibas a dejar sola :o)
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