No me había preparado en nada para la dichosa entrevista, había escuchado de algunas paisanas que no era más que una plática informal y a eso me atuve. Aunque he de confesar que me vestí a propósito muy a la usanza chocolatera: sin maquillaje, el cabello recogido en la nuca, ropa oscura, zapatos mocasines y de accesorios solo unos aretes más que discretos. Lo que no pude resistir fue usar perfume, para mi es como salir desnuda cuando no lo uso.
Una vez en la sala con la funcionaria, comenzó ella con un pequeño discurso sobre el motivo de la cita, hasta ahí todo iba bien y me sentía segura porque no tuve problemas con el idioma... hasta ese momento.
A grandes razgos comentó que la razõn principal de la entrevista, para 'ellos', era escuchar de mi propia voz el por qué deseaba obtenet la naturalización suiza y las situaciones de mi vida que los hiciera reconocer mi adaptación a ésta su cultura. Punto también super importante. Fue ahí donde dejé de escucharla, mi mirada se perdió en el infinito porque hasta entonces ni yo misma había pensado en la respuesta a esa pregunta tan obvia. Empecé a ponerme nerviosa.
Reaccioné cuando dejó de hablar y sacó unas hojas de una carpeta con documentos, en las que pude reconocer unas preguntas que tenían a un lado un pequeño recuadro, me imaginé que tenía que 'palomear' o 'cruzar' en caso de ser positiva la respuesta. Si, todo eso pensé en cuestión de segundos.
Las primeras cuestiones se referían a mis datos generales, preguntas muy obvias para esos menesteres como si mi marido y yo vivíamos en la misma casa. También la forma en que nos conocimos, dónde nos casamos, cuantos hijos tenemos, etc. Cosas tan sencillas que solo tuve que responder con monosílabos, piece of cake, pensé.
La cosa se puso interesante cuando me preguntó si tenía algun hobby, inmediatamente respondí que si y hablé sobre el blog. Me preguntó sobre si escribía acerca de mi vida en Suiza, comencé a sudar, luego luego me imaginé que me pediría la dirección del blog y me acordé de los eternos posts en los que los chocolateros no salen muy bien parados.
Me dió mucho nervio, tanto, que mi alemán comenzó a desvanecerse lentamente. Cometí muchos errores al hablar, ni yo misma me entendía, a veces el maridis salía en mi rescate presuroso para que no se notara mucho mi angustia.
Ya para cuando me preguntó si pertenecía a alguna asociación o grupo dentro de mi entorno, mi lengua estaba casi inerte, sobre todo porque la respuesta no sería muy 'ayudadora'. "No, no pertenezco a ningún grupo porque en ese mugre pueblo son una bola de racistas!" hubiera querido decir. Mi marido, que pareció leerme el pensamiento, salió de nuevo al quite comentando
que estábamos en un gimnasio de los alrededores; pero no mencionó que en otra ciudad que no queda nada cerca de la nuestra. Fiuuuu! me salvó la campana.
Luego de unos diez minutos, llegó la tan ansiada pregunta "¿por qué desea usted tener la nacionalidad suiza?. Respiré hondo, le pedí al Espíritu Santo que me iluminara, y comencé a hablar con el corazón en la mano.
Tampoco quería se hipócrita, aún para los fines que me llevaron hasta ahí, deseaba con toda el alma encontrar las palabras correctas con la verdad por delante y que fuera lo que Dios quisiera.
"Cuando llegué a éste país, pensé en que un día volvería México con toda mi familia y viviríamos felices para siempre, como en los cuentos. Pero la llegada de mis hijos al mundo me hizo cambiar de opinión, sobre todo cuando llegó la escolarización; muchas veces algunos niños en la escuela los han hecho sufrir llamándolos extranjeros y eso me parece una injusticia.
Todo porque su madre no nació aquí, y aunque en algo tienen razón puesto que mis hijos también tienen la nacionalidad mexicana, la realidad es que éste es su mundo. Es aquí donde vivimos, donde ellos han crecido, es ésta la que ellos reconocen como su cultura, hablan su idioma y yo... yo no quiero ser la única extranjera en mi propia familia. Ya cuando ellos tengan edad de entenderlo sabrán, que lejos de un estigma, tener una doble nacionalidad es una bendición.
