Quería postear algo digno de contar, pero en la última semana no he salido casi de casa y prácticamente ni mi cuarto. La lesión en mi rodilla derecha sigue igual que el miércoles pasado y, aunque el MRI (resonancia magnética) me lo hicieron el viernes, la burocracia del sector salud suizo no me permite saber el resultado hasta dentro de dos días más.
La semana pasada el dolor era insoportable, ni siquiera los analgésico "muy fuertes" que me recetó el doctor, lograban aliviarlo. Pero pasó algo curioso ese mismo día en que vi al doctor.
Estaba yo sentada en la mesa con cara de compungida, sintiendo unas unas punzadas enormemente dolorosas en la dichosa rodilla, Christof se acercó y me dió un beso abrazándome con fuerza. Me preguntó qué tanto me dolía pero ni siquiera le quise contestar, se hizo un poco para atrás y extendiendo sus manitas en el aire en dirección de mi pierna afectada me dijo que él me iba a curar.
Rezó en voz muy baja en su dialecto suizo aquello que dice algo asi como "Heile, heile Säge, drü Tag Räge, drü Tag Schnee,'s tuet mim Schätzeli nümme weh" (el equivalente a nuestro mexicanísimo "sana sana colita de rana, si no sana hoy, sanará mañana"). Movía sus manitas simulando masajear mi pierna, pues no quería tocarla por temor a hacerme más dolor. Me enterneció muchísimo su gesto sanador, que hasta una lagrimita se me salió.
Aunque pueda parecer increíble, me di cuenta mas o menos diez minutos después, que el dolor ya no estaba ahí. La sensación de que algo estaba bloqueando la rodilla no desapareció, pero ya no punzaba y tampoco me dolía al dar el paso. Si, me paré para comprobar que aquello era real.
Al día siguiente por la mañana no tuve ningún problema en levantarme de la cama, tampoco al caminar y eso me dió confianza, me bañé muy tranquila y hasta les hice de comer algo elaborado porque el dolor simplemente no estaba. El crack crack de los movimientos seguía, pero al menos nada impedía que caminara o permaneciera de pie más de una hora cocinando.
Y es que la sensación en mi rodilla es muy rara, es como si algo no estuviera en su lugar y cuando intento apoyarme en esa pierna al principio se tambalea como si el hueso buscara temblando su lugar correcto. De hecho se siente como si tuviera una gelatina entre el fémur y la tibia, pero el temor a dañarles más no me deja apoyarla del todo. Tal vez por eso los músculos de la pierna y la pantorrilla me tiemblan también, ya que los tengo siempre contraídos para hacer el esfuerzo en ellos y no en la rodilla.
Al llegar de la escuela Chirs me preguntó si había funcionado su "curación" del día anterior y yo, para hacerle sentir bien le contesté afirmativamente, pero luego surgió en él la pregunta del por qué sus manos me habían aliviado. Yo solo le contesté que era porque lo había hecho con mucho amor.
Ese día por la noche el dolor volvió a aparecer, tal vez el ajetreo al que me sometí porque no sentír dolor, había sido exagerado. Puse dos almohadas bajo mi pierna y me acosté muy temprano, mi hijo me vió y me ofreció volver a "curarme" con sus manitas. Esta vez me destapó y me masajeó directo en la rodilla, con mucho cuidado, muy suavemente.
Como a eso de las diez de la noche, cuando los niños ya estaban dormidos, el maridis me dijo que si bajábamos a fumarnos un cigarro. Le contesté que no, porque el dolor seguro se intensificaría con el movimiento de la rodilla en las escalera, pero aún así me levanté para ir al baño. Otra vez, el dolor había desaparecido por completo, a solo una hora de que mi angelito me "curara".
Confieso que aquellos incidentes me dieron miedo, el niño comenzó a darse cuenta que si funcionan sus manos, porque Zara le pidió que hiciera lo mismo con un fuego que traía por dentro del labio inferior. A las dos horas el fuego había desaparecido.
Hace tiempo, cuando empezamos a tener problemas en la escuela con Chris hace unos tres años, una amiga me comentó que había estado observándolo desde pequeño y que su comportamiento obedecía al característicos de los Niños Indigo. Ella misma me prestó un libro sobre el tema y me puse a leerlo. Me sorprendí al comprobar que muchas de las habilidades de estos niños "de la nueva era", las tenía el mío.
