La tranquilidad que Miguel esperaba después de conocer el resultado de la prueba de ADN, no llegó al saberse padre a sus escasos 24 años. Por principio de cuentas, no le apetecía en lo más mínimo unirse a una mujer de la no sabía prácticamente nada y para terminar, seguía desempleado a la espera de alguna propuesta de las tantas solicitudes de empleo que había presentado. ¿Qué le ofrecería a su hijo con éste desolador panorama?
Al entrar en la habitación de Alessandra todavía no tenía claro qué le diría, la sonrisa segura con la que lo recibió la chica le transmitía una rara sensación de pesadumbre, como si un muro de concreto cayera en ese momento sobre sus hombros. Fué ella quien inmediatamente rompió el silencio "¿lo sabes ya?". El asintió con la cabeza y ella continuó diciéndole que podían planear la boda en España y que haría los arreglos necesarios para que la aerolínea en la que trabajaba modificara su contrato y obtener su base en ese país. El la dejó hablar libremente, esperó a que terminara y en seguida le planteó su realidad.
- "No puedo casarme contigo, no tenemos nada en común, ni siquiera una relación amistosa propiamente dicha. Por Dios, no me malinterpretes, dejando a un lado el lado romántico sería una locura casarnos ... somos casi unos desconocidos ... ni siquiera tengo un trabajo!" - Muchas cosas más pasaban por el pensamiento de Miguel, pero no alcanzó a decirlas todas, se cuidaba al extremo para tratar de no herir los sentimientos de la joven.
El muchacho y sus padres permaneciron tres días en aquella ciudad, entre idas y venidas al hospital, largas conversaciones entre los tres en medio de una lluvia de ideas y posibilidades para tratar de aclarar la situación. Finalmente la pareja llegó a un acuerdo y Miguel reconoció a la criatura, entre los dos decidieron llamarlo con el nombre del padre y lo registaron como ciudadano español en la embajada correspondiente. El muchacho se comprometió a ayudarla económicamente, cuestión en la que sus padres le ayudarían hasta cuando obtuviera el tan anhelado empleo, y lo visitaría regularmente como se lo permitieran las circunstancias. Ella, por su parte, esperaría solo el tiempo que restaba de su baja por maternidad y regresaría a Londres a su empleo habitual, cosa que ella comunicaría en su momento a Miguel.
En los siguientes once meses, Miguel no tuvo noticias de Alessndra ni de su hijo, ella nunca le comunicó si había regresado a Inglaterra ó si permanecía junto a su madre en Portugal. El tampoco había conseguido nada estable para trabajar, dedicándose a oficios temporales y viviendo en casa de sus padres. La depresión, la incertidumbre y la desesperación empezaban a apoderarse de él, sentía que sus problemas no tenían fin.
Como aquella primera llamada de más de un año, recibió otra de Alessandra, le comunicó que en ese momento se encontraba en el aeropuerto rumbo a Italia, se marchaba a radicar allá definitivamente y ... sola. Miguelito se quedaba en Londres con una buena familia a la que ella 'amablemente' lo había cedido, ante la imposibilidad de hacerse cargo de él en la nueva vida que estaba a punto de comenzar. No hubo respuesta alguna a los reproches y preguntas del Miguel, se limitó a comentar que ya estaba decidido y hecho, que no había marcha atrás. Seguramente las amenazas de aquel hombre desesperado, hicieron que la chica se apiadara un poco y le proporcionó los datos de la nueva familia del niño. Fueron sus últimas palabras en el teléfono y colgó.
De nuevo los padres de Miguel le sostuvieron en aquel segundo trance, lo acompañaron a buscar a su hijo a la isla inglesa, ya un poco acostumbrados al sinsabor de aquellos momentos de angustia. Lo que ahí encontraron fué una muy agradable sorpresa, aquel matrimonio de ingleses los recibieron muy amablemente, Alessandra les había advertido de la posibilidad que el padre reclamara sus derechos por lo que estaban un poco a la expectativa. El trío de españoles, más relajados ante la cortesía de sus anfitriones, mostraron los documentos que acreditaban el parentezco de Miguelito con ellos. No hubo necesidad de recurrir a las autoridades, de la mejor forma posible, entregaron al bebé que ya comenzaba a dar sus primeros pasos, estaba a punto de cumplir un año y más guapo que nunca.
