junio 28, 2006

"En boca cerrada..."

Viajar en auto con los peques es toda una odisea, sobre todo cuando son dos y van juntos en los asientos de atrás (en sus sillas de seguridad, por supuesto): se pelean, gritan, juegan, etc. siempre haciendo un esándalo espantoso que parece que no ponen atención a nada, mas que a ellos mismos.

Normalmente, y como buena neurótica que soy, vivo haciendo corajes con los otros conductores y diciéndoles hasta de lo que se van a morir cuando me desesperan, con un lenguaje muy florido, - "Que al cabo ni me entienden" - (vivimos en la parte de habla alemena en Suiza, como recordarán). Lo malo es que yo pienso que mis hijos no se dan cuenta de lo que digo cuando hablo sola pues ellos van muy entretenidos; pero como ya tienen bien establecidos los dos idiomas y saben cuáles son las malas palabras en español, que por supuesto tienen prohibido decirlas, hoy me llevé tremenda sorpresa.

Pues bien, esta mañana llevaba en auto a mi hija al jardín de niños, porque esta en el pueblo próximo, ella tiene 3 años de edad, mi otro hijo tiene 6 y él va caminando porque va a otro colegio, muy cerca de nuestra casa. La calle que nos lleva hasta allá, es de dos sentidos y, después de pasar una curva, me sale un trailer de frente en mi mismo carril, estaba adelantando en curva y linea continua! Yo, que seguramente todavía vendría medio dormida, porque en otro momento le hubiera soltado una de la grandes - "Que al cabo que ni me entiende" -, solo atiné a decir -"Ay, mamacita!" -.
Mi hija, que llevaba la ventanilla abierta poco menos que la mitad, intentando sacar su cabecita (lo cual no pudo porque se lo impidió el cinturón), le grita con su vocecita de "princesa": - "PENDEJO!" -.

Primero, se me cortó el susto del camión, pero quedé en shock al escucharla decir esa palabra que en su boquita suena a palabrota, aunque para mi haya perdido el sentido que le damos en México, pues entre los latinos que conozco y que no son mexicanos, la dicen cuando se refieren a un jovencito o como el equivalente de tonto en nuestra cultura. Después, ya en el gimnasio cuando calentaba haciendo cycling, un poco relajada de las prisas y el susto, me puse a pensar en lo sucedido y me entró una vergüenza enorme conmigo misma, por un lado trato de educarlos en la cortesía y las buenas maneras y por otro les doy un ejemplo que no es coherente con esa educación. Así que desde hoy "En boca cerrada, no entran moscas"!

Como dijo Bugs Bunny: That's all folks!

3 comentarios:

  1. Anónimo8:36 p.m.

    ¡Al fin pude entrar a tu blog!
    por alguna razón me marcaba error.
    Confiésalo, al final te reíste de lo que dijo tu hija...Si después de todo la anécdota es bastante simpática.
    Yo siempre he dicho que los hijos son nuestro reflejo (aunque a veces no nos guste lo que veamos)

    Saludos desde acá hasta allá

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  2. Tienes toda la razón, en la noche que llegó mi marido se lo conté a carcajadas, claro que a él le hizo mucha gracia, no es tan analítico como yo.
    Muchas gracias por leerme, aunque tenemos estilos diferentes, espero que a ti tambien te guste lo que digo. Ah, y bienvenida!

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  3. Anónimo11:35 p.m.

    tan me gustó lo que ví que ya estás en "mis consentidos" ;-)

    seguiremos en contacto, saludos.

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