Hoy me levanté con el ánimo muy prendido, volteé para ayer y pensé que la cosa de mi querubín sale porque sale con un poco más de esfuerzo por parte de los dos. Y claro, con la cabeza ya fría y un sol hermoso después de algunos días de lluvascos (acá también) la cosa pintaba menos escabrosa (sí Chucha!). Faltaban quince minutos para que saliera Zara del kinder y le comenté a mi maridis, que hoy trabajó desde casa, si sería bueno que fuera por ella a pié. El muy amable me dijo que no, que yo preparara la mesa para la comida y se ofreció a ir, cosa que hizo de inmediato.
Pasados diez minutos de la hora de salida de la niña, llegó Christof todo asustadillo, había pasado él a recoger a su hermana y la maestra le dijo que ya había salido. Me pareció raro que no se hubiera topado a su papá con la hermana por el camino, pero muy segura le dije que no se preocupara que seguro venía por ahí llegando. El niño, que se pasa de paternalista con la hermana, seguía sollozando diciendo cosas como que no quería que le robaran a la niña, que seguro se había perdido, que tal vez ya nunca la iba a ver, etc. Yo traté de calmarlo y le dije que su papa había ido por ella, pero el insistía en que algo malo pasaba.
Tengo que aclarar que, no se si ya lo comenté alguna vez aquí en el blog, los niños a partir del kinder (cinco años) van solos a la escuela. Los primeros meses alguno de los dos padres tiene que acompañar al pequeño(a) para mostrarles el camino y que lo aprendan, además de darles las primeras instrucciones de cómo deben comportarse cuando lo vayan a hacer solos; después de la vacaciones de otoño por ahí de octubre, un policía va al kinder para enseñarles a cruzar calles in situ y caminar con seguridad por la banqueta. A partir de la clase del policía, se supone que las madres ya los entrenamos durante esos tres primeros meses, las criaturas deberán ir y venir solitos. Cabe mencionar que en el camino de la escuela, se van encontrando niños en la calle principal (la más peligrosa) saliendo de sus respectivas cuadras y casas y así van formándose grupitos que caminan juntos hasta llegar al kinder. Lo que suceda en éste trayecto es, según la leyes, responsabilidad de la maestra (por ejemplo, peleas entre ellos, que alguno corra en lugar de caminar, que se atraviesen las calles sin fijarse o en otro lugar que no sean los pasos peatonales marcados en el suelo, etc). El objetivo de ésta mecánica escolar, se supone que es con fin que los niños tengan sus primeras lecciones de socialización con sus compañeros y vayan tomando seguridad en si mismos.
Una vez aclarado el punto, prosigo. Todavía estaba yo tratando de calmar a Christof de la preocupación por su hermana, cuando suena el teléfono, era mi marido preguntándome si la niña ya había llegado. El estaba en el kinder con la maestra y en todo el camino no había visto a Zara en los grupos de niños que regresaban a casa. La sangre se me heló, en dos zancadas llegué al coche con Christof siguiéndome los pasos y arranqué directo al kinder. Mi marido venia a unas cuadras... solo. Regresamos al kinder para informar a la maestra de la desaparición de la niña y ella también se asustó como nosotros tres. Enseguida tomó el teléfono e hizo algunas llamadas, pero nadie supo dar razón de mi hija. Yo seguía muy nerviosa pero calmada, no sabía cuando iba a durar esa tranquilidad aparente.
Regresamos al coche y le dije a mi marido que uno de los dos tendría que quedarse en casa por si regresaba la susodicha, no se fuera a asustar al no encontrar a nadie. Nos bajamos los dos del coche, a él se le ocurrió buscar la lista telefónica de sus compañeros y yo fuí con mis dos vecinas (cuyos hijos están en el mismo grupo de Zara) para pedirles que le preguntaran a los niños si la habían visto a la salida y el por qué no caminó con ellos. Los dos vecinos coincidieron en que una vez fuera del salón, ninguno la había visto tomar el camino diario a casa, la niña había ido a otro lado. En ese momento empecé a sentir que los labios se me dormían y el pánico empezó a sentirse como agua helada subiendo desde mis pies hasta mi cabeza. No lo pensé dos veces y sin avisar a mi marido me arranqué caminando de nuevo el mismo recorrido que debiera haber tomado mi hija.
