Riiiiing, riiiing - sonó el teléfono celular de Miguel a media noche.
- Sí, dígame? (típico saludo español al teléfono).
- Hola, soy Alessandra, qué tal estás?. Se oyó decir en inglés a la voz del otro lado de la línea, con ese acento brasileño inconfundible.
- Estoy un poco liado, no tengo mucho tiempo para hablar, estás en España? Dime en cuál hotel estás y te devuelvo la llamada por la mañana, vale?. Contestó Miguel mientras desviaba la mirada de su madre, a la que ayudaba en aquellos momentos con su declaración de impuestos, pues tendría que presentarla al día siguiente a primera hora.
La voz de la brasileña sonaba un poco extraña, por un momento calló, y luego armándose de valor solo dijo "mmhh... bueno solo quería informarte que estoy embarazada de siete meses, me imagino que recuerdas aquel problema que tuvimos con el preservativo en la noche de tu despedida en Londres, lo recuerdas verdad?".
En principio, Miguel pensó que se trataba de una broma y un poco molesto pensó en cortar la llamada, pero algo lo hizo deshacerse de aquella idea y casi como autómata salió a la terraza a continuar con la conversación. La historia que escuchó le pareció una sinopsis de una mala película de Almodóvar, una obra surrealista de Dalí, todo ... menos algo que pudiera estarle sucediendo a él.
Dos años antes, Miguel había llegado a Londres para hacer una extensión de estudios universitarios, durante ese tiempo y en los viajes que hacía en sus vacaciones a España, su país natal, había conocido a aquella exhuberante sobrecargo rubia de origen brasileño: Alessandra. A lo mucho habían salido en una ó dos ocasiones, encuentros sin importancia en los que compartían pláticas y algunas confidencias, pero nada más. No fué hasta haber terminado sus estudios, y a punto de regresar a España, que el chico la llamó para pedirle que lo acompañara en la fiesta de fin de cursos. Aquella noche, con la euforia de volver a su patria y algunas copas de más, terminaron en la cama en una noche de sexo desenfrenado. Miguel lo recordaba muy bien, el mejor sexo de su vida, comprobó que la fama de buenos amantes que tienen los brasileños la tienen bien ganada. También recordó el incidente del condón roto y la naturalidad con la que Alessandra le restó importancia al asunto, prometiéndole tomar la 'píldora del día despúes' a primera hora, algo que por supuesto ella no hizo. Esa fué la última vez que la vió.
Los recuerdos llegaban claros a su memoria, al tiempo que ella le explicaba sus planes inmediatos: se iría a Portugal, donde vivía su madre, a tener al bebé y permanecería ahí durante el tiempo de incapacidad laboral que la empresa le otorgaba. Como todo un caballero, Miguel no se atrevió a preguntar si estaría ella segura de que pertenecía a él la paternidad, le pidió los datos para localizarla en casa de su madre y prometió estar allá para el día del alumbramiento.
El muchacho habló con sus padres, les explicó detalladamente la situación y ellos le externaron su total apoyo, incondicionalmente. Los hechos que siguieron sucedieron tan rápidamente, como aquella llamada que cambió su vida. Se presentó junto a sus padres en aquel hospital portugués el día del nacimiento del niño, su corazón estaba lleno de emociones encontradas, las dudas sobre su paternidad no lo dejaron disfrutar de la alegría de ver llegar al mundo a aquel ser inocente ... indefenso de aquellas preguntas que revolvían su pensamiento y nublaban su razón. Cuando la enfermera lo puso en sus brazos, que temblaban sin control, no pudo más que escudriñar sus rasgos pensando que ésto podría despejar sus interrogantes. Pero la ternura de aquel bebé lo conmovió hasta el llanto, deseó con toda su alma que aquel pequeñito fuera su hijo y lo apretó contra su cuerpo casi inconscientemente.
