mayo 17, 2010

Miradas y miradas


Hace más de una semana que empecé con un raro picor en los ojos y cualquier cosa hacía que las lágrimas salieran a borbotones: la luz, el viento, el humo. En un principio no le di mucha importancia, de hecho pensé que se trataría de un ataque alérgico por el cambio de clima y la polinización, así que comencé a tratarme yo sola con gotas oftálmicas y tabletas de loratadina.

Y es que conociendo a los doctores chocolateros, sabía que no me atenderían antes de dos o tres días de sufrir las de Caín y de intentar por todos los medios de curarme con mis propios recursos. Es lo que hay, ni para qué quejarse uno.

Pero pasaron los días y la cosa se puso peor, ya no eran lágrimas lo que salía de mis ojos sino lagañas que me nublaban por completo la vista. El color del deshecho pasó de ser transparente a un verde bandera que la Tortugas Ninja hubieran envidiado sin medida. De tanto limpiarme con pañuelos deshechables, me irrité sobremanera el área alrededor de los ojos, hasta que se llegaron a formar pequeñas úlceras en las comisuras. El ardor ya era insoportable.

Luego de cuatro días de rigor con ese martirio, me recibió el oftalmólogo a primera hora del lunes pasado, precisamente fué mi regalo del 10 de mayo, ja! Qué lindo él.

El móndrigo matasanos diagnosticó una infección enorme junto con la clásica alergia y solo me recetó otras gotas oftálmicas un poco más fuertes que las que yo tenía. El desgraciado me advirtió que tardaría por lo menos cinco días más en sanar y que no me daría antibiótico porque... la infección no lo ameritaba! WTF?! Ahh! pero muy buena onda, me dió también una cremita para "la pequeña úlcera sin importancia" de la piel.

Los efectos colaterales de mi desgracia fueron muchos, entre ellos que no pude limpiar mi casa porque el polvo podría tardar más el efecto del medicamento, el cochinero tendría que esperar. Me consolaba pensar que el jueves comenzaría un megapuente festivo en el que tal vez el maridis se compadecería de mi y me ayudaría por lo menos en la aspirada del polvo y la pelusa.

Los niños se portaron a la altura, recogiendo sus cuartos todos los días y ayudando en la cocina para que no me expusiera mucho al calor de la estufa. Llegó el jueves y como primer día de puente, todos flojeamos de lo lindo "mañana limpio yo la casa" me dijo el maridis muy entusiasta. Pero oh! sorpresa, el viernes amaneció mi media naranja con los ojos cerrados por las lagañas verdosas iguales a las mías.

La limpieza quedó en el olvido por completo. Le hice una cita con su médico familiar y éste si le dió antibiótico. Para el domingo el maridis ya estaba de nuevo 'fit' y ni quien se acordara de su infección. Yo sigo poniéndome las gotas tres veces al día, el fluído en mis ojos es cada vez menos, pero no dejo de hacer corajes cada que veo a Don Kerubino mas sano que nunca.

Y yo que siempre le eché madres a su doctor! ahora se lo envidio :-( Por lo menos hoy si pude limpiar mi casita como Dios manda!

Feliz inicio de semana gente!

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