Si usted me volviera a preguntar por qué quiero 'ser suiza' y yo tuviera que responder con una sola frase le contestaría: por mis hijos".
Esa fue mi respuesta, cuando terminé de hablar ví como aparecía de pronto una sonrisa en la cara de la funcionaria. También alcancé a ver la cruz que puso en el recuadro de ese punto en sus hojas y de un tirón cerró el folder, a pesar que todavía quedaron algunos otros incisos que quedaron en el aire.
"Con eso es suficiente, quiero aclararle que no depende de mí que se le otrogue o no la ciudadanía, soy solo un instrumento dentro de los muchos pasos que se siguen para el trámite. Pero decirle que por mi parte todo esta ok", me dijo dando por concluída nuestra plática.
En el camino a casa, mi marido hablaba como chachalaca, muy contento. Me dijo que estaba a un paso de convertirme en suiza!, como si eso fuera un gran logro; tal vez él así lo vea, lo respeto de igual manera. En casa se los dijo con la misma enjundia a los hijos y el único que saltó de gusto fué Christof, la beba se quedó calladita.
Al día siguiente, me encontraba yo en la cocina terminando de preparar la comida para la fiesta de cumpleaños de Zara, ella estaba sentadita en la mesa comiéndose una bolsa de papas mientras llegaban sus invitados.
Tal vez se lea cursi, pero es mi sentir, y aunque sea para fines prácticos no dejo de sentirme un poco incómoda. Veremos que sucede en el futuro.
Auf Wiedersehen!
Una vez en la sala con la funcionaria, comenzó ella con un pequeño discurso sobre el motivo de la cita, hasta ahí todo iba bien y me sentía segura porque no tuve problemas con el idioma... hasta ese momento.
A grandes razgos comentó que la razõn principal de la entrevista, para 'ellos', era escuchar de mi propia voz el por qué deseaba obtenet la naturalización suiza y las situaciones de mi vida que los hiciera reconocer mi adaptación a ésta su cultura. Punto también super importante. Fue ahí donde dejé de escucharla, mi mirada se perdió en el infinito porque hasta entonces ni yo misma había pensado en la respuesta a esa pregunta tan obvia. Empecé a ponerme nerviosa.
Reaccioné cuando dejó de hablar y sacó unas hojas de una carpeta con documentos, en las que pude reconocer unas preguntas que tenían a un lado un pequeño recuadro, me imaginé que tenía que 'palomear' o 'cruzar' en caso de ser positiva la respuesta. Si, todo eso pensé en cuestión de segundos.
Las primeras cuestiones se referían a mis datos generales, preguntas muy obvias para esos menesteres como si mi marido y yo vivíamos en la misma casa. También la forma en que nos conocimos, dónde nos casamos, cuantos hijos tenemos, etc. Cosas tan sencillas que solo tuve que responder con monosílabos, piece of cake, pensé.
La cosa se puso interesante cuando me preguntó si tenía algun hobby, inmediatamente respondí que si y hablé sobre el blog. Me preguntó sobre si escribía acerca de mi vida en Suiza, comencé a sudar, luego luego me imaginé que me pediría la dirección del blog y me acordé de los eternos posts en los que los chocolateros no salen muy bien parados.
Me dió mucho nervio, tanto, que mi alemán comenzó a desvanecerse lentamente. Cometí muchos errores al hablar, ni yo misma me entendía, a veces el maridis salía en mi rescate presuroso para que no se notara mucho mi angustia.
Ya para cuando me preguntó si pertenecía a alguna asociación o grupo dentro de mi entorno, mi lengua estaba casi inerte, sobre todo porque la respuesta no sería muy 'ayudadora'. "No, no pertenezco a ningún grupo porque en ese mugre pueblo son una bola de racistas!" hubiera querido decir. Mi marido, que pareció leerme el pensamiento, salió de nuevo al quite comentando
que estábamos en un gimnasio de los alrededores; pero no mencionó que en otra ciudad que no queda nada cerca de la nuestra. Fiuuuu! me salvó la campana.
Luego de unos diez minutos, llegó la tan ansiada pregunta "¿por qué desea usted tener la nacionalidad suiza?. Respiré hondo, le pedí al Espíritu Santo que me iluminara, y comencé a hablar con el corazón en la mano.