Apenas recorrer media cuadra, sentí como las lágrimas me salían sin control, otros tantos pasos más y empecéa sollozar, casi llego a la avenida principal y ya estaba yo histérica. Nunca pensé en que se hubiera perdido, ella conoce muy bien ese camino porque lo hemos recorrido infinidad de veces: cuando llevábamos a Chris al kinder, cuando no tenemos auto y salimos en tren... las tres semanas que tiene de caminar todos los días!!!. No, no se pudo haber perdido. Me imaginé mil cosas, que alguien la había robado en un coche y de ser así jamás la encontraría, que por jugar tal vez se hubiera caído en una zanja o entre algunos matorrales y estuviera atorada, que alguien pudo retenerla en el zótano de alguna casa... "Dios!!! no lo permitas!!! No me la quites!!!
Llegué al cruce de la avenida principal y las calles desiertas, todos comerían a esas horas y yo sin mi hija. A éstas alturas ya lloraba totalmente histérica y sin control "Zaraaaaaaaa, Zaraaaaaa" gritaba sin que nadie me respondiera. Poco me falto para hincarme y pedir al cielo que me devolvieran a mi princesita. En ese momento mi marido me alcanzó con el coche, me dijo que la niña estaba en el kinder.
Me subí de un salto, le pedí que me dejara en la avenida principal para caminar por el pasaje peatonal porque no podía esperar a rodear con el carro las dos manzanas que separaban ese lugar del kinder. Corrí como loca, los huesos y los pies me dolieron como si me los martillaran pero no aflojé el paso, una vez en la explanada afuera del salón volví a gritar "Zaraaaaaaaaa!!!" y salió su maestra con ella de la mano. La abracé mas fuerte que nunca, creo que hasta le hice un poco de daño, solté ahora si el llanto a grito abierto sin importarme la cara de susto de su maestra y la del otro grupo que se había quedado para ayudarnos en la horrosa búsqueda.
"No lo vuelvas a hacer m'ijita, por favor no me hagas ésto, dónde estabas?" fué lo primero que le dije con un llanto liberador. La maestra me explicó que la encontró en la avenida grande, la que conecta las dos ciudades grandes entre las que vivimos, a punto de volver a cruzar de regreso a casa "como? por qué?". La maestra siguió contando: "Zara me dijo que usted le ha explicado que no camine sola por la calle, que tiene que estar acompañada de otros niños, entonces ella decidió caminar con Florinda (chin! nunca odié al Chavo del Ocho como en ese momento!) y el detalle es que Florinda vive en el lado opuesto de la ciudad", terminó.
En eso llegó Christof corriendo, igual de histérico que yo unos minutos antes, llorando la abrazó y enojado le gritó que no se volviera a ir antes de que él llegara por ella (las dos semanas anteriores él la recogía y los dos caminaban juntos, pero a partir de ésta semana ella lo había empezado a hacer sola con los vecinitos, la verdad no sé porque hoy su hermano fué por ella). Una vez en casa la niña me dijo la verdad: Florinda le dijo que tenía un gatito muy bonito en su casa y Zara le pidió que se lo enseñara, caminaron juntas hasta la casa de la amiguita pero una vez ahí ella le dijo que no podía pasar porque su mamá se iba a enojar y no la iba a dejar entrar. Entonces Zara al no poder ver al gatito, iba de regreso a casa e iba en la dirección correcta cuando la maestra, que daba vueltas con su coche por el rumbo contrario a donde vivimos nosotros, la encontró tratando de cruzar la gran avenida.