A medio libro lo dejé de leer, por un lado porque no tiene bases científicas y no hay manera de saber qué tan cierto sea. Por otro porque, de ser vierto, me dió miedo el compromiso a sacar adelante a un ser con dones que ni yo misma entiendo. Entre ellos el de la sanación.
Luego, cuando le diagnosticaron el Síndrome de Déficit de Atención me sentí un poco aliviada, preferí quedarme con esa explicación y ayudarle desde esa perspectiva. Pero la cosquilla quedó en mi y retomé la lectura del libro, ahora que tengo tanto tiempo libre en cama. Mis dudas vuelven a surgir.
En fin, que el estar en cama me tiene medio demprimida, el sentimiento de no poder valerme por mi misma al 100%, me hace sentir demasiado vulnerable. No he vuelto a pedirle a Chris que me "cure", para que su suspicacia no le lleve a creer algo que tal vez no sea, amén de que él es muy clavado en esos temas. Mejor dejarle ahí, que el tiempo le revele lo que tenga que ser.
El maridis desde entonces se ha hecho cargo de casi todo el cuidado de la casa y los hijos, la molestia sigue y yo me tomo analgésicos que solo quitan el dolor por períodos de tiempo. El miedo a terminar de romperme lo que queda sano, me hace alternar posiciones de sentada y parada porque cualquiera de las dos en tiempos largos me provoca dolor.
La cita con el doctor la veo como algo muy lejano e incierto, la mera verdad es que los doctores de acá me dan mucha desconfianza porque ya una vez uno de ellos me dijo que trabajan mejor "bajo presión" y eso me lleva a pensar que me van a atender cuando la cosa ya esté en sus últimas consecuencias.
La paciencia... se me está acabando...
La semana pasada el dolor era insoportable, ni siquiera los analgésico "muy fuertes" que me recetó el doctor, lograban aliviarlo. Pero pasó algo curioso ese mismo día en que vi al doctor.
Estaba yo sentada en la mesa con cara de compungida, sintiendo unas unas punzadas enormemente dolorosas en la dichosa rodilla, Christof se acercó y me dió un beso abrazándome con fuerza. Me preguntó qué tanto me dolía pero ni siquiera le quise contestar, se hizo un poco para atrás y extendiendo sus manitas en el aire en dirección de mi pierna afectada me dijo que él me iba a curar.
Rezó en voz muy baja en su dialecto suizo aquello que dice algo asi como "Heile, heile Säge, drü Tag Räge, drü Tag Schnee,'s tuet mim Schätzeli nümme weh" (el equivalente a nuestro mexicanísimo "sana sana colita de rana, si no sana hoy, sanará mañana"). Movía sus manitas simulando masajear mi pierna, pues no quería tocarla por temor a hacerme más dolor. Me enterneció muchísimo su gesto sanador, que hasta una lagrimita se me salió.
Aunque pueda parecer increíble, me di cuenta mas o menos diez minutos después, que el dolor ya no estaba ahí. La sensación de que algo estaba bloqueando la rodilla no desapareció, pero ya no punzaba y tampoco me dolía al dar el paso. Si, me paré para comprobar que aquello era real.
Al día siguiente por la mañana no tuve ningún problema en levantarme de la cama, tampoco al caminar y eso me dió confianza, me bañé muy tranquila y hasta les hice de comer algo elaborado porque el dolor simplemente no estaba. El crack crack de los movimientos seguía, pero al menos nada impedía que caminara o permaneciera de pie más de una hora cocinando.
Y es que la sensación en mi rodilla es muy rara, es como si algo no estuviera en su lugar y cuando intento apoyarme en esa pierna al principio se tambalea como si el hueso buscara temblando su lugar correcto. De hecho se siente como si tuviera una gelatina entre el fémur y la tibia, pero el temor a dañarles más no me deja apoyarla del todo. Tal vez por eso los músculos de la pierna y la pantorrilla me tiemblan también, ya que los tengo siempre contraídos para hacer el esfuerzo en ellos y no en la rodilla.
Al llegar de la escuela Chirs me preguntó si había funcionado su "curación" del día anterior y yo, para hacerle sentir bien le contesté afirmativamente, pero luego surgió en él la pregunta del por qué sus manos me habían aliviado. Yo solo le contesté que era porque lo había hecho con mucho amor.