Tampoco quería se hipócrita, aún para los fines que me llevaron hasta ahí, deseaba con toda el alma encontrar las palabras correctas con la verdad por delante y que fuera lo que Dios quisiera.
"Cuando llegué a éste país, pensé en que un día volvería México con toda mi familia y viviríamos felices para siempre, como en los cuentos. Pero la llegada de mis hijos al mundo me hizo cambiar de opinión, sobre todo cuando llegó la escolarización; muchas veces algunos niños en la escuela los han hecho sufrir llamándolos extranjeros y eso me parece una injusticia.
Todo porque su madre no nació aquí, y aunque en algo tienen razón puesto que mis hijos también tienen la nacionalidad mexicana, la realidad es que éste es su mundo. Es aquí donde vivimos, donde ellos han crecido, es ésta la que ellos reconocen como su cultura, hablan su idioma y yo... yo no quiero ser la única extranjera en mi propia familia. Ya cuando ellos tengan edad de entenderlo sabrán, que lejos de un estigma, tener una doble nacionalidad es una bendición.
Si usted me volviera a preguntar por qué quiero 'ser suiza' y yo tuviera que responder con una sola frase le contestaría: por mis hijos".
Esa fue mi respuesta, cuando terminé de hablar ví como aparecía de pronto una sonrisa en la cara de la funcionaria. También alcancé a ver la cruz que puso en el recuadro de ese punto en sus hojas y de un tirón cerró el folder, a pesar que todavía quedaron algunos otros incisos que quedaron en el aire.
"Con eso es suficiente, quiero aclararle que no depende de mí que se le otrogue o no la ciudadanía, soy solo un instrumento dentro de los muchos pasos que se siguen para el trámite. Pero decirle que por mi parte todo esta ok", me dijo dando por concluída nuestra plática.
En el camino a casa, mi marido hablaba como chachalaca, muy contento. Me dijo que estaba a un paso de convertirme en suiza!, como si eso fuera un gran logro; tal vez él así lo vea, lo respeto de igual manera. En casa se los dijo con la misma enjundia a los hijos y el único que saltó de gusto fué Christof, la beba se quedó calladita.
Al día siguiente, me encontraba yo en la cocina terminando de preparar la comida para la fiesta de cumpleaños de Zara, ella estaba sentadita en la mesa comiéndose una bolsa de papas mientras llegaban sus invitados.
Zara: "Mami, te puedo decir una cosa y no te enojas?
Yo: "Qué hiciste?" -en tono algo enojada.
Zara: "Nada! es de lo que dijo papi ayer".
Yo: "A ver, dime".
Zara: "Yo no quiero que te hagas suiza".
Yo: "Ja ja ja ja!!! Por qué?".
Zara: "Porque tu eres una mamá mexicanas, de las buenas, y las mamás suizas no son divertidas ni buenas como tú. Yo quiero que siempre seas mexicana, hasta que te mueras" -me dijo casi llorando.
Yo: "Zara, eso no va a pasar, lo que me van a dar es solo un papelito donde dice que soy suiza porque me casé con tu papá. Pero para ser de verdad verdad suiza, se tiene que nacer aquí, asi como tu. Yo naci en México y voy a ser siempre mexicana sabes por qué?".
Zara: "Por qué?".
Yo: "Porque ser suizo o mexicano está en el corazón, no en un papel. Y mi corazón está lleno de México porque ahí naci, aunque vaya a tener un pasaporte que diga Schweizerin (suiza)".
Tal vez se lea cursi, pero es mi sentir, y aunque sea para fines prácticos no dejo de sentirme un poco incómoda. Veremos que sucede en el futuro.
Auf Wiedersehen!
Bueno, ahi si que me identifico contigo me pase mucho tiempo como residente de USA y cuando me hice ciudadana me sentia un poco rara,pero creeme que si ya vivimos fuera de Mexico lo mejor es tomar la ciudadania del pais donde vive uno, ya que nunca sabes si las leyes cambien y se te vaya hacer mas dificil hacer ese tramite, y como dices lo que uno es se lleva en el corazon, y luego uno aprende a querer el pais donde nacen tus hijos, encuentras el amor y haces una nueva vida.
ResponderBorrarSaludos desde L.A CA.
Que linda tu Zara! me derrito si un dia cuando tenga una hija me dice eso.