Lo dicho, ella no estaba perdida, sabía perfectamente como regresar a casa. Lo que no sabía es que no puede ir a visitar a nadie sin mi permiso, cosa que yo jamás le advertí. No fué necesario regañarla ni castigarla, el susto de vernos a todos llorando e histéricos fué sufiente para que ella sola prometiera no volver a hacerlo. De cualquier forma, Christof se comprometió a pasar por ella todos los días y yo le advertí que no puede salir del kinder sin su hermano de la mano.
Después de comer, pasados unos diez minutos, mi madre me llamó por teléfono desde Monterrey. Allá serían las cuatro o cinco de la mañana y su voz sonaba todavía adormilada "cómo estás? estaba dormida pero te escuché gritar desesperada entre sueños e inmediatamente te marqué". Esa es la conexión que tengo con mi sacrosanta madre, para que luego digan que el instinto maternal no existe... aunque haya un océano de por medio.
Esos cuarenta minutos han sido los peores de mi vida, solo el hecho de pensar en no volver a ver a mi hija, me pone mal. Los recuerdo y los vuelvo a vivir, por eso ésta será la última vez que lo relate, para sacarlo de una vez y por todas. Parece que la tranquilidad ha vuelto a casa, bien dicen que a veces las cosas se juntan de un jalón, pero dos días seguidos como éstos creo que ya no podría aguantarlos. Además, ésto es solo el comienzo uno tiene ocho años y la otra cinco, hasta ahora los habíamos podido tener bajo control mientras dependían totalmente de nosotros pero ahora que pueden valerse un poco más por sí solos, la cosa se pone difícil. Qué razón tienen los suizos cuando dicen: "kleine Kinder, kleine Sorgen; grosse Kinder, grosse Sorgen".
Feliz finde!
P.D. Aprovecho para postear sus fotos del primer día de kinder.
Pasados diez minutos de la hora de salida de la niña, llegó Christof todo asustadillo, había pasado él a recoger a su hermana y la maestra le dijo que ya había salido. Me pareció raro que no se hubiera topado a su papá con la hermana por el camino, pero muy segura le dije que no se preocupara que seguro venía por ahí llegando. El niño, que se pasa de paternalista con la hermana, seguía sollozando diciendo cosas como que no quería que le robaran a la niña, que seguro se había perdido, que tal vez ya nunca la iba a ver, etc. Yo traté de calmarlo y le dije que su papa había ido por ella, pero el insistía en que algo malo pasaba.
Tengo que aclarar que, no se si ya lo comenté alguna vez aquí en el blog, los niños a partir del kinder (cinco años) van solos a la escuela. Los primeros meses alguno de los dos padres tiene que acompañar al pequeño(a) para mostrarles el camino y que lo aprendan, además de darles las primeras instrucciones de cómo deben comportarse cuando lo vayan a hacer solos; después de la vacaciones de otoño por ahí de octubre, un policía va al kinder para enseñarles a cruzar calles in situ y caminar con seguridad por la banqueta. A partir de la clase del policía, se supone que las madres ya los entrenamos durante esos tres primeros meses, las criaturas deberán ir y venir solitos. Cabe mencionar que en el camino de la escuela, se van encontrando niños en la calle principal (la más peligrosa) saliendo de sus respectivas cuadras y casas y así van formándose grupitos que caminan juntos hasta llegar al kinder. Lo que suceda en éste trayecto es, según la leyes, responsabilidad de la maestra (por ejemplo, peleas entre ellos, que alguno corra en lugar de caminar, que se atraviesen las calles sin fijarse o en otro lugar que no sean los pasos peatonales marcados en el suelo, etc). El objetivo de ésta mecánica escolar, se supone que es con fin que los niños tengan sus primeras lecciones de socialización con sus compañeros y vayan tomando seguridad en si mismos.