Sus padres sintieron algo parecido al conocer al bebé y ninguno de los tres preguntó por el estado físico de la madre de la criatura, cómo hacerlo si ni siquiera a Miguel le unía un sentimiento a aquella casi desconocida? Alessandra había accedido de buena voluntad a realizar las pruebas de ADN al momento del nacimiento, se lo recordaron sus padres a Miguel al verlo muy entusiasmado con el recién nacido, ya los médicos habían tomado algunas muestras con el cordón umbilical para tal efecto y sólo faltaban las del 'presunto' padre. Unas horas más tarde, los tres españoles esperaban impacientemente los resultados en la pequeña salita del laboratorio, en el mismo hospital. En silencio, no volteaban ni siquiera a verse entre sí, estaban a unos minutos de lo que sería el resto de sus vidas.
Una asistente laboratorio salió del cuarto de análisis clínicos con un papel en la mano, les preguntó si ellos eran los señores 'De Tal' y ante la respuesta afirmativa y unánime, les pidió acompañarla al consultorio del doctor responsable de los resultados. Aquellos pasos a través de los pasillos con olor a asepsia, le parecieron interminables a Miguel, estaba punto de explotar de la desesperación pero se repetía mentalmente una y otra vez que debía conservar la calma. Ya dentro del pequeño cubículo, el doctor les leyó el documento.
Continuará ...
- Sí, dígame? (típico saludo español al teléfono).
- Hola, soy Alessandra, qué tal estás?. Se oyó decir en inglés a la voz del otro lado de la línea, con ese acento brasileño inconfundible.
- Estoy un poco liado, no tengo mucho tiempo para hablar, estás en España? Dime en cuál hotel estás y te devuelvo la llamada por la mañana, vale?. Contestó Miguel mientras desviaba la mirada de su madre, a la que ayudaba en aquellos momentos con su declaración de impuestos, pues tendría que presentarla al día siguiente a primera hora.
La voz de la brasileña sonaba un poco extraña, por un momento calló, y luego armándose de valor solo dijo "mmhh... bueno solo quería informarte que estoy embarazada de siete meses, me imagino que recuerdas aquel problema que tuvimos con el preservativo en la noche de tu despedida en Londres, lo recuerdas verdad?".
En principio, Miguel pensó que se trataba de una broma y un poco molesto pensó en cortar la llamada, pero algo lo hizo deshacerse de aquella idea y casi como autómata salió a la terraza a continuar con la conversación. La historia que escuchó le pareció una sinopsis de una mala película de Almodóvar, una obra surrealista de Dalí, todo ... menos algo que pudiera estarle sucediendo a él.
Dos años antes, Miguel había llegado a Londres para hacer una extensión de estudios universitarios, durante ese tiempo y en los viajes que hacía en sus vacaciones a España, su país natal, había conocido a aquella exhuberante sobrecargo rubia de origen brasileño: Alessandra. A lo mucho habían salido en una ó dos ocasiones, encuentros sin importancia en los que compartían pláticas y algunas confidencias, pero nada más. No fué hasta haber terminado sus estudios, y a punto de regresar a España, que el chico la llamó para pedirle que lo acompañara en la fiesta de fin de cursos. Aquella noche, con la euforia de volver a su patria y algunas copas de más, terminaron en la cama en una noche de sexo desenfrenado. Miguel lo recordaba muy bien, el mejor sexo de su vida, comprobó que la fama de buenos amantes que tienen los brasileños la tienen bien ganada. También recordó el incidente del condón roto y la naturalidad con la que Alessandra le restó importancia al asunto, prometiéndole tomar la 'píldora del día despúes' a primera hora, algo que por supuesto ella no hizo. Esa fué la última vez que la vió.
Los recuerdos llegaban claros a su memoria, al tiempo que ella le explicaba sus planes inmediatos: se iría a Portugal, donde vivía su madre, a tener al bebé y permanecería ahí durante el tiempo de incapacidad laboral que la empresa le otorgaba. Como todo un caballero, Miguel no se atrevió a preguntar si estaría ella segura de que pertenecía a él la paternidad, le pidió los datos para localizarla en casa de su madre y prometió estar allá para el día del alumbramiento.