ResponderBorrarY tu respuesta no es nada cursi, es la purita verdad :-)
Me imagino se siente raro pero tomalo como una cuestion practica, como un tramite, igual sigues teniendo tu pasaporte mexicano!
Ay Keru, te entiendo perfectamente. Yo planeo sacarme la nacionalidad finlandesa el año que entra por una sencilla razón: aunque cultural y lingüísticamente soy preponderantemente mexicano, ya llevo una tercera parte de mi vida en este país y sin las oportunidades y situaciones que he vivido acá no sería la persona que soy. Acá (como en tu caso en Suiza) siempre seré extranjero, pero al menos tendría los mismos derechos y obligaciones que los nacidos aquí.
ResponderBorrarMucha suerte con tu proyecto.
@ Anónimo: Es verdad, uno termina queriendo hasta lo que no nos gusta, todo por los hijos. Tampoco me puedo quejar, aquí se vive muy bien.
ResponderBorrar@ Janimarsa: Esa niña saca cada ocurrencia que a veces me hace llorar de emoción. Gracias por las flores a ella.
@ Chiva: Eso si, nos podrán tachar de extranjeros aún después del 'papelito', pero el lado positivo es como tu dices: gozar de los mismos derechos que si bien no nos corresponden por no haber nacido aquí, pero nos tocan por producir nuevos y buenos ciudadanos.
Yo tambien me indentifico contigo. De verdad que una se siente rara cuando adopta la nacionalidad de otro pais. Pero como bien dices... mi corazon esta lleno de Mexico y lo del papel es lo de menos!
ResponderBorrarFelicidades por ese gran paso!
Un abrazote!
Hola hola!
ResponderBorrarQuiero aplaudirte de pie la respuesta que le diste a la mujer, ya me imagino el proximo año este post circulando por correo para el dia de las madres por lo que te dijo tu hija, la razon que diste es muy valida y mas tratandose de mejorar el entorno de tus hijos, quisieraque muchos mexicanos que conozco que viviendo en su propi pais, sueñan con ser gringos o como los futbolistas que se van a España, a los dos días ya dicen joder macho!, aunque te del la ciudadania, eres mas mexicana que el chile
saludos y te sigo leyendo desde Monterrey
Reina regiomontana! Estoy descubriéndote y aunque tengo muchísimo que querría decirte, permíteme que vaya siendo poco a poco, porque (que lo sepas desde ahora) tienes una lectora más en tu lista. No sólo es que me siento identificada contigo, sino que en este ratito que he estado leyéndote, me has llenado de identidad un pedacito del alma. Hace unos 12 años que vivo dividida entre España y México, Sinaloa para ser más concreta y sé por lo que estás pasando. No tengo hijos que me enraizen a esta tierra, pero sí un marido por el que decidí cambiar el rumbo y por el que sigo aquí a pesar de que nunca me había costado tanto adaptarme a un sitio. Cuántas cosas se hacen por amor, eh? Me encantan tus escritos, gracias por compartir tus días y tus momentos, tan tuyos y tan especiales. Un gran abrazo desde las montañas alicantinas!
ResponderBorrarHave a happy birthday pretty lady
ResponderBorrarfrom an another fan of yours..........
Ahyy tu niña. casi hace que se me salgan las lagrimas, preciosa ¡¡
ResponderBorrarNo puedo mas que admirarte Keru, pues tu amor por la patria mexicana es muy grande, pero, el amor por tus hijos, como debe ser es más. No dejo de recordar ese pasaje de la biblia "tu pueblo será mi pueblo y tu dios será mi dios". Bendiciones desde Monterrey. Profra. Gloria.
ResponderBorrarAh, casi lloro, ánimo! :-)
ResponderBorrarKeru que bonita respuesta le diste a Zara y además sé perfectamente porque lo dice, las mamás chocolateras nunca tendrán esa manera de querer y criar a los hijos como las mexicanas, chica lista Zara!! :)
ResponderBorrarKeru, apoyo y entiendo tu decisión, creo que ese paso te va a ahorrar algunos tramites y molestias en el futuro :) y bueno! lo mejor de todo es que no tienes que renunciar a nada y si, sales ganando con derechos en el país donde vives.
Te mando un abrazo y mis mejores deseos para que todo salga de lo mejor!!
Nancy