Una vez aclarado el punto, prosigo. Todavía estaba yo tratando de calmar a Christof de la preocupación por su hermana, cuando suena el teléfono, era mi marido preguntándome si la niña ya había llegado. El estaba en el kinder con la maestra y en todo el camino no había visto a Zara en los grupos de niños que regresaban a casa. La sangre se me heló, en dos zancadas llegué al coche con Christof siguiéndome los pasos y arranqué directo al kinder. Mi marido venia a unas cuadras... solo. Regresamos al kinder para informar a la maestra de la desaparición de la niña y ella también se asustó como nosotros tres. Enseguida tomó el teléfono e hizo algunas llamadas, pero nadie supo dar razón de mi hija. Yo seguía muy nerviosa pero calmada, no sabía cuando iba a durar esa tranquilidad aparente.
Regresamos al coche y le dije a mi marido que uno de los dos tendría que quedarse en casa por si regresaba la susodicha, no se fuera a asustar al no encontrar a nadie. Nos bajamos los dos del coche, a él se le ocurrió buscar la lista telefónica de sus compañeros y yo fuí con mis dos vecinas (cuyos hijos están en el mismo grupo de Zara) para pedirles que le preguntaran a los niños si la habían visto a la salida y el por qué no caminó con ellos. Los dos vecinos coincidieron en que una vez fuera del salón, ninguno la había visto tomar el camino diario a casa, la niña había ido a otro lado. En ese momento empecé a sentir que los labios se me dormían y el pánico empezó a sentirse como agua helada subiendo desde mis pies hasta mi cabeza. No lo pensé dos veces y sin avisar a mi marido me arranqué caminando de nuevo el mismo recorrido que debiera haber tomado mi hija.
Apenas recorrer media cuadra, sentí como las lágrimas me salían sin control, otros tantos pasos más y empecéa sollozar, casi llego a la avenida principal y ya estaba yo histérica. Nunca pensé en que se hubiera perdido, ella conoce muy bien ese camino porque lo hemos recorrido infinidad de veces: cuando llevábamos a Chris al kinder, cuando no tenemos auto y salimos en tren... las tres semanas que tiene de caminar todos los días!!!. No, no se pudo haber perdido. Me imaginé mil cosas, que alguien la había robado en un coche y de ser así jamás la encontraría, que por jugar tal vez se hubiera caído en una zanja o entre algunos matorrales y estuviera atorada, que alguien pudo retenerla en el zótano de alguna casa... "Dios!!! no lo permitas!!! No me la quites!!!
Llegué al cruce de la avenida principal y las calles desiertas, todos comerían a esas horas y yo sin mi hija. A éstas alturas ya lloraba totalmente histérica y sin control "Zaraaaaaaaa, Zaraaaaaa" gritaba sin que nadie me respondiera. Poco me falto para hincarme y pedir al cielo que me devolvieran a mi princesita. En ese momento mi marido me alcanzó con el coche, me dijo que la niña estaba en el kinder.
Me subí de un salto, le pedí que me dejara en la avenida principal para caminar por el pasaje peatonal porque no podía esperar a rodear con el carro las dos manzanas que separaban ese lugar del kinder. Corrí como loca, los huesos y los pies me dolieron como si me los martillaran pero no aflojé el paso, una vez en la explanada afuera del salón volví a gritar "Zaraaaaaaaaa!!!" y salió su maestra con ella de la mano. La abracé mas fuerte que nunca, creo que hasta le hice un poco de daño, solté ahora si el llanto a grito abierto sin importarme la cara de susto de su maestra y la del otro grupo que se había quedado para ayudarnos en la horrosa búsqueda.
"No lo vuelvas a hacer m'ijita, por favor no me hagas ésto, dónde estabas?" fué lo primero que le dije con un llanto liberador. La maestra me explicó que la encontró en la avenida grande, la que conecta las dos ciudades grandes entre las que vivimos, a punto de volver a cruzar de regreso a casa "como? por qué?". La maestra siguió contando: "Zara me dijo que usted le ha explicado que no camine sola por la calle, que tiene que estar acompañada de otros niños, entonces ella decidió caminar con Florinda (chin! nunca odié al Chavo del Ocho como en ese momento!) y el detalle es que Florinda vive en el lado opuesto de la ciudad", terminó.