El muchacho habló con sus padres, les explicó detalladamente la situación y ellos le externaron su total apoyo, incondicionalmente. Los hechos que siguieron sucedieron tan rápidamente, como aquella llamada que cambió su vida. Se presentó junto a sus padres en aquel hospital portugués el día del nacimiento del niño, su corazón estaba lleno de emociones encontradas, las dudas sobre su paternidad no lo dejaron disfrutar de la alegría de ver llegar al mundo a aquel ser inocente ... indefenso de aquellas preguntas que revolvían su pensamiento y nublaban su razón. Cuando la enfermera lo puso en sus brazos, que temblaban sin control, no pudo más que escudriñar sus rasgos pensando que ésto podría despejar sus interrogantes. Pero la ternura de aquel bebé lo conmovió hasta el llanto, deseó con toda su alma que aquel pequeñito fuera su hijo y lo apretó contra su cuerpo casi inconscientemente.
Sus padres sintieron algo parecido al conocer al bebé y ninguno de los tres preguntó por el estado físico de la madre de la criatura, cómo hacerlo si ni siquiera a Miguel le unía un sentimiento a aquella casi desconocida? Alessandra había accedido de buena voluntad a realizar las pruebas de ADN al momento del nacimiento, se lo recordaron sus padres a Miguel al verlo muy entusiasmado con el recién nacido, ya los médicos habían tomado algunas muestras con el cordón umbilical para tal efecto y sólo faltaban las del 'presunto' padre. Unas horas más tarde, los tres españoles esperaban impacientemente los resultados en la pequeña salita del laboratorio, en el mismo hospital. En silencio, no volteaban ni siquiera a verse entre sí, estaban a unos minutos de lo que sería el resto de sus vidas.
Una asistente laboratorio salió del cuarto de análisis clínicos con un papel en la mano, les preguntó si ellos eran los señores 'De Tal' y ante la respuesta afirmativa y unánime, les pidió acompañarla al consultorio del doctor responsable de los resultados. Aquellos pasos a través de los pasillos con olor a asepsia, le parecieron interminables a Miguel, estaba punto de explotar de la desesperación pero se repetía mentalmente una y otra vez que debía conservar la calma. Ya dentro del pequeño cubículo, el doctor les leyó el documento.
Continuará ...
13 comentarios:
mujeeeeeeeeeeer! como me haces esto! obvio m qde enganchadisima a la historia! jajajja
en fin
esperaremos.
buen inicio de semana!!!
y qué más? que más? Queremos saber!! Bueno no tardes en darnos el desenlace.. jijjjiji
Saludos a todos!!
Si!! queremos saber mas, cuenta, cuenta!!!
Keru que barbara!! me dejaste super intrigada!! ya es la segunda vez que me dejas asi Keru jajaja te acuerdas cuando nos platicaste de tu sobrina cuando fue a Suiza... Me encanta leerte y te agradezco que lo hagas :D
Saluditos!
Saludos Keru...al pendiente, muuuy al pendiente!
Muy bueno, esperamos el siguiente....
:)
Nancy
Sereeenos morenos!!!
Que barbaraaaaaa....
No se vale asi!!!!!
No es justo!!!
Saludos!
NO MANCHES!!!!!!!!!, QUE IMPRESION!!!!!!!!, Keru te volaste la barda , esperare con muchas ganas la próx. parte!!. Abrazos
Buena historia...
estamos al pendiente de la continuación... =S que impaciencia por leerlo
Saludos
Calmantes montes!
Pero qué desesperados son, hasta a mi maridis lo tengo en ascuas, pero al igual que ustedes tendrá que esperar.
:oP
mmmm y yo que ya estaba pensando en como hacerle para contactar a tu maridis y me diera el avance aghhh! ni modo todos hasta tu maridis tendremos que esperar, lo bueno que no hay favoristismo :D jeje
Saluditos
Cuanto tiempo vamos a tener que esperar :( ???
Publicar un comentario