octubre 20, 2006

Este post te lo dedico a tí

Unos meses después de haber cumplido los quince años, la mayor de mis hermanas tuvo a su primera hija. Una niña hermosa, regordeta, de ojos rasgados y pequeñitos que al reírse, desaparecían de su carita. Durante sus primeros años, por cuestiones laborales de sus padres, esta tranquilísima beba pasó sus días en una de las guarderías del IMSS.

De todos mis sobrinos, que son muchos se los aseguro, fué la única que a sus dos años ya no usaba pañal, comía solita con cubiertos y era muy, pero muy bien educada. Maravillas de los procesos pedagógicos de las guarderías, a los que muchas madres se resisten usar, dejando a sus hijos al cuidado de abuelas ó familiares.

Cuando le llegó el momento de abandonar la guardería debido a su edad, su mamá la inscribió en un kinder cerca de la casa de mis padres, y era yo quien iba a recogerla todos los días a las 12:00 en punto del mediodía. Le daba su "sopita aguada" y ella comía todo sin chistar, a la hora de la siesta, sólo con quitarle los zapatos entendía lo que seguía y con esa docilidad que hasta ahora la caracteriza dormía como lirón.

Cuando creció las cosas no fueron diferentes, siguió siendo lo buena que es hasta hoy, siendo uno de los pilares de su familia en cuanto a apoyo moral y económico de sus padres. En mis últimos años de soltera, cuando yo estaba más que resignada a vestir santos y desvestir borrachos, era ella quien salía conmigo al cine, a nadar, de compras, a comer ó simplemente a mi oficina un sábado que yo tuviera cargado de trabajo "para que no te sientas sola" me decía.

Teniendo la escuela de su tía (oséase yo), se casó con un buen muchacho chiapaneco, al que también conoció por internet. Hoy vive en Tuxtla Gutiérrez, pero desde hace algún tiempo trabaja para una empresa muy importante (FEMSA) y casi desde que empezó ahí la comunicación entre nosotros, que hasta entonces siempre había sido muy frecuente, se fué extinguiendo aunque no del todo. Tiene un puesto de importante, y sus constantes viajes, cursos y demás restricciones laborales, no le dejan mucho tiempo para el resto de la familia. Además de ser una esposa dedicada.

Hoy me mandó un mail que me hizo recordar los años en que estuvimos juntas, inseparables éramos. Como amigas, como madre e hija, como tía y sobrina, como cómplices que fuimos. En las escalera de mi casa tengo una megafoto de ella, y todos los días cuando bajo, aunque lleve un tambo enorme de ropa para lavar, su cara me da tranquilidad al verla tan feliz como sólo ella se lo merece.

Te amo mi niña, y aunque sé que leerás esto muchos días después, que quede asentado todo este cariño que te tengo, en este pequeño cyberespacio.



Con todo mi amor, te dedico este post.





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