En eso llegó Christof corriendo, igual de histérico que yo unos minutos antes, llorando la abrazó y enojado le gritó que no se volviera a ir antes de que él llegara por ella (las dos semanas anteriores él la recogía y los dos caminaban juntos, pero a partir de ésta semana ella lo había empezado a hacer sola con los vecinitos, la verdad no sé porque hoy su hermano fué por ella). Una vez en casa la niña me dijo la verdad: Florinda le dijo que tenía un gatito muy bonito en su casa y Zara le pidió que se lo enseñara, caminaron juntas hasta la casa de la amiguita pero una vez ahí ella le dijo que no podía pasar porque su mamá se iba a enojar y no la iba a dejar entrar. Entonces Zara al no poder ver al gatito, iba de regreso a casa e iba en la dirección correcta cuando la maestra, que daba vueltas con su coche por el rumbo contrario a donde vivimos nosotros, la encontró tratando de cruzar la gran avenida.
Lo dicho, ella no estaba perdida, sabía perfectamente como regresar a casa. Lo que no sabía es que no puede ir a visitar a nadie sin mi permiso, cosa que yo jamás le advertí. No fué necesario regañarla ni castigarla, el susto de vernos a todos llorando e histéricos fué sufiente para que ella sola prometiera no volver a hacerlo. De cualquier forma, Christof se comprometió a pasar por ella todos los días y yo le advertí que no puede salir del kinder sin su hermano de la mano.
Después de comer, pasados unos diez minutos, mi madre me llamó por teléfono desde Monterrey. Allá serían las cuatro o cinco de la mañana y su voz sonaba todavía adormilada "cómo estás? estaba dormida pero te escuché gritar desesperada entre sueños e inmediatamente te marqué". Esa es la conexión que tengo con mi sacrosanta madre, para que luego digan que el instinto maternal no existe... aunque haya un océano de por medio.
Esos cuarenta minutos han sido los peores de mi vida, solo el hecho de pensar en no volver a ver a mi hija, me pone mal. Los recuerdo y los vuelvo a vivir, por eso ésta será la última vez que lo relate, para sacarlo de una vez y por todas. Parece que la tranquilidad ha vuelto a casa, bien dicen que a veces las cosas se juntan de un jalón, pero dos días seguidos como éstos creo que ya no podría aguantarlos. Además, ésto es solo el comienzo uno tiene ocho años y la otra cinco, hasta ahora los habíamos podido tener bajo control mientras dependían totalmente de nosotros pero ahora que pueden valerse un poco más por sí solos, la cosa se pone difícil. Qué razón tienen los suizos cuando dicen: "kleine Kinder, kleine Sorgen; grosse Kinder, grosse Sorgen".
Feliz finde!
P.D. Aprovecho para postear sus fotos del primer día de kinder.
Keru se y comprendo perfectamente la angustia y el dolor que debes haber sentido, tú y toda tu familia. Pero gracias a Dios esta bien y eso es lo que hay que ver ahorita. Un abrazo consolador y un gran beso.
ResponderBorrarKeru no sonara a consuelo pero amiga lo que nos falta por aprender, los sustos, las angustias, valor keru mucha fuerza, encomiendate a la Virgencita y vas a ver que tu camino como Mami sino fácil si va a ser muy bueno, te lo aseguro.
Mira que tú Mami sigue al pendiente de ti, ya ves ellas son la daga! y tú vas que vuelas!!!!.
Besotes!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Keru que bueno que no fue más que un susto, todos los padres pasamos por esas angustias, que se siente que se te sale el alma, pero celebro que tuvo un final feliz.