Ese día por la noche el dolor volvió a aparecer, tal vez el ajetreo al que me sometí porque no sentír dolor, había sido exagerado. Puse dos almohadas bajo mi pierna y me acosté muy temprano, mi hijo me vió y me ofreció volver a "curarme" con sus manitas. Esta vez me destapó y me masajeó directo en la rodilla, con mucho cuidado, muy suavemente.
Como a eso de las diez de la noche, cuando los niños ya estaban dormidos, el maridis me dijo que si bajábamos a fumarnos un cigarro. Le contesté que no, porque el dolor seguro se intensificaría con el movimiento de la rodilla en las escalera, pero aún así me levanté para ir al baño. Otra vez, el dolor había desaparecido por completo, a solo una hora de que mi angelito me "curara".
Confieso que aquellos incidentes me dieron miedo, el niño comenzó a darse cuenta que si funcionan sus manos, porque Zara le pidió que hiciera lo mismo con un fuego que traía por dentro del labio inferior. A las dos horas el fuego había desaparecido.
Hace tiempo, cuando empezamos a tener problemas en la escuela con Chris hace unos tres años, una amiga me comentó que había estado observándolo desde pequeño y que su comportamiento obedecía al característicos de los Niños Indigo. Ella misma me prestó un libro sobre el tema y me puse a leerlo. Me sorprendí al comprobar que muchas de las habilidades de estos niños "de la nueva era", las tenía el mío.
A medio libro lo dejé de leer, por un lado porque no tiene bases científicas y no hay manera de saber qué tan cierto sea. Por otro porque, de ser vierto, me dió miedo el compromiso a sacar adelante a un ser con dones que ni yo misma entiendo. Entre ellos el de la sanación.
Luego, cuando le diagnosticaron el Síndrome de Déficit de Atención me sentí un poco aliviada, preferí quedarme con esa explicación y ayudarle desde esa perspectiva. Pero la cosquilla quedó en mi y retomé la lectura del libro, ahora que tengo tanto tiempo libre en cama. Mis dudas vuelven a surgir.
En fin, que el estar en cama me tiene medio demprimida, el sentimiento de no poder valerme por mi misma al 100%, me hace sentir demasiado vulnerable. No he vuelto a pedirle a Chris que me "cure", para que su suspicacia no le lleve a creer algo que tal vez no sea, amén de que él es muy clavado en esos temas. Mejor dejarle ahí, que el tiempo le revele lo que tenga que ser.
El maridis desde entonces se ha hecho cargo de casi todo el cuidado de la casa y los hijos, la molestia sigue y yo me tomo analgésicos que solo quitan el dolor por períodos de tiempo. El miedo a terminar de romperme lo que queda sano, me hace alternar posiciones de sentada y parada porque cualquiera de las dos en tiempos largos me provoca dolor.
La cita con el doctor la veo como algo muy lejano e incierto, la mera verdad es que los doctores de acá me dan mucha desconfianza porque ya una vez uno de ellos me dijo que trabajan mejor "bajo presión" y eso me lleva a pensar que me van a atender cuando la cosa ya esté en sus últimas consecuencias.
La paciencia... se me está acabando...
Keru:
ResponderBorrarDesde Francia te mando toda la buena vibra posible y mi oracion.
Espero que los resultados de la resonancia no sean tan malos y que te atiendan antes de que la cosa llegue a mayores. Te entiendo perfectamente porque en Francia los doctores funcionan algo parecido... pero animo!mucho animo!
Silvia
Keru te mando un abrazote junto con el deseo de que te atiendan pronto y ya no te duela nada.
ResponderBorrarDe lo de Chris que interesante y comprendo tus miedos, Maryfer tenía de mas pequeños ratos en que hablaba como otra persona y te decía cosas que te pasaban en el futuro, afortunadamente con el paso de los años se le fué quitando, pero mientras tanto, que mello!
Dale un besote bien fuerte a Chris y otro a Zara! cuando leo lo que escribes sobre ellos, recuerdo bien su inocencia y ese corazón tan hermoso que tienen los dos, los quiero mucho! al igual que a ti y a tu maridis, cuidate mucho amiga, ojalá pudiera estar mucho mas cerca de ti para estar contigo en éstos momentos y ayudarte a pasar el tiempo de un modo menos pesado para ti, pero sabe que acá te queremos y te mandamos muchos besos sanadores.
Nancy :)