A su regreso a España, a Miguel le esperaba un contrato para trabajar en una empresa transnacional en la capital del país, el empleo de sus sueños y el que aceptó ipso facto; aunque con la única desventaja de tener que dejar a su hijo en su pueblo natal al cuidado de sus padres que, como siempre, han luchado codo a codo por la felicidad y tranquilidad de ambos: padre e hijo.
A simple vista, parecería que éste relato es producto de mi imaginación, pero no es así. Miguelito vive al lado de sus abuelos en un lugar de la amplia geografía española, cuenta con cinco años de edad y recibe cada fin de semana con mucho amor y alegría a su padre, quien se desplaza desde Madrid para estar con el amor de su vida: SU HIJO AMADO. De su madre, no se volvió a saber nada.
Feliz martes!
N. de la R.: Gracias L.M.M.A. por tu confianza y por permitirme compartir aquí ésta historia.
Al entrar en la habitación de Alessandra todavía no tenía claro qué le diría, la sonrisa segura con la que lo recibió la chica le transmitía una rara sensación de pesadumbre, como si un muro de concreto cayera en ese momento sobre sus hombros. Fué ella quien inmediatamente rompió el silencio "¿lo sabes ya?". El asintió con la cabeza y ella continuó diciéndole que podían planear la boda en España y que haría los arreglos necesarios para que la aerolínea en la que trabajaba modificara su contrato y obtener su base en ese país. El la dejó hablar libremente, esperó a que terminara y en seguida le planteó su realidad.
- "No puedo casarme contigo, no tenemos nada en común, ni siquiera una relación amistosa propiamente dicha. Por Dios, no me malinterpretes, dejando a un lado el lado romántico sería una locura casarnos ... somos casi unos desconocidos ... ni siquiera tengo un trabajo!" - Muchas cosas más pasaban por el pensamiento de Miguel, pero no alcanzó a decirlas todas, se cuidaba al extremo para tratar de no herir los sentimientos de la joven.
El muchacho y sus padres permaneciron tres días en aquella ciudad, entre idas y venidas al hospital, largas conversaciones entre los tres en medio de una lluvia de ideas y posibilidades para tratar de aclarar la situación. Finalmente la pareja llegó a un acuerdo y Miguel reconoció a la criatura, entre los dos decidieron llamarlo con el nombre del padre y lo registaron como ciudadano español en la embajada correspondiente. El muchacho se comprometió a ayudarla económicamente, cuestión en la que sus padres le ayudarían hasta cuando obtuviera el tan anhelado empleo, y lo visitaría regularmente como se lo permitieran las circunstancias. Ella, por su parte, esperaría solo el tiempo que restaba de su baja por maternidad y regresaría a Londres a su empleo habitual, cosa que ella comunicaría en su momento a Miguel.
En los siguientes once meses, Miguel no tuvo noticias de Alessndra ni de su hijo, ella nunca le comunicó si había regresado a Inglaterra ó si permanecía junto a su madre en Portugal. El tampoco había conseguido nada estable para trabajar, dedicándose a oficios temporales y viviendo en casa de sus padres. La depresión, la incertidumbre y la desesperación empezaban a apoderarse de él, sentía que sus problemas no tenían fin.
Como aquella primera llamada de más de un año, recibió otra de Alessandra, le comunicó que en ese momento se encontraba en el aeropuerto rumbo a Italia, se marchaba a radicar allá definitivamente y ... sola. Miguelito se quedaba en Londres con una buena familia a la que ella 'amablemente' lo había cedido, ante la imposibilidad de hacerse cargo de él en la nueva vida que estaba a punto de comenzar. No hubo respuesta alguna a los reproches y preguntas del Miguel, se limitó a comentar que ya estaba decidido y hecho, que no había marcha atrás. Seguramente las amenazas de aquel hombre desesperado, hicieron que la chica se apiadara un poco y le proporcionó los datos de la nueva familia del niño. Fueron sus últimas palabras en el teléfono y colgó.
De nuevo los padres de Miguel le sostuvieron en aquel segundo trance, lo acompañaron a buscar a su hijo a la isla inglesa, ya un poco acostumbrados al sinsabor de aquellos momentos de angustia. Lo que ahí encontraron fué una muy agradable sorpresa, aquel matrimonio de ingleses los recibieron muy amablemente, Alessandra les había advertido de la posibilidad que el padre reclamara sus derechos por lo que estaban un poco a la expectativa. El trío de españoles, más relajados ante la cortesía de sus anfitriones, mostraron los documentos que acreditaban el parentezco de Miguelito con ellos. No hubo necesidad de recurrir a las autoridades, de la mejor forma posible, entregaron al bebé que ya comenzaba a dar sus primeros pasos, estaba a punto de cumplir un año y más guapo que nunca.
A su regreso a España, a Miguel le esperaba un contrato para trabajar en una empresa transnacional en la capital del país, el empleo de sus sueños y el que aceptó ipso facto; aunque con la única desventaja de tener que dejar a su hijo en su pueblo natal al cuidado de sus padres que, como siempre, han luchado codo a codo por la felicidad y tranquilidad de ambos: padre e hijo.
A simple vista, parecería que éste relato es producto de mi imaginación, pero no es así. Miguelito vive al lado de sus abuelos en un lugar de la amplia geografía española, cuenta con cinco años de edad y recibe cada fin de semana con mucho amor y alegría a su padre, quien se desplaza desde Madrid para estar con el amor de su vida: SU HIJO AMADO. De su madre, no se volvió a saber nada.
Niño X: "¿Y tu mamá, por qué nunca viene?"
Miguelito: "No tengo"
Niño X: "Pero todos tenemos una mamá"
Miguelito: "Bueno pues yo no, la mía marchó, yo tengo una abuelita"
Niño X: "Que feo que tu no tienes mamá"
Miguelito: "No, no es feo, tengo un PAPA que me quiere muchísimo"
Feliz martes!
N. de la R.: Gracias L.M.M.A. por tu confianza y por permitirme compartir aquí ésta historia.
Que cosas! Bien dicen que la realidad supera a la fantasia!
ResponderBorrarSaludos...
Y dicen que los padres son irresponsables? nahhh... hay hombres más responsables y amorosos que la propia madre y con todo ese amor infinito de un padre cariñoso, Miguelito saldrá adelante en la vida.
ResponderBorrarGracias por esta historia de cariño que traspasa cualquier problema o dificultad.
Saludos Kerubina!
Que bonita historia...
ResponderBorrarGracias a ti Keru por contarnosla, pero sobre todo gracias a quien te permitio compartirla.
Cuidate Mucho
Saludos
Que suerte tuvo Miguelito de tener uno de los dos padres que lo amara de esa manera, no hay mejor lugar para un niño que el estar con sus padres y ser amado por ellos.
ResponderBorrarTe mando un abrazo Keru,
Nancy
Que bonita historia, y la verdad que responsable se porto el Papa de Miguelito, se nota que tiene una familia unida porque los papas (los abuelos) siempre lo acompañaron en momentos dificiles.
ResponderBorrarMe gusto mucho como relataste la historia y como nos mantuviste intrigados Keru.
Que estes muy bien, saluditos!!
:D
Hay angelitos que llegan a la tierra para cuidarnos, y Miguelito es uno para su papi. La realidad supera a la fantasía. Que Dios llene de bendiciones a Los abuelitos, a Miguel y Miguelito.
ResponderBorrarAbrazos inmensos para tí!!
Saludos Keru, buen relato..La historia apenas comienza mi estimada..al tiempo. Suerte para ellos!
ResponderBorrar