ResponderBorrarY tu mamá de verdad te escucho están ligadas las almas de los hij@s y los padres, más de madre a hija.
Saludos y un abraso
Dios! Que historia! Afortunadamente nada pasó ... se me puso la piel chinita!
ResponderBorrarsaludos
Mario
Ay Kerubina, que miedo!!! me imagino el terror...
ResponderBorrargracias a Dios todo estaba bien.
saludos!!!!
Bendito Dios que solo fue un susto, y Christof que lindo!! se ve que adora a su hermana dale un te para el susto, porque se ve que si se asustó mucho.....y tu mami!! que puedo decir...su corazón te escucho!!!
ResponderBorrarque esten bien, un abrazo!
Ay madre mía que susto!, conforme y iba leyendo se me hacía un nudo en la barriga.......no puedo imaginar cómo te sentiste, pero sí que te puedo asegurar que sé lo que sintió Zara al verlos así porque teniendo yo 5 años hice más o menos lo mismo.
ResponderBorrarHabía una combi (de esas de la VW) que mi mamá había contratado para que me recogiera y me llevara al Kinder y al regreso hiciera lo mismo.
En este entonces vivíamos en un bloque de pisos y una niña de un bloque vecino iba en la misma combi que yo.
Pues al segundo día de usar la dichosa combi, decidí (yo siempre tan independiente) comer con mi vecina, así sin más, sin avisar ni nada.
Mi mamá se volvió loca buscándome, llamó a la policía, mi papá que estaba de viaje tuvo que enterarse por teléfono y de voz de mi pobre madre que estaba histérica.
Al final me encontraron, me dieron unas buenas nalgadas y no volví a hacerlo :D
Lo siento Keru.
Un saludo :)
Que bueno que todo esta bien y que encontraste a tu hija... imagino la angustia que tenias.
ResponderBorrarUn abrazo desde Kansas!
Por fortuna no paso mas que un sustotote Keru y me alegro que todo este bien, impresionante lo que cuentas de tu mami, de verdad a las mamas no se les pasa una.
ResponderBorrarSaludos.
uy Keru...que susto pasaste con Zara!...pero que bueno que ahora ya todo está tranquilo.
ResponderBorrarDesde que los mios se van solos a la escuela y 30 min. despues no están en casa, me da casi taquicardia, me pongo nerviosa y mas de una vez he sacado el coche para irlos a buscar...y gracias a Dios, siempre los encuentro en el camino, vienen con calma y me ve con ojos de "que le pasa a mi mamá?"... ;)
Todo lo que nos espera...
te mando un beso y espero que nos veamos pronto...
Sufrimos todos contigo, por supuesto no con la misma intensidad pero que feo se siente, yo no tengo hijos, pero si hermanos menores y si cuando se te "pierden" es una angustia horrible, pobre de Christof lo entiendo, dan ganas de darles un zape a los hermanos pero mas ganas da de un abrazo, que bueno que del susto no pasó, un abrazo.
ResponderBorrarKeru que horror!!! ya me imagino todo lo que sentiste en esos momentos, es la cosa mas espantosa cuando uno empieza a tener esos pensamientos... afortunadamente Zara apareció sana y salva, pero el susto eso que ni que, nadie te lo quita... lo bueno es que como dices.. aprendió una lección y la verdad es una niña muy lista, no creo que lo vuelva a siquiera pensar.. me angustié mucho al irte leyendo, que horror... por cierto a mi se me perdió Maryfer hace como dos semanas, salio a la tienda y no regresaba, se fué a meter a la casa de la vecina y como el clima que tiene en su cuarto hace mucho ruido no escuchaba mis gritotes.. andabamos todos vueltos locos... pero al fin nos escuchó, tambien la buscamos por la colonia como media hora.. por eso te digo que se como te sentías yo también ya andaba llorando como loca por las calles, como están las cosas por acá no es para menos.. en fin.
ResponderBorrarUn beso azucarado para el susto Keru..